El ´rector´ deseado
El Gobierno andaluz ha conseguido su objetivo al lograr que un hombre con experiencia y solvencia como David Aguilar acepte capitanear el Milenio.
El flirteo que desde hace años mantenía el PSOE con el anterior rector de la Universidad de Granada (UGR) tenía que acabar bien, aunque sólo fuese por la insistencia en el cortejo. Tantas veces han percutido los dirigentes socialistas en su intento de convencer a David Aguilar que finalmente han conseguido el deseado ‘sí’ del veterano profesor. Aguilar, nacido en Jaén hace 56 años, ha dado su beneplácito y se hará cargo de uno de los proyectos más mimados por los representantes autonómicos: El Consorcio que debe encargarse de la celebración del Milenio del Reino de Granada, cuya fundación cumple los diez siglos de vida.
Atrás quedan, para el recuerdo, los intentos infructuosos de los dirigentes socialistas para que David Aguilar, un hombre de inmaculada trayectoria y sin duda respectado en la ciudad, llevase las riendas de la Consejería de Educación o fuese un hombre fuerte de la candidatura socialista al Ayuntamiento capitalino, proposiciones, rumores que nunca se materializaron. Aguilar dio ‘calabazas’ a quienes apostaban por él en el partido porque, fundamentalmente, es un hombre de universidad y no de política. Además, ya se sentía plenamente realizado tras alcanzar el Rectorado de su UGR, institución en la que entró a principios de los setenta como humilde estudiante de Medicina, de esos que tenían que compartir piso en Pedro Antonio de Alarcón con otros jóvenes, y en la que, más de tres décadas después, rubricó una ascendente y brillante trayectoria como respetado catedrático, loable investigador y rector.
El reto que se le presenta ahora, el del Milenio del Reino de Granada, no parece sencillo, puesto que hasta ahora ha despertado más curiosidad en la población y críticas políticas que alabanzas. Cierto es, no obstante, que el proyecto aún se encuentra en una fase embrionaria y que tan sólo parece claro el nombramiento del propio Aguilar como presidente del consorcio. El resto todavía está por llegar.
Eso sí, quienes esperan ver el Milenio convertido en éxito pueden estar tranquilos con el trabajo que puede desarrollar Aguilar al frente del mismo. A este catedrático de Anatomía Patológica en la Facultad de Medicina de la UGR, el centro más prestigiosos del campus granadino, le avalan sus ochos años al frente de la Universidad de Granada, una época en la que, casualidad o no, la institución académica dejó atrás tiempos de crisis y remontó el vuelo hasta recuperar uno de los puestos de privilegio del panorama universitario nacional. Quizás a algunos el logro les parezca menor, pero para una ciudad que ‘vive’ principalmente de la Alhambra y de sus 56.000 estudiantes se trata de algo fundamental.
Parece y es un hombre aplicado y solvente. Pocos borrones se pueden encontrar en su labor al frente de la UGR. Si acaso, el mayor de ellos es el de la pérdida de la rotativa del antiguo diario Patria, una joya patrimonial de principios del siglo XX que fue malvendida a un chatarrero jiennense. Se trata, en cualquier caso, de un hecho en el que él no tuvo responsabilidad directa y que no parece suficiente pecado para eclipsar al resto de su mandato. Es más, muchos de los que le criticaron duramente por esta penosa pérdida reconocieron poco después que tuvo arrestos a la hora de asumir públicamente un “error irrecuperable”, según él mismo llegó a manifestar. Se pueden contar con los dedos de las manos los dirigentes que asuman con tanta claridad su responsabilidad. El otro lado de la balanza, el de los aspectos positivos de su gestión universitaria, pesa más. Entre sus logros figura dar el empujón definitivo al campus universitario de Ciencias de la Salud.
Él se siente especialmente orgulloso de ello, igual que del incremento del prestigio de la institución. Por contra, en su despedida del Rectorado hace un año confesó que le quedaba una asignatura pendiente: No haber acabado con los crónicos problemas de infraestructuras de la UGR. Sus ‘peleas’ con el Ayuntamiento de Granada, gobernado por el PP, para conseguir más suelos y licencias de construcción, han sido continuas y muchas veces baldías. Y eso que no se trata de un hombre de ‘conflicto directo’, de eso que se ofuscan y se ‘calientan’. Aguilar, amante de escuchar música con los ojos cerrados o de cultivar las amistades comiendo tranquilamente en un restaurante, siempre ha preferido el diálogo, la palabra, ésa que maneja tan bien y que ha sido su valedora.
Probablemente en la lista de decepciones de este profesor que siempre se ha definido como “tradicional pero poco conservador” también se encuentran las elecciones al Rectorado del pasado año. Apostó por la continuidad, representada en las candidaturas de dos de sus vicerrectores, Luis Rico y Rafael Payá, pero ambos sucumbieron en la batalla electoral. A principios de este año decidió retirarse como es él, sin hacer mucho ruido. En septiembre volvió a sus clases para satisfacción de unos alumnos que le tienen entre los docentes más demandados –no todos los días te da clase un rector–. Sin embargo, el gusanillo de la gestión no estaba muerto del todo y finalmente aceptó la propuesta para presidir el Milenio. Hay ofertas que no se pueden rechazar.
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