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El principio de una lista interminable

Aún oigo viejos por estas calles saludándose al grito de “Arriba España”, aún se escupen banderas en la intimidad, aún se cuchichea sobre huesos bajo los árboles y, sin embargo, hay quien piensa que la idea de la herida está cerrada. Sólo la Universidad de Granada tiene ya una lista de más de 6.000 represaliados de su institución durante la Guerra Civil y la dictadura, y aún algunos sugieren que sólo son raíces secas. Garzón pide esa lista y otras muchas como si pudiera resolver el nudo de una vez, pero la empresa es tan abundante que ni diez jueces como él podrían dar paz a aquellos descansos en un tiempo razonable. Pero por lo menos el magistrado ha roto el hielo. Esa memoria fuera de foco que tienen algunos españoles para con la Memoria Histórica no hace otra cosa que demostrar objetivísimamente que en su día los malos ganaron la película.

La mayoría de sus muertos son héroes, dan nombre a más de una calle del régimen o llegan hasta el Vaticano en estandartes beatificadores; incluso están dispuestos a dar por olvidados los restos de otros franquistas perdidos, que también los hay, para no remover este barbecho mal cuidado que es nuestra historia reciente. Menos mal que en el Ayuntamiento de Granada, salvo algún hilo suelto que pendía desde Madrid, han obedecido la solicitud sin alegación alguna y, en un ejercicio de sentido común, se han remangado: Emucesa ya está investigando para hacer su lista. Y encontrarán en un tris los datos que muchos no pudieron encontrar en años, ya verás.

Las heridas, para que se curen de verdad, hay que tratarlas con escozor, no hay otra. Granada tiene también sus llagas en barrancos y muros, en distintas depresiones del terreno y en cajones con fotos de bordes troquelados. Granada está incluso encima de una falla, no lo olvides, y no me refiero a la geológica, sino a la que retumba desde Víznar por el mundo entero. Tan difícil me parece que a los nombres se le devuelvan sus restos que soy algo pesimista con la buena idea del juez Garzón, que llega con retraso, como casi todas las buenas ideas. Pueden cuestionar su metodología, su oportunismo, sus posibilidades de éxito… Pero que aún haya quien cuestione la necesidad de limpiar en España medio siglo XX y recuperar sus niveles de calcio, eso no lo voy a aceptar nunca.
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