El pedaleo está de moda
La asociación Granada al Pedal trabaja desde hace más de una década por equiparar Granada al resto de ciudades europeas en cuanto a la implantación del uso de la bicicleta
Igual de ágil que una motocicleta, tan sano y tonificante como un gimnasio y con un coste cero para los bolsillos. La bicicleta aporta multitud de beneficios para el usuario, a los que se suman las mejoras en el medio ambiente. Sólo realizando, por ejemplo, 20 kilómetros al día, un automóvil emite al año casi 1.250 kilos de dióxido de carbono a la atmósfera y las motos, más de 850, mientras que los ciclistas no contaminan. De ahí que el pedaleo se haya convertido en el medio de transporte de moda de los países de Europa, donde los niños acuden en sus bicicletas al colegio –con el respeto de los vehículos a motor– y los ejecutivos no temen miradas de desaprobación por dejar aparcado su turismo de alta gama en la cochera.
Conseguir que la ciudad se incorpore a esta lista de ´ciudades verdes´ es el objetivo de la asociación Granada al Pedal, que lleva desde 1996 apostando por el transporte ecológico. «Confío en que en unas décadas, los jóvenes cambien el modo de moverse por la ciudad. Las cosas caerán por su propio peso y cada vez más gente se irá incorporando al uso de la bicicleta», comenta el coordinador de la organización, Jesús García. Para ello, los miembros de la institución realizan talleres en colegios e institutos, organizan marchas reivindicativas, ofrecen cursos en la Universidad de Granada y editan un boletín que llega a más de 3.000 granadinos.
Sin embargo,aún queda un arduo camino para que llegue ese día en el que la bicicleta impere en las calles granadinas, como consecuencia de las políticas de fomento del transporte privado. De hecho, Granada sólo cuenta con unas pocas líneas de carril-bici ubicadas en zonas periféricas y no faltas de obstáculos y hasta ha llegado a eliminar algunas de las escasas existentes. La congestión circulatoria, la invasión de las vías reservadas a ciclistas por contenedores o vehículos en doble fila, las obras que afectan a toda la ciudad o el uso compartido de los carriles con autobuses y taxis dificultan el trayecto sobre los pedales. «Se supone que ir en bicicleta debe ser un acto relajado, pero en Granada los ciclistas se someten a una gran tensión», lamenta García.
Granada al Pedal insta a las Administraciones Públicas a que den un giro de 180 grados en sus planeamientos circulatorios hacia un modelo sostenible, especialmente en estas fechas en las que se celebra la Semana Europea de la Movilidad. «Deben darse cuenta de que cuantos más carriles y carreteras construyan más coches habrá y la solución pasa por tomar decisiones audaces y fomentar el transporte público con carriles protegidos y exclusivos para que el ciudadano pueda dejar el vehículo privado», argumenta el encargado de la organización, que propuso hace diez años una red de carriles-bicis para la ciudad que conecte de Norte a Sur y de Este a Oeste los distintos barrios, sin que la iniciativa prospere debido a la falta de ejecución pública. «Existe una Agenda 21 Local con buenas ideas, pero no se cumplen», critica García. El resultado, si todo sigue así, será «que Granada se quedará aislada», vaticina el coordinador de la asociación.
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