Inicio / Historico

El Parque de las Ciencias se reinventa

El Parque de las Ciencias se reinventa

Es el museo más visitado de andalucía y un referente de la divulgación científica en toda España. Los Príncipes inauguran hoy las instalaciones de la cuarta fase del Parque de las Ciencias.

Los Príncipes de Asturias inauguran hoy la cuarta fase del Parque de las Ciencias. Es su ampliación más ambiciosa y le supone entrar en la lista de los grandes museos europeos. El edificio de Ferrater, Jiménez Artacho y Brasa muestra sus mejores galas para su apertura oficial.

El Parque de las Ciencias organizó ayer un «pequeño maratón» a un nutrido grupos de periodistas de dentro y fuera de la provincia con el objetivo de poder visitar con tranquilidad las estancias que hoy estarán supeditadas al estricto protocolo de la Casa Real.

Tras el crecimiento que supone el proyecto ´Con luz propia´ que ocupa casi 50.000 metros cuadrados, el museo de divulgación científica andaluz alcanza los 70.000 metros cuadrados. En ellos se podrán visitar más de cuatrocientas propuestas interactivas científicas.

Esas que encandilan a los chavales cuando llegan en sus excursiones escolares. Y que seguirán encandilándoles a ellos y también a los adultos, al público general al que se dirigen propuestas divulgativas como las que contienen los pabellones mostrados ayer a la prensa.

Todos están en el nuevo área del museo conocida como el macroscopio: Tecno Foro, Al-Andalus y la ciencia, Cultura de la prevención, Viaje al cuerpo humano y el pabellón de exposiciones temporales. La idea que subyace a todo la explicó brevemente el director del museo, Ernesto Páramo, en el nuevo auditorio: la divulgación, que nace desde «la convicción de que en la sociedad contemporánea, para ser libres, toda la población debe tener acceso a la cultura científica».

El museo se ha reinventado, ha renacido, y por ello el público entrará ahora por un nuevo acceso que da lugar a un impresionante vestíbulo desde el que se puede contemplar, al otro lado del edificio y en el exterior, el bosque de los sentidos.
«Se trata de prolongar la calle dentro del edificio», explicó Eduardo Jiménez Artacho. Una vez dentro, el visitante puede pasear por las amplias partes públicas del museo sin entrar en ningún pabellón o exposición. Estos espacios están todos expuestos a la luz natural mientras que las exposiciones están a oscuras. Recibirán su iluminación en gran parte de las placas fotovoltaícas distribuidas por toda la cuarta fase.

El arquitecto también explicó que la idea es que el visitante pueda ver los contenidos «desde distintos puntos de vista», experimentando diferentes «estados psicológicos». Como el que se experimenta arriba, a la salida de los tres microcines en los que se organizarán ciclos de documentales científicos y de jóvenes realizadores. Cuando se contemplan los sinuosos repliegues descendentes del techo del museo hasta perderse en la calle.

Hay vistas de la Sierra, la Alhambra y la Vega espectaculares desde las estancias superiores. Y hay, además de estas ventanas a Granada, ventanas a la ciencia. Son laboratorios en los que grupos de científicos harán su trabajo a la vista del público. Trasladarán la ciencia a la calle. Como ayer hacía, en una muestra para los periodistas, Javier Hernández, del Departamento de Óptica de la Universidad de Granada.

Explicaba que «no vemos la polarización de la luz» y que ellos trabajan a oscuras en sus laboratorios. Reproducir las condiciones de trabajo en esta ventana de la ciencia era complicado. Pero posible con aparatos como esas gafas que simulan cómo ve un daltónico.

La física de partículas también tiene su sitio en el taller Newton. Allí se puede ver cualquier micropartícula de las millones que atraviesan el cuerpo humano a cada instante y que son invisibles. No para la cámara de niebla instalada junto a un par de mesas en las que se pueden ver aparatos y útiles de la vida diaria de los científicos. La sala servirá para experiencias públicas y formación de profesores.
Es la misma filosofía del Parque de siempre, el que lleva funcionando desde 1995 y se amplió en 1998 y 2001. Ahora tiene entidad de museo internacional, más espacio y más posibilidades para no perder el tren de las nuevas técnicas divulgativas. Es, además, un espacio de la ciudad. Se ha construido territorio ciudadano. Y se ha comunicado con elementos esenciales como el Genil.

Al río se le ha «rendido pleitesía», señalaba Jiménez Artacho ayer al mediodía. La fachada que asoma al Genil es móvil, permite «que el edificio hable». Que recoja, además, la luz natural pero sin absorber toda la carga térmica del sol del verano. Los contenidos fueron tomando cuerpo a medida que avanzaba la visita. No era fácil. La elección de material para exponer es muy compleja en este tipo de museos imponentes. Encontrar el equilibrio y las exposiciones adecuadas medirán en toda su dimensión el éxito de esta cuarta fase.

El pabellón Tecnoforo ha apostado para empezar por un demoledor dinosaurio colgante de Enrique Lanz. Más pequeños pero también entretenidos y didácticos son los cuarenta de los doscientos autómatas que están expuestos en este área del macroscopio del Parque que también cuenta con obras de Norman Took más basadas en la ingeniería.

Muy celebradas fueron también las propuestas del pabellón Viaje al cuerpo humano. La técnica de la plastinación o la mesa en la que sobre un esqueleto de perro se analizan cuestiones de anatomía a la antigua usanza gustarán a un público cada vez más concienciado por la salud.

Se pueden comparar esqueletos y corazones humanos con los de otros animales. Hay propuestas interactivas de medicina virtual que atraerán también a expertos. El mundo de la seguridad en el trabajo, y en la vida en general, tendrá, por su parte, un referente en otro de los pabellones presentados ayer. Es el comisariado por José Millán. Es el primer museo de estas características en España. En Europa, sólo existe uno en Alemania.

De allí procede la idea del marcador de accidentes en tiempo real producidos en el hogar, el trabajo y en las carreteras. La cifra aumenta por minutos o por segundos dependiendo del momento. Ayer marcaba, y el contador echó a andar en enero de este año, 1.856.739 siniestros. Millán espera que roce los dos millones a finales de año.

Mantiene que «se llega con hábitos insaludables al mundo del trabajo». Hay coches destrozados y actividades que harán las delicias de niños y mayores como una en que se simula un accidente en la que el visitante puede estar de copiloto. Si no se pone el cinturón, no funciona.

La primera causa de accidentes es el sobreesfuerzo. Las malas posturas también tienen su hueco en el pabellón. Éste y el anterior muestran la manera de comunicar la ciencia pegada a la calle, haciendo ver al ciudadano que en los asuntos cotidianos está la clave de todo, lo bueno y lo malo, y que todo es ciencia.

La jornada finalizaba anoche con la visita de ilustres de la divulgación científica a las instalaciones que hoy inauguran los Príncipes de Asturias. Así, directores o altos responsables de centros como el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia, el Planetario de Madrid, la Fundación Dinópolis de Teruel, o el American Museum of Natural History de Nueva York.

El director de este último, David Harvey, destacó que el Parque «podrá albergar exposiciones internacionales de todos los formatos o colaborar con cualquier museo del ámbito nacional e internacional».
Descargar