El desastre de Aznalcóllar, similar a la extinción del Cretácico
Científicos de la Universidad de Granada han comparado, en un artículo publicado en la revista «Geobiology», el desastre del vertido de Aznalcóllar (Sevilla) con la extinción masiva del Cretácico para profundizar en «cómo se recuperan los ecosistemas» tras una catástrofe natural.
El Cretácico es el tercer y último período de la era mesozoica, que abarca desde hace 144 millones de años hasta hace 65 millones de años, y se caracterizó por el levantamiento de las grandes cordilleras del Himalaya y los Andes, la aparición de las plantas con flores y la extinción de los dinosaurios.
Hasta ahora los científicos estudiaban el registro fósil para analizar la respuesta de los organismos a los grandes cambios ambientales del pasado, como la extinción masiva de especies del Cretácico hace 65 millones de años, mientras que con esta línea de investigación se trata de compararlo con desastres naturales de nuestro tiempo.
Estas catástrofes «también han implicado un cambio brusco en el medio ecológico» y, por tanto, «han tenido una gran incidencia en los organismos», ha explicado en un comunicado Francisco Javier Rodríguez-Tovar, autor principal del trabajo e investigador del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la universidad.
La ruptura de la mina de pirita de Aznalcóllar provocó el 25 de abril de 1998 un vertido de cuatro millones de metros cúbicos de agua ácida y un millón de metros cúbicos de material de desecho con altas concentraciones en elementos tóxicos que afectaron a más de 4.500 hectáreas de los ríos Agrio y Guadiamar y de los terrenos de alrededor.
Los científicos han señalado varias similitudes entre este suceso y el del Cretácico como los altos niveles de componentes tóxicos, y la existencia de una capa contaminada que cubrió el área afectada, pero también diferencias como la reacción tras la catástrofe, «mucho más rápida en Aznalcóllar», y el área implicada, que fue «de escala mundial en lo que respecta al evento del límite Cretácico-Terciario».
Gracias a las capas de lodo que no se habían retirado de la zona, los científicos pudieron hacer diversos experimentos, como un análisis geoquímico que ha demostrado que «la contaminación aún es importante, con altas concentraciones de elementos tóxicos, y altos valores de acidez», ha subrayado el paleontólogo.
Pero menos de diez años después del desastre, los científicos reconocieron rastros y hormigueros realizados por Tapinoma nigerrima, una especie con un carácter agresivo y un comportamiento oportunista.
El carácter oportunista, la agresividad, y la independencia de esta hormiga ha sido comparada con las del organismo generador de Chondrites, una traza fósil registrada cerca de la capa roja relacionada con el cráter en Chixulub (México), y que fue producto del impacto del meteorito que produjo la extinción en el Cretácico-Terciario.
A partir de los datos sobre trazas fósiles y de la comparación con desastres actuales, los científicos han podido demostrar que «el inicio de la recuperación de la comunidad tras la extinción en masa» de hace 65 millones de años «fue comparativamente rápido».
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