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´Cualquier bobada del cine actual puede llegar a obra maestra´

´Cualquier bobada del cine actual puede llegar a obra maestra´

Juan de Dios Salas, director del Cine Club de la Universidad de Granada, ha contestado las preguntas de los lectores recibidas durante la semana. Consulte el conjunto de sus interesantes respuestas sobre diversos asuntos relacionados con el cine.

Hay un perfil concreto de usuario del cineclub o es un público heterogéneo? Gracias
– Aunque al ser una actividad organizada por la Universidad, la presencia de público universitario es la más abundante, desde hace bastantes años el Cine Club es el lugar de encuentro de un buen número de aficionados al cine de Granada que, ante el desierto en cuanto a oferta cinematográfica en que se ha convertido la ciudad, buscan “refugio” en el Cine Club y lo han hecho su oasis particular.
Así pues, en este momento, podemos hablar de que tenemos una proporción de 60/40 entre universitarios y no universitarios.

– ¿Cuáles son, a su juicio, el mejor director, el mejor actor, la mejor actriz y la mejor película de la historia del cine?
– La gran y eterna pregunta…por mi parte imposible de responder. Nadie al que le guste, interese, apasione “realmente” el cine –y resalto esta palabra porque hay que diferenciarlo de quien va al cine de vez en cuando o ve películas esporádicamente-, al igual que al que le gusta “realmente” la fotografía, la pintura, la literatura, la música… puede responder con rotundidad a esas preguntas. Y si lo hace…entonces pienso que no le gusta tanto esa materia como dice.
Tengo 100 respuestas diferentes para cada una de esas preguntas en función de décadas, géneros, países… Así que lo que puedo responder hoy, ahora, sin pensar mucho, lo primero que se me viene a la cabeza, seguramente atendiendo a lo que he visto hace poco o sobre lo que estoy trabajando, sería:
Uno de los mejores directores: Jacques Tourneur
Uno de los mejores actores: Gregory Peck
Una de las mejores actrices: Audrey Hepburn
Una de las mejores películas: Cuatro hijos (Four sons, 1928) de John Ford

– ¿Qué ha ganado esta ciudad con los festivales del tipo Cines del Sur o Retroback, además del ya existente de Jóvenes Realizadores? ¿Y qué ha perdido con el cierre encubierto de salas como Granada 10? Por favor, mójate. ¡Soy fan tuyo!
– Son dos cuestiones que creo hay que tratar por separado, porque si no parecería que una influye sobre la otra.
Desde hace ya más de una década, Granada se ha convertido en un páramo en lo referido a la existencia de una variada programación cinematográfica. Así pues la existencia de esos festivales – y muchos más que se hicieran: yo propondría uno al mes; convertirnos en “Granada, la ciudad donde el cine nunca duerme”- viene a cubrir, parcialmente, ese inmenso vacío. De verdad, muy agradecido a sus responsables –artísticos y económicos- por todos esos eventos.
Pero aún así ese vacío no se cubre. Porque entre festival y festival ¿qué hay? Nada. O por decir mejor, sólo los esfuerzos por ofrecer “otro cine” –no hablo de mejor, ni peor, simplemente otro cine: sea clásico o de cinematografías más desconocidas- u otra manera de ver cine –en versión original subtitulada, sin un concierto de palomiteros/as y cocacoleros/as atronando en dolby surround a tu alrededor o de individuos/as que se creen que están en el salón de su casa y comentan a voces la película- que propone desde hace poco Filmoteca de Andalucía y, desde hace décadas, Cine Club Universitario y Cine Club “El Sur” de la Diputación. Y nada más.
Por tanto, la desaparición de la sala Granada 10 -que no era el mejor espacio para ver cine, pero donde al menos se podía ver otro cine- o peor aún, del Cine Aliatar –tremendo que eso haya pasado. Y no entro en lo que se ha hecho con el espacio que no me parece mal, incluso se agradece que hayan conservado la estructura del antiguo cine; hablo de la desaparición de la función que cumplía-, es de una gravedad sin límites y deberíamos de reflexionar mucho sobre ello: ¿no tiene Granada público para hacer que esos negocios se mantengan? ¿No tienen los empresarios paciencia/medios para mantener esos negocios? ¿Se está acatetando la ciudad –o lo estaba ya hace décadas- y el público sólo responde a golpe de festival, focos, alfombras rosas, rojas o verdes o, lo que es lo mismo, al público sólo le interesa el cómo y dónde proyectas y no el qué proyectas?…

– ¿Cuál es el criterio que siguen para elegir la programación del Cine Club?
– Digamos que hay dos criterios: uno personal y otro impuesto.
El personal es mi idea de que el Cine Club cumpla una función didáctica, es decir que enseñe, a quien quiera conocerla, la historia pasada y presente del cine. De ahí los ciclos que vuelven a traer, en pantalla grande, clásicos de todos los tiempos y nacionalidades o proyecciones de títulos que no tiene hueco en las salas comerciales de la ciudad. Y todo ello en versión original subtitulada.
Pero este criterio principal se ve condicionado por una tremenda imposición externa: no todo lo que quisieras poner está disponible. En el Cine Club proyectamos en formato cine, en formato bobina, como los cines comerciales y, claro, por ejemplo no todos los clásicos que se quieren poner están en ese formato y/o además subtitulados.
Para paliar de alguna manera este impedimento hemos creado desde este año una sala alternativa donde proyectamos en formato DVD y así podemos tener acceso a una mayor variedad de títulos.

– Para empezar fuerte….Audrey Hepburn? Salva
– Excelente intérprete tanto en los registros más amables –comedias más o menos agridulces de Wilder, Wyler, Edwards, Donen- como en intensos papeles dramáticos de los cuales, curiosamente, se suele hablar poco –Historia de una monja, La calumnia, Los que no perdonan, Guerra y Paz, Sola en la oscuridad-.
Icono de una manera de entender el cine: el cine norteamericano de los 50 y 60.
Un rostro y un cuerpo únicos para dar vida a los inolvidables personajes protagonistas de Desayuno con diamantes y de la magistral y nunca suficientemente alabada Dos en la carretera.
La encarnación de un “ángel” para los maestros Donen (Una cara con ángel) y Spielberg (Always).
Y una de mis actrices favoritas, por supuesto.

– En su opinión, ¿cúal es el mayor avance de los últimos años en el mundo del cine? ¿Ha perdido parte de su magia con tantos efectos especiales, ordenadores…?
Respecto a lo primero pienso que es el uso de la informática y de las mejoras en la calidad de imagen y de sonido para dar más empaque, más dramatismo a determinadas historias. En definitiva, el uso de las nuevas tecnologías al servicio del arte.
Y sí -precisamente por esto mismo-, por supuesto que ha perdido parte de la magia. El cine y sobre todo el público han perdido muchos grados de inocencia. Ya todo tiene que ser tremendamente hiperrealista; el sonido de las películas tiene que atronar y tener mil efectos. Sin que a veces ni una cosa ni otra aporte nada a la historia. Es decir en muchos films se ha supeditado la narración –de poco o nulo interés y pobre realización- a todo un despliegue de tecnologías. En definitiva, por desgracia hay muchos ejemplos del arte al servicio de los píxeles.

– ¿Qué le parece que la ciudad de Granada dedique fondos para organizar un festival de cine «retro»\’. ¿Cuál sería su propuesta?
– Excelente. De las mejores propuestas cinematográficas que se han podido hacer. No se puede entender el cine actual sin conocer el cine clásico mundial. La memoria histórica es un concepto absolutamente necesario en el mundo del cine. Y el enorme desconocimiento que existe entre las jóvenes –y no tan jóvenes- generaciones sobre esos cimientos esenciales del séptimo arte, hace que cualquier bobada o mediocridad reciente se encumbre como obra maestra cuando sus méritos son más que limitados y la exaltación que genera sea resultado no de su valía real si no de la ignorancia e incultura cinematográficas de quienes la valoran.
Así que deseo larga vida al festival de Cine Clásico y que siga con el buen criterio y calidad de contenidos manifestado en esta primera edición.

– ¿Dónde se puede encontrar información para apuntarse a los cursos que organiza el Cine Club de la universidad? ¿teneís alguno previsto?
– Habitualmente hay carteles anunciándolos en todas las facultades, un par de semanas antes de que empiecen. E información en prensa y en los diferentes fanzines y revistas de actividades culturales que abundan por la ciudad. Por supuesto en la pagina web de la Universidad, y en concreto en la del Cine Club. Y para información más personalizada y al día, llamando al Secretariado de Extensión Universitaria.
Lo más inmediato ahora en mayo, un curso dedicado al cine negro que será completado con un ciclo de proyecciones sobre este género repartidas entre la sala del Cine Club –Aula Magna de la Facultad de Ciencias- y el Auditorio del Parque de las Ciencias.

– ¿Qué le parece que una mujer del cine sea la nueva ministra de Cultura?
– Ni bien ni mal. Me es indistinto que sea hombre o mujer. Lo que interesa y espero es que haga bien su trabajo. Que sepa estar a la altura del puesto de responsabilidad para la que ha sido elegida.

– ¿Está lo suficientemente reconocida la figura de Val del Omar?
– No. Por supuesto que lo es mucho más de lo que era hace unos años: en eso la labor desarrollada por Filmoteca de Andalucía, con José Luís Chacón al frente, fue fundamental.
Pero dado el enorme legado creativo de este hombre, tanto desde un punto de vista artístico como técnico, su reconocimiento público, el necesario conocimiento y prestigio que debería tener entre todos los interesados por la cultura de este país, sigue siendo limitado.

– Mi novia y yo tuvimos un intercambio de opiniones sobre la película Leolo: yo me dormí y a ella le encanto. ¿Alguna opinión al respecto? Gracias, eres un tío genial¡
– Hace años que no la he vuelto a ver. Pero en su momento y poco tiempo después, sí que la vi con cierta frecuencia –tengo amistades a las que también le gusta-. Y en todas las ocasiones mi reacción no fue precisamente la de somnolencia sino la de irritación – a mí las películas que me molestan, me molestan sin paliativos-.
Sin negarle varios momentos inspirados de puesta en escena, Leolo siempre me ha parecido un insufrible ejercicio de pedantería y pretensiones muy mal digeridas por su malogrado director. Esa historia del niño poeta que vive en un mundo ruin está contada con un despliegue de desmadres visuales y de “salidas de pata de banco” tales, que sólo veo posible entender la fascinación que despierta por la historia que cuenta –muy atractiva si hubiera sido contada de otra manera- y no por su aparatosa y falsamente epatante puesta en escena.
Ahora bien, dicho esto desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, los gustos personales son sagrados y ni yo ni el mismísimo director que resucitara nos pueden ni deben convencer, de si mi gusto es -respecto a esto o a aquello- mejor o peor. Soy yo como espectador con criterio, el que tengo que diferenciar, gracias a mis conocimientos y formación sobre el arte en cuestión, si una obra está bien o mal hecha, independientemente de que me guste más o menos o de que yo tenga “mejor o peor gusto”.
Así que os recomiendo que ni a ti Leolo te quite el sueño, ni a tu novia su fascinación.
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