Amelina Correa rescata al protagonista real de ´Luces de Bohemia´
La profesora de Literatura de la Universidad de Granada Amelina Correa presentó ayer su libro ‘Alejandro Sawa, luces de bohemia’ (Fundación Lara), una obra en la que repasa la vida de Alejandro Sawa, un personaje de carne y hueso que le inspiró para crear al inmortal Max Estrella, protagonista de ‘Luces de bohemia’.
Amelina Correa, fiel a su línea de trabajo dirigida a la “recuperación” de autores considerados “fuera de la norma”, obtuvo con este trabajo el Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2008, y en la que descubre la vida de “un andaluz hiperbólico capaz de matarse por una metáfora” a través de testimonios de amigos, críticos y, por supuesto, de sus propios textos.
Valle-Inclán, según asegura Correa, “se sintió muy identificado con el modo de vida de Sawa y también con su literatura”, que, debido al carácter bohemio que nunca le abandonó, no alcanzó el éxito, ya que “siempre pensó en la literatura en abstracto, nunca como algo útil. Era incapaz de considerar plegarse o venderse, era insobornable y esto contribuyó a que no triunfara”, destaca la profesora y escritora.
No obstante, a Sawa le molestaba que le identificaran con los bohemios sucios y a pesar de su pobreza, que le llevó hasta a empeñar su ropa, cuidaba especialmente su imagen. “La amplitud y calidad de las relaciones literarias y artísticas de Alejandro Sawa –nacido en Sevilla y criado en Málaga– se puede rastrear a través de libros de memorias y epistolarios de la época aunque para la mayoría de conocedores de las letras hispanas ha pasado a la historia como inspirador del personaje protagonista de ‘Luces de Bohemia’, explica la autora, que señala que se se inició en las letras en Málaga, para ir después a “ese imán que era el Madrid finisecular y, durante un corto periodo de su vida, a París”.
El carácter de Alejandro Sawa, según la investigadora, era “apasionado hasta la exaltación” con un “fuerte espíritu de crítica social y atento en toda ocasión a las injusticias”, algo que, entiende Correa, “condicionó en buena medida su carrera como escritor ya que, según el mismo reconoció, ‘los periódicos se asustan de algo que hay en mis escritos, y que yo no quiero tachar’”.
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