– Un oasis en el hospital.
Familiares de niños asturianos con cáncer divulgan el funcionamiento de la unidad de oncología pediátrica del Central.
«Un oasis en el hospital, un mundo con un trato excelente». Así define Roberto Viejo, secretario de Galbán (Asociación de familias de niños con cáncer del Principado), la planta de oncología infantil del Hospital Central de Asturias. Un espacio en el que «la palabra cáncer asusta más a los padres que a los hijos. Los niños no se quejan salvo en las pruebas dolorosas o molestas; luego, inmediatamente, vuelven a intentar hacer vida normal», explica Graciela Etchegoyen, vicepresidenta de Galbán y madre de un enfermo, quien agrega que Galbán «procura a las familias sensación de amparo y fuerza a la hora de luchar».
Una media de 14 niños y adolescentes son diagnosticados de cáncer cada año en Asturias (250.000 en todo el mundo). En ese momento, para ellos y sus familias comienza una intensa lucha contra la enfermedad. Las estadísticas hablan de un porcentaje de curación mucho más alto que en adultos, que llega a alcanzar tasas de supervivencia del 70 por ciento en los países desarrollados.
Aun así, el camino que deben recorrer es, a menudo, largo y traumático. Marisa Álvarez Izquierdo, enfermera del Central, reconoce que el trabajo en esta unidad «es muy estresante, pero a la vez muy gratificante».
La calidad de vida en todas las etapas de la enfermedad y la lucha contra el aislamiento social -un problema puesto de relieve por un estudio desarrollado por el departamento de Antropología de la Universidad de Granada- se convierten entonces en retos fundamentales. Y son aspectos particularmente enfatizados por Galbán, que ayer celebró en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo la I Jornada de información y divulgación sobre el cáncer infantil, patrocinada por la Fundación «Inocente Inocente» en colaboración con el Ayuntamiento de Oviedo.
Según Roberto Viejo, el objetivo era «reunir al equipo multidisciplinar que se ocupa de esta enfermedad y que incluye oncohematólogos, psiquiatras, psicólogos, enfermeros, pediatras, auxiliares, asistentes sociales y voluntarios» en una jornada inaugurada por Mario González, gerente del Hospital Central de Asturias.
La asociación, que cuenta con 132 socios, de los cuales 39 son padres de niños afectados por la enfermedad, ha cosechado logros importantes desde su creación en 2001, como la puesta en marcha del llamado «Programa piso de acogida» patrocinado por la Obra Social de Cajastur, que pone una vivienda a disposición de las familias de enfermos que no residen en Oviedo.
Igualmente relevante para Viejo es el papel que desempeña el «aula hospitalaria» ante el desafío de que los niños no pierdan el ritmo de sus estudios. En marcha desde 1997, el aula se ve beneficiada por la implantación de nuevas tecnologías, como es el caso del acceso a internet en las habitaciones de oncología, y la próxima implantación de los llamados «Tablet PC», ordenadores que incorporan una pizarra digital que facilita su manejo por parte de los niños, dentro del proyecto «Aula Digital» de Educastur. Todo ello es importante, según Olga Somoano, maestra del aula hospitalaria del Central, «no sólo porque permite a los pacientes comunicarse, sino como medio de aprendizaje».
Galbán se encarga de conseguir ayudas para las familias con problemas económicos. Asimismo, impulsa la colaboración de una treintena de voluntarios, en su mayoría estudiantes y, en algunos casos, supervivientes de la enfermedad, que acuden tres veces por semana al hospital para organizar actividades de animación para los niños. Alexia Arroyo, una joven enfermera que desempeña tareas de voluntaria, comenta que «nuestra presencia es distinta, no hablamos de sus situaciones, simplemente vamos a jugar y acompañarles».
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