AVILÉS
Se suspende la exposición del «Titanic» por falta de apoyos institucionales
Foto
Ampliar
La vieja y decrépita máquina de vapor que era Oficina de Turismo en Salinas.
Servicios
Enviar esta noticia Enviar esta página
Imprimir esta noticia Imprimir esta página
Contacte con nosotros Contactar
Anterior Volver Siguiente
Multimedia
Imágenes Imágenes
Los Amigos del Museo de La Peñona rechazaron asumir el pago de un canon
Los organizadores de la exposición sobre el trasatlántico «Titanic», que son los Amigos del Museo de las Anclas Marítimas «Philippe Cousteau», han decidido suspender de manera drástica e inesperada la anunciada exposición sobre esta grandísima embarcación, siniestrada en aguas del océano Atlántico y prevista para ser inaugurada el día 15 del mes de abril del año próximo, en vista de la nula ayuda y colaboración que han encontrado tanto en el gobierno municipal del Ayuntamiento de Castrillón como en otras entidades oficiales, sociales y económicas de Asturias y de la comarca avilesina.
En el mismo momento en el que, hace unas fechas, se les comunicó que habrían de pagar un canon por situar esta muestra del centenario del hundimiento del «Titanic» en el exterior de la Biblioteca Municipal de Salinas, los Amigos del Museo se pusieron en contacto con la compañía Titanic Century 2012 para hacerles saber su decisión firme e irrevocable de no ofrecer al público asturiano esta muestra, que tantísimo éxito ha obtenido en todas las capitales en las que ha sido y es expuesta actualmente.
Lo que sí se mantiene dentro del programa que nosotros les anunciamos a ustedes el pasado jueves, día 21, es la colocación de un ancla del «Titanic» en el Museo de La Peñona, acto que tendrá lugar el día 15 de abril de 2007 y al que asistirá el presidente de la Titanic Century 2012, don Jesús Ferreiro, al que se le nombrará socio de honor de los Amigos del Museo de Anclas Marítimas «Philippe Cousteau».
Es una verdadera lástima que se haya suspendido esta exposición, en la que se podría contemplar la tragedia del «Titanic», estructurada en tres grandes bloques: 1) visión de los objetos originales recuperados tras el hundimiento; 2) la verdadera historia de este grandioso trasatlántico, investigada por el historiador C. G. Wetterholm y relatada a través de diversos espacios que conforman la muestra; y 3), la recreación de importantes zonas del «Titanic», de forma que el espectador pueda conocer cómo era la gran escalinata de proa, las puertas estancas, un camarote de primera y otro de tercera clase, una de las hélices e incluso se podría tocar un iceberg.
El «Titanic» -del que era propietaria la firma inglesa White Star Line- fue, allá en los comienzos del año 1912, el buque más grande y lujoso que existía. Partió del puerto inglés de Southampton el día 11 de abril de ese año. A bordo iban unas 2.200 personas, tripulación incluida. Su destino era Nueva York, puerto al que nunca llegaría, porque la embarcación colisionó con un inmenso iceberg que la partió en dos.
En el naufragio perecieron más de 1.500 personas, entre ellas el capitán, Edward J. Smith, mientras que otras 705 eran salvadas por el buque «Carpathia», que acudió en su auxilio. Los restos de aquel grandioso trasatlántico reposan ahora a 4.000 metros de profundidad, en aguas del Atlántico. Esta tragedia marítima fue llevada en varias ocasiones al cine y a la televisión con cintas tan emblemáticas como la espectacular «Titanic», ganadora de un montón de «Oscar», y la inglesa titulada «La última noche del Titanic», que para muchos cinéfilos es la mejor y más fiel a la historia de todas cuántas versiones se han rodado hasta la fecha.
Lo que uno no se acaba de explicar muy bien es por qué en otros lugares, como es el actual caso de Granada, los organizadores de esta exposición cuentan con el apoyo de todas las instituciones oficiales de la comunidad autónoma andaluza, de las municipales, de entidades financieras, de la Universidad granadina y hasta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y, en cambio, en la comarca de Avilés, cuando alguien que no sea oficial trata de poner en pie un proyecto tan atractivo como era esta muestra sobre el «Titanic» lo único que encuentra en su camino son puertas cerradas a cal y canto.
l ¿Esperan a que ocurra un accidente?
Cerca del restaurante Piemonte, en Salinas, hasta hace unos meses había, y sigue habiendo, una máquina de vapor que hacía las veces de Oficina de Turismo. Por vejez y por decrepitud se dejó de utilizar como tal, pero la máquina no se retiró y ahora constituye un peligro para la integridad física de los niños, que se suben a ella a jugar. Para retirarla, ¿acaso se espera a que haya un accidente?
Inicio de página
Descargar