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«Me rebelo contra quien piensa que en la clínica fabricamos niños para investigar»

«Me rebelo contra quien piensa que en la clínica fabricamos niños para investigar»

«Me cuesta entender que haya tantos abortos con las posibilidades y la información que hay hoy en día»

Viene de la página 12

-¿El otro lado de la moneda?

-Es que después de 20 años de trabajo y de haber tratado a cientos de mujeres, muchas de las cuales tienen su niño gracias a estas técnicas, por la calle te saludan muy pocas. Porque todavía no quieren que te relacionen con ellas. Estuviste en momentos íntimos de su vida, ahí metido, en medio. Y piensan que saludándome, los demás -amigos, allegados, conocidos…- pueden saber que sus hijos son fruto de fecundación in vitro y no es algo que, a día de hoy, todo el mundo tenga asumido. No son todas, desde luego. Otras van por la clínica, te llevan los niños y te hacen sentir muy bien. Pero en el caso de las que no saludan, no es algo que me moleste. Es un tema muy privado y lo respeto.

-Y el otro momento duro será con los fracasos…

-Efectivamente. Esta es una especialidad tan puñetera que consideramos un éxito el tener un 40 por ciento de tasas de embarazo-transferencia. Es decir, que de cada vez que metemos embriones a una mujer, para nosotros es un éxito que se embaracen cuatro de cada diez mujeres. El éxito no nos hace olvidarnos de las otras seis que también lo estaban deseando.

-Después de 20 años de existencia de la clínica. ¿Cuántos niños?

-Estamos intentando hacer esa estadística para la celebración del aniversario y aún no lo sé concretar. Sí sé que todos ellos son un orgullo para nosotros.

-¿Un 40 por ciento es un buen porcentaje?

-Es muy bueno. Lo firmaría cualquiera. Y eso teniendo en cuenta que metemos en el mismo bloque de análisis a las mujeres de veintitantos que recurren a nosotros, que hay muy pocas, la verdad, y a las de más de 40 que es un grupo en el que baja muchísimo el porcentaje de embarazo con sus óvulos.

-¿Es mejor o peor porcentaje que el que se daría de modo natural?

-En la década de los 80 teníamos un 20 por ciento de embarazo-transferencia y se decía que igualábamos a la naturaleza. Porque una pareja en condiciones normales, sin problema de fertilidad, las posibilidades que tiene de quedarse embarazada en un mes está en torno a ese 20%. Con la fecundación in vitro, en los años 80, alcanzamos ese porcentaje. Una década después llegamos al 30% y ahora rondamos el 40% de posibilidades de éxito.

-Recurrir a la reproducción asistida puede llegar a ser muy duro y muy largo. ¿No?

-Se asume de una forma u otra dependiendo del carácter de cada pareja. Las técnicas de reproducción no duelen, pero la cabeza se pone a mil por hora. Y eso supone que hay mucha gente con la que tenemos que tener cuidado, ser muy cautelosos, porque tratamos de beneficiarlas, no de perjudicar. Lo cierto es que nadie se plantea, a priori, que tengan problemas de fertilidad. Así que una pareja joven puede haber dejado pasar el tiempo, sin apuros, porque creen que cuando decidan ser padres lo podrán ser sin complicación. Luego, se ponen a ello, ven que pasa el tiempo y no se quedan, y entonces la cabeza empieza a dar muchas vueltas. Aproximadamente un 15 por ciento de las parejas en España, y en Asturias ocurre lo mismo, tienen problemas de fertilidad. Un 40 por ciento es de causa femenina, un 40 por ciento masculina y el 20 por ciento restante es atribuible a ambos.

-¿Es cierta la creencia popular de que hay un aumento de problemas de fertilidad?

-Sí y una razón muy importante es porque la mujer accede más tardíamente a la maternidad. Otra causa es que hay una disminución de los parámetros de normalidad del semen de los varones, no tanto en cuando al número de espermatozoides, sino a la calidad. Y es algo que ocurre en todo el mundo, pero no se sabe la causa. Lo cierto es que en las clínicas de fertilidad se ven muchísimos más casos de factores masculinos de los que se veían hace 20 años.

-Dedicándose a lo que se dedica, ¿qué opina del aborto?

-Yo diría: el aborto ¿dónde? ¿en África o en Gijón? En África, con las problemáticas de salud que hay, creo que no debería haber nadie en el mundo que negara anticonceptivos ni alternativas de interrupción del embarazo. Si nos pasamos al Primer Mundo, entonces hay mucho que matizar. Estoy de acuerdo con facilitar el aborto a una persona que, por ejemplo, ha sufrido una violación. Pero estoy en contra de que la mujer no se informe para no quedarse embarazada. Ante eso, yo apelo también al derecho del niño y al de la sociedad a defenderse de ese gasto. Sin ser contrario al aborto, mi reflexión es que me cuesta trabajo entender que haya tantos IVEs (interrupciones voluntarias del embarazo) habiendo la información y las posibilidades que hay. Alguien lo está haciendo mal. O la sociedad no está transmitiendo bien la educación sobre los métodos anticonceptivos o hay una gran falta de responsabilidad de las parejas. Y estoy totalmente en contra de las mujeres que se quedan embarazadas y les importa muy poco ir a abortar. Y sé que las hay.

-¿Cómo lleva el debate recurrente sobre la consideración ética, legal y sanitaria de los embriones?

-Cada uno, ante cuatro células que pueden verse en un microscopio, puede opinar lo que quiera. Lo respeto. Sólo puedo decir que en nuestra clínica jamás hemos despreciado a un embrión. Eso no significa que lo lleve al extremo y que vea un precioso bebé donde lo que hay es un embrión. Ese recurso que utilizan algunos me parece una manipulación. Si hablo de embrión hablo de embrión, de células, no de un niño hermoso y mofletudo. Es un tema lo suficientemente complejo para que no sea bueno llegar a la manipulación.

-Obama le ha dado el visto bueno a la investigación con células madre embrionarias, que estaba paralizada en EE UU. ¿Lo aplaude?

-Me parece amoral impedir la investigación que puede beneficiar a personas con enfermedades muy duras. Y me rebelo contra quien piensa que en nuestras clínicas fabricamos niños para hacer investigación. Lo que se usa son embriones sobrantes de centros de reproducción donde las parejas que ya han culminado su proceso y que tienen aún embriones pueden decidir qué hacer: donar a otras parejas, dejar descongelar sin otro fin, o donarlos para investigación.

-¿Se usan embriones de su centro para investigación?

-Nosotros, gracias a un convenio, donamos embriones a la Universidad de Granada. Pienso que se ha abierto un camino que puede ser una revolución de la medicina; o cuando menos, es el inicio de algo importante.

-Se dice que la ley de reproducción asistida española es de las más avanzadas del mundo. ¿Le queda algún fleco que eche en falta?

-Es cierto que es una ley bastante avanzada; mucho más que en otros países. Y eso supone que hay «turismo reproductivo», de parejas procedentes de Italia, Alemania, o Gran Bretaña, que están viniendo aquí para buscar soluciones a sus problemas. En España yo diría que podemos realizar de todo, menos la clonación, algo con lo que todos estamos en desacuerdo. Si tuviera que decir algo que falta, diría que echo de menos que se permitan las madres de alquiler.

-Tema controvertido…

-Cierto, pero hay que conocerlo. Imagínese a una mujer que nace sin útero. Es joven, tiene unos ovarios que funcionan bien y lo único que necesita esa joven es un vientre que le haga de incubadora los 9 meses. Y por problemas como ésos hay parejas de Gijón que han recurrido a vientre de alquiler en EE UU, sobre todo a California. Pero cuesta mucho dinero, no es ninguna broma. Yo pienso que en España se va a acabar permitiendo.

-¿Por qué diría que es tan grande el peso de la actividad privada en la medicina reproductiva en España?

-Es cierto que el 90 por ciento de la reproducción está en manos de la medicina privada. Es una actividad que cuesta mucho dinero porque implica a muchos profesionales, y la sanidad pública tiene que controlar mucho sus gastos y optimizar mucho su dinero. Por todo eso, porque hay más actividad, más dedicación y más medios -no porque seamos mejores- la sanidad privada está entre 5 y 6 años por delante de la públicas.

-Noticias de impacto: un hombre embarazado, una mujer de 80 años que da a luz en la India, una mujer con octillizos…

-Yo creo que son puras anécdotas, por no decir que son casos llevados un poco al absurdo, o más bien al terreno del espectáculo. La realidad de la reproducción asistida es la de las parejas que viven con mucho trauma el no poder ser padres. Todos estos casos de noticiario perjudica a las clínicas que estamos para ayudar a las parejas normales. Y con respecto a los embarazos de octillizos sólo puedo decir que ninguna clínica de fertilidad se puede enorgullecer de eso, porque es el error de una técnica. Son noticias anecdóticas, pero también son un fracaso de la medicina.

«Una pareja sin problemas de fertilidad tiene un 15 por ciento de posibilidades de lograr un embarazado en un mes»

«En España podemos hacer de todo menos clonación, pero echo de menos que la ley española permita tener madres de alquiler»

«Ninguna clínica de fertilidad se puede enorgullecer de un embarazo de octillizos; eso es el fracaso de una técnica»

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