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Del superpuerto al «tunelón»

El sábado 5 de agosto de 2000 hizo un buen día en Gijón, con sol y calor. Por la tarde, en el recinto ferial de la margen derecha del Piles, se inauguró la 44.ª Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA) y fue allí, hace una década, cuando se dieron a conocer los grandes proyectos de infraestructuras que a lo largo de los dos últimos lustros han centrado el debate de las obras públicas en Gijón y en Asturias.

Empezaba la que prometía ser una «década prodigiosa» en Gijón con la ampliación del puerto exterior de El Musel y el proyecto ferroviario del llamado Metrotrén, sin olvidar, con la vista puesta entonces en el año 2010, la culminación de la Autovía del Cantábrico (la vieja Ruta Esmeralda de la que ya se hablaba a principios de los años sesenta) y la variante ferroviaria de Pajares como antesala necesaria para la llegada de la Alta Velocidad al Principado.

A la inauguración ferial acudió Francisco Álvarez-Cascos Fernández, flamante ministro de Fomento de la segunda legislatura de José María Aznar en la Moncloa tras la victoria electoral del PP en los comicios del 12 de marzo de 2000. A su lado, paseando por el recinto ferial, los socialistas Vicente Álvarez Areces y María Paz Fernández Felgueroso, que llevaban poco más de un año en los cargos respectivos de presidente del Gobierno de Asturias y alcaldesa de Gijón.

También hacía poco más de medio año que el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y profesor universitario Miguel Ángel Pesquera González ocupaba la presidencia de la Autoridad Portuaria de Gijón. Y fue este ingeniero leonés el encargado de presentar el primero de los grandes proyectos que marcaron aquella Feria de Muestras.

A eso de las cinco de la tarde, en el pabellón de la Autoridad Portuaria, situado entonces en los bajos del Palacio de Congresos, Miguel Ángel Pesquera, junto el ingeniero-director de El Musel, José Luis Díaz Rato (que aún lo es), con el refuerzo de Miguel Ángel Losada, catedrático de Puertos y Costas de la Escuela de Caminos de la Universidad de Granada, desveló el mayor proyecto de ampliación del puerto exterior de toda su historia.

En grandes paneles la Autoridad Portuaria mostró las nueve alternativas para la ampliación, aunque el de mayor tamaño era para la denominada opción «3C». Un proyecto por el que apostaban los responsables portuarios, con un coste estimado, entonces, de 63.210 millones de pesetas. «Con esta solución tendremos puerto para otros cincuenta años», dijeron entonces Miguel Ángel Losada y José Luis Díaz Rato, mientras que Miguel Ángel Pesquera se marcaba como objetivo «lograr el máximo consenso entre todas las instituciones».

Encima del pabellón portuario, en el salón de actos principal del Palacio de Congresos, Francisco Álvarez-Cascos, en su discurso de inauguración de la FIDMA, también se refería a la ampliación de El Musel y anunciaba el compromiso de Fomento para cofinanciar los trabajos.

La ampliación portuaria que entonces querían sacar adelante desde la Autoridad Portuaria se basaba en la construcción de un nuevo dique exterior de más de cuatro kilómetros de longitud, desde el Cabo Torres hasta los bajos de Las Amosucas, cuyo impacto en el medio marino, decían los ingenieros hace una década, permitiría ganar 6.000 metros cuadrados de arena seca en la playa de San Lorenzo a pleamar. Por el contrario, desde la zona del Piles se perdería un 40 por ciento de visión del horizonte marino, que quedaría «tapado» por las nuevas instalaciones portuarias.

Hace diez años, cuando las cifras del paro en Asturias estaban en los niveles de 1980, por debajo de las 50.000 personas sin empleo, el otro gran proyecto para Gijón era presentado por el ministro de Fomento en el Palacio de Congresos: el soterramiento de la estación de El Humedal y la recuperación de los espacios ferroviarios que dejarían libres las vías para «usos cívicos» y la prolongación del túnel de penetración del ferrocarril hasta la zona de El Molinón, pero sin atravesar el cauce del río Piles hacia el Este.

Al día siguiente, domingo 6 de agosto, a mediodía, el Ministerio de Fomento convocó la presentación formal del proyecto del Metrotrén. Álvarez-Cascos, flanqueado por los entonces presidentes de Renfe y Feve, Miguel Corsini y Eugenio Damboriena, respectivamente, dio cifras y datos.

El túnel tendría una longitud aproximada de tres kilómetros, desde la estación de El Humedal hasta las proximidades del campo de fútbol municipal de El Molinón. El coste estimado entonces de la obra se elevaba a 9.000 millones de pesetas. Era el Metrotrén el proyecto «estrella» para Asturias del Plan de Infraestructuras 2000-2007 diseñado por el Ministerio de Fomento, que había sido ya anunciado por el propio Álvarez-Cascos durante la campaña electoral de las elecciones generales del año 2000.

El planteamiento era soterrar las vías férreas entre La Calzada y El Humedal, eliminando así la barrera ferroviaria que parte en dos el casco urbano de Gijón desde mediados del siglo XIX, primero con la entrada en servicio del Ferrocarril de Langreo y en el último tercio del mismo siglo del Ferrocarril del Noroeste.

Asimismo, en el proyecto de Fomento se preveía la construcción de cuatro nuevas estaciones subterráneas (dos de ellas en los emplazamientos de la de Jovellanos y El Humedal, respectivamente, otra en la avenida de Pablo Iglesias y la cuarta cerca de La Guía).

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