De hecho, un estudio de la Universidad de Granada apunta que lo más probable es que carezca de infraestructura o que sea muy limitada, en contraste con la que dispuso en los años previos al atentado contra las Torres Gemelas para el reclutamiento y envío de voluntarios a los campos de Afganistán. Esta circunstancia limita la capacidad de selección y reclutamiento de Al Qaeda central a la hora de crear equipos cualificados con el fin de cometer atentados altamente complejos como los de Washington y Nueva York en septiembre de 2001.
Así se desprende de un estudio publicado por el experto en terrorismo yihadista y profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada Javier Jordán Enamorado, en el que analiza el estado de la organización terrorista Al Qaeda una década después del 11-S. Su trabajo apunta que, si bien en la primera mitad de la década de 2000 Al Qaeda siguió contando con la capacidad de planificar y ejecutar atentados en todo el mundo, desde los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres ninguno de los complots terroristas orquestados por Al Qaeda ha culminado con éxito, salvo los ejecutados en el área regional donde encuentra refugiado el núcleo de la organización.
En su artículo, Javier Jordán apunta algunas de las causas de la pérdida de capacidad operativa de Al Qaeda central en Europa y Estados Unidos, aunque también destaca que la organización sigue teniendo intención de cometer atentados. A juicio del experto, los dos principales activos que posee el movimiento yihadista inspirado por Al Qaeda a día de hoy son la pervivencia, en mayor o menor grado,- de su capacidad operativa, y la difusión de su mensaje.
Por el contrario, Al Qaeda y sus socios se enfrentan a una serie de factores contrarios, como el hecho de que la violencia practicada por Al Qaeda no sólo es inmoral, sino también escasamente eficaz en términos estratégicos, añade el experto. La caída del Emirato Islámico de Afganistán; el fracaso en la pretendida instauración de un Estado islámico en Irak o el hecho de que Al Qaeda no haya conseguido que Estados Unidos y Europa rompan sus vínculos con los gobiernos de los países de mayoría islámica son algunas de las pruebas de esta escasa eficacia.
DECLIVE
El profesor de la Universidad de Granada considera que el deterioro operativo de Al Qaeda a la hora de atentar en Estados Unidos y Europa está conduciendo paulatinamente a su irrelevancia estratégica en el yihadismo global. La organización terrorista ya no posee la capacidad de repetir una operación tan compleja y devastadora como la del 11 de septiembre de 2001, y mucho menos dispone de recursos para matar a miles de ciudadanos por medio de un atentado con armas químicas, biológicas o nucleares.
«Si se mantiene la tendencia actual, que probablemente se haya agudizado tras la muerte de Bin Laden -apunta Javier Jordán-, es muy difícil que el terrorismo yihadista pueda volver a alterar sustancialmente la política exterior de Estados Unidos y a conmocionar las relaciones internacionales».
Consciente de ello, el nuevo líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri está tratando de reflotar su figura y el perfil de la organización mediante un incremento vertiginoso en el número de sus comunicados, donde intenta adaptar el mensaje yihadista a las revueltas árabes. Sin embargo, Al Qaeda está sufriendo reveses significativos en la búsqueda de apoyo social. Diez años después del 11-S sigue contando con una importante masa crítica de simpatizantes, pero también se advierte la existencia de brechas entre el movimiento yihadista y sus potenciales bases de apoyo.
El experto en terrorismo yihadista cree que, a no ser que se produzca un ‘cisne negro’ (un acontecimiento altamente improbable de gran impacto), «la tendencia apunta a un paulatino eclipse de Al Qaeda y del movimiento yihadista global, que tendrá mayor o menor intensidad según los escenarios geográficos». Actualmente las organizaciones situadas en Pakistán, Yemen y Somalia son las más robustas, y la de Yemen, en la Península Arábiga, la más peligrosa más allá de sus frontera