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Venenos con historia

Venenos con historia
En 1930 murieron 14 niños granadinos intoxicados por talio, viejo tratamiento de la tiña El elemento radiactivo que mató al ex espía ruso Alexander Litvinenko, el polonio, fue descubierto por Marie Curie y se encuentra en pequeñas dosis en los cigarrillos
INÉS GALLASTEGUI// GRANADA

AGONÍA. Arriba, Alexander Litvinenko, calvo, en el hospital de Londres donde murió. A la derecha, el ex espía antes de ser envenenado. / AP

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MIENTRAS los expertos de la Policía británica continúan investigando quién envenenó a Alexander Litvinenko, las noticias sobre el final del ex espía ruso han hecho tristemente famosos dos elementos cuya existencia la mayoría de la gente ignoraba hasta hace poco. El polonio, un elemento altamente tóxico y radiactivo que debe su nombre al país natal de su descubridora, Marie Curie, parece ser el culpable definitivo del lento pero eficacísimo envenenamiento de Litvinenko. El talio, menos sofisticado pero también letal, ha resultado ser un sospechoso finalmente inocente en este caso. Aunque a la mayoría ni siquiera nos sonaba su nombre hasta hace unos días, este metal pesado descubierto en 1861 por el químico británico William Crookes es un viejo conocido de los toxicólogos.

Sin ir más lejos, Granada fue escenario de una de las intoxicaciones por talio más trágicas descritas por la literatura médica: catorce niños murieron en un orfanato a causa de un error de dosificación en el tratamiento contra la tiña, mientras otros dos sobrevivieron. Una breve referencia a este envenenamiento aparece en un artículo publicado en 1990 por cinco profesores de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad de Granada, encabezados por el director del departamento, Enrique Villanueva.

En realidad, la publicación estaba dedicada a estudiar la intoxicación de una familia granadina en febrero de 1985. Tanto los padres como sus dos hijas, de 10 y 3 años, sobrevivieron. Todos ellos perdieron el pelo y sufrieron, en diferentes grados, síntomas digestivos y neurológicos. También recoge un caso individual de una joven granadina con antecedentes psiquiátricos que, en 1987, ingirió un cuarto de cucharadita de un matarratas con talio. La chica se recuperó en seis semanas. Entre los casos citados por Villanueva y sus colegas en 1990, la literatura médica recoge varios asesinatos, algunos consumados y otros en grado de tentativa.

Menos usado

El doctor Antonio Hernández Jerez, profesor del departamento de Medicina Legal y Toxicología, explica que el talio forma parte de la corteza terrestre en una pequeñísima proporción y generalmente formando parte de minerales, así que para obtenerlo puro ha de ser procesado industrialmente. La toxicidad del talio y la buena absorción del mismo por parte del organismo, tanto por vía cutánea como digestiva y respiratoria, con el consiguiente riesgo de intoxicaciones, han hecho que este metal pierda la mayor parte de sus aplicaciones en los últimos años.

A primeros de siglo era habitualmente usado como tratamiento contra la tiña, una infección causada por hongos en la piel, el pelo o las uñas que se propaga con facilidad, sobre todo entre los niños y a partir de los animales. Asimismo formaba parte de algunas cremas depilatorias, precisamente aprovechando uno de sus efectos más llamativos: la caída del vello.

Durante mucho tiempo también fue usado contra las plagas de insectos y de roedores. No obstante, recuerda el médico, a medida que se encontraron insecticidas y rodenticidas más eficaces y menos tóxicos para el hombre, las sales de talio fueron desapareciendo.

En la actualidad, asegura el doctor Hernández, se usa sobre todo en la industria, donde sus riesgos están más controlados: así, por ejemplo, se utiliza como colorante, en la fabricación de componentes electrónicos, cohetes pirotécnicos, en la industria del vidrio y en células fotoeléctricas.

Talio radiactivo

En Medicina se emplea el talio radiactivo -procesado con ese fin- para evaluar la vascularización del corazón en pacientes que han sufrido un infarto o una angina de pecho. Se inyecta y se observa en una gamma-cámara -un aparato que colorea la sustancia radiactiva- cómo ha sido la absorción del talio por parte de las células cardiacas. «Si los vasos sanguíneos están estrechados y no llega suficiente cantidad de sangre a las células del corazón, el talio no consigue rellenar la parte afectada del corazón, y eso se aprecia en la gammagrafía».

Antonio Hernández explica que, cuando la absorción del talio es por vía digestiva, los primeros síntomas de la intoxicación aguda son los de una gastroenteritis, con vómitos y diarreas, a veces teñidos de sangre, dado el carácter irritativo del talio. A continuación pueden aparecer síntomas neurológicos, con alteraciones de la conciencia, psicosis, convulsiones e incluso coma. «Si la persona intoxicada sobrevive a la afectación neurológica, al cabo de unas dos semanas aparece el síntoma más característico, que es la caída del pelo (alopecia)».

De hecho, la repentina pérdida del cabello de Litvinenko hizo sospechar que el talio era el causante de su envenenamiento. En un primer momento se dijo que se había detectado esta sustancia en su orina. «Si le detectaron dosis bajas cuando ya se le cayó el pelo, a las dos semanas, quiere decir que posiblemente unos días antes las dosis eran más altas», recuerda el toxicólogo. El talio por sí solo no explicaría la afectación de la médula ósea y la caída en picado de los leucocitos en sangre, pero sí lo haría el talio radiactivo o, como se ha determinado tras su muerte, otro elemento radiactivo: el polonio.

Pies ardientes

Por último, destaca el profesor, a las tres o cuatro semanas de la intoxicación por talio suele aparecer una polineuritis, es decir, una afectación de los nervios periféricos, con debilidad muscular y dolor, sobre todo en las plantas de los pies. Algunos pacientes relatan que «tienen la sensación de estar andando sobre ascuas». Aunque esta afección no es exclusiva de la intoxicación por talio, sí es característico que la polineuritis es «extremadamente dolorosa».

Aparte de una intoxicación accidental o criminal, el contacto con el talio puede ocurrir en la naturaleza, por ejemplo, por la presencia de este metal en las aguas subterráneas. A diferencia del plomo, el cadmio o el mercurio, el talio no se acumula tanto en el organismo, sino que se va eliminando a través del riñón. Sin embargo, si la exposición es prolongada, se acumularía y daría lugar a una intoxicación crónica, apunta el especialista, donde los síntomas predominantes serían los neurológicos.

Algunas características del talio, advierte este experto, lo convierten en un veneno apetecible para los asesinos. Por ejemplo, es incoloro e insípido y muy soluble en agua. Además, es mortal en dosis relativamente bajas. Y por último, recuerda Hernández, en la cantidad adecuada, no causa la muerte de forma inmediata, lo que contribuye a dispersar las sospechas y dificultar la investigación.

Como anécdota, el profesor asegura que en una ocasión la CIA planeó intoxicar a Fidel Castro untando el interior de sus zapatos con talio para que se le cayera la barba, pensando que la alopecia del comandante causaría un deterioro de su imagen, lo que podía afectar la fe comunista de los cubanos. Finalmente el plan se desbarató.

Antídoto

El tratamiento más eficaz de una intoxicación por talio es el antídoto. El problema, apunta el doctor Hernández, es que las sospechas suelen apuntar al talio cuando aparece la alopecia, es decir, a las dos semanas del envenenamiento.

Cuando hay una sospecha de intoxicación no específica -no se conoce la sustancia causante- se suelen aplicar medidas generales tendentes a impedir su absorción o a facilitar su eliminación del cuerpo: por ejemplo, lavado gástrico, carbón activo y diuresis. Una vez que el análisis de orina muestra la presencia de talio en la orina, los médicos prescriben fármacos quelantes, en concreto el llamado Azul Prusia, que atrapa el talio en el intestino y evita su absorción.

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