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Una experta califica como ‘aberrante’ y ‘un invento’ la imposición del burka

La imposición «de algo que ni siquiera tiene una referencia religiosa» es «aberrante», según la doctora por la Universidad de la Sorbona Natalie Hadj, que cree que se podría evitar a través de la legislación y «prohibiendo» algo que no viene en el Corán, ya que «el burka y todo esto es un invento».

Hadj, que ha intervenido hoy en Ronda (Málaga) en el curso de verano de la Universidad de Málaga «La problemática de la mujer africana y su lucha por la igualdad y en el empoderamiento», ha explicado a los periodistas que «las niñas no tienen por qué llevar velo», ya que se utiliza a partir de la pubertad para camuflar los tributos femeninos que puedan suscitar al deseo. «El velo tiene el efecto contrario, llamar la atención, convertirla en un fantasma que todo el mundo se para a mirar, y por tanto, el velo me parece una contradicción», ha añadido.

La también miembro de Culturalismo y Género de la Universidad Central de Barcelona ha especificado que no hay que «marcar» el Islam, puesto que hay muchas más mujeres veladas, como las judías ortodoxas.

La ponente ha expuesto que cada uno puede tener su convicción religiosa y llevarlo por un motivo diferente como puede ser identitario, reivindicativo o religioso, pero «hay espacios donde se debe respetar a todo el mundo e intentar presentar un lugar neutro».

Por ello que ve «necesario» la prohibición del burka y el niqab en espacios públicos, ya que se trata de «un tema de seguridad» y el burka conlleva una serie de pautas «que no son tolerables» y que ponen incluso «en peligro» la vida de la mujer.

Por su parte, la profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Granada Ana Rubio ha explicado que la crisis económica y la «dureza» de los cambios del modelo económico van a generar un «retroceso» en los sectores más débiles, que son los jóvenes, mujeres, pequeños y personas mayores.

En el caso de las mujeres, necesitan probar «desgraciadamente» que tienen inteligencia y se cuestiona su autoridad y capacidad de liderar, mientras que a los chicos se les «presupone» su inteligencia o ambición.

Los jóvenes en cambio «tienen que probar su valor a pesar de tener una cualificación superior a la franja de hombres y mujeres que desempeñan cargos de alta responsabilidad».

La ponente ha expuesto en su conferencia los cambios que se han producido dentro de la política y la ciudadanía para dar una entrada «equitativa» a los hombres y mujeres en los puestos de decisión y por ello ha referido que llevan tres siglos «reivindicando» la igualdad de derechos.

«Las décadas de los 80 y 90 son muy importantes para el reconocimiento de ese estatus de igualdad a nivel político y jurídico» ya que fue en 1993 cuando se consiguió un documento jurídico «similar» a la primera universalización de los derechos en el siglo XVIII que «sólo» reconoce a los hombres.

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