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Un secreto enterrado en los Andes

GRANADA
Un secreto enterrado en los Andes
Un juzgado declara legalmente muerto al médico y alpinista Francisco Moreno Padilla, al no conocerse nada de su paradero tras desaparecer en 1992 en una expedición al Aconcagua
ANTONIO MANSILLA //GRANADA

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L A extraña desaparición en el Aconcagua del cirujano granadino, Francisco Moreno Padilla, sigue siendo hoy, trascurridos doce años, la gran incógnita de la historia del alpinismo granadino. Este montañero desapareció sin dejar rastro alguno día el día 11 de octubre de 1992, durante una expedición al citado lugar. Tampoco se ha encontrado su cuerpo, a pesar de las intensas búsquedas. Ahora, un juzgado de Granada lo ha declarado oficialmente muerto al transcurrir el plazo legal de diez años sin saber nada de él.

Se trata de un caso difícil de digerir. Una incertidumbre constante se mantiene en el recuerdo de cuantas personas le conocieron. Nadie puede dar crédito, después de más de una década, que no se encontrase ninguna posesión personal. Parece que la tierra de las faldas del Aconcagua se lo hubiese tragado.

El granadino Moreno Padilla formó parte de una expedición de montañismo que partió de Granada el día 2 de octubre de 1992, para llevar a cabo la escalada del monte Aconcagua, dentro de un proyecto deportivo que contó con el patrocinio de ciertas instituciones públicas denominado Expedición Ciudad de Granada-Quinto Centenario al Aconcagua.

Con 42 años

El desaparecido tenía 42 años en la fecha que llegó a los Andes, con el objetivo de alcanzar, el mismo día 12 de octubre de 1992, la cota más alta del pico andino argentino -a 6.959 metros de altitud-, situado en la cordillera del límite entre la provincia argentina de Mendoza y la frontera chilena.

El granadino desaparecido acompañaba a los veteranos alpinistas granadinos Jesús Fernández y Francisco Ortega. Moreno era un profesional de reconocido prestigio: médico cirujano vascular del hospital Clínico de Granada y profesor de la Facultad de Medicina de Granada. Su desaparición se produjo en la zona sur de la cordillera andina, en circunstancias poco habituales en la montaña.

La esposa del médico y alpinista, al cumplirse el plazo legal de más de diez años de la desaparición, inició en el Juzgado de Primera Instancia número nueve de Granada el expediente para la declaración de fallecimiento. Dio este paso al no saber nada de su existencia ni del posible paradero, a lo que hay que unir el hecho de que no se encontró tampoco su cadáver en caso de fallecimiento.

Así, el juez de este juzgado publicó en este diario un edicto por el que se hacía un llamamiento a cuantas personas pudieran tener noticias de su existencia y pudiesen ponerlas en conocimiento del juzgado. Nadie aportó dato concluyente alguno sobre su existencia. Ahora, legalmente, el montañero desaparecido está considerado muerto. Todo esto vuelve a replantear la pregunta que muchos se hicieron cuando tuvieron lugar los hechos: ¿Qué pasó con el médico y alpinista Francisco Moreno?

Su esposa, María Luisa Díez, indicó a IDEAL, que no se pueden hacer conjeturas y que es una incógnita. Pero tiene claro que su marido no desapareció por propia voluntad, ya que le hubiese llamado por teléfono a ella y, sobre todo, a sus hijos.

Numerosas hipótesis

Moreno pudo sufrir una caída, pérdida de memoria, desorientarse, quedar enterrado en la nieve o aislado en algún lugar abrupto… Las hipótesis a barajar son muchas. Entre otras, se ha llegado a valorar que por el poco valor que tiene la vida en ésta zona del mundo, es que le ocurriese lo mismo que a un montañero italiano que desapareció un año antes en la zona.

En este caso, La Policía argentina encontró puestas a la venta en un mercadillo las botas y el equipo del alpinista de nacionalidad italiana que estaba siendo buscado tras desaparecer en una expedición también al Aconcagua.

Éste es el final de muchas personas que se han trasladado al lugar. Si mueren por accidente, pueden ser despojados de su ropas y pertenencias; aunque también corren el peligro de sufrir un ataque por una banda que le quite la vida por llevarse sus ropas y pertenencias. En el caso de Padilla, todo comenzó a cuatro mil metros de altura.

Los tres montañeros granadinos se disponían a hacer frente a la última fase de escalada con condiciones meteorológicas nada favorables. Padilla comentó a sus dos compañeros en plena escalada que no se encontraba bien. Les dijo que padecía mal de altura, por lo que decidió regresar al campamento base, donde se encontraría con ellos más tarde.

Allí, y según pudieron confirmar su compañeros, pasó el resto del día recuperándose en la tienda de campaña. La clave de la investigación, está en el diario que dejó el montañero y médico de la expedición. Francisco Moreno lo dejó todo escrito hasta el momento que desapareció.

«Vuelvo a las dos»

En sus anotaciones, describe como el día doce, una vez que se había repuesto, los alrededores. Después volvió al campamento, y deja por escrito su estado de preocupación por sus compañeros, argumentando que pretendía buscarles para saber de ellos. Antes de marcharse dejó una nota en la puerta de la tienda, que decía «vuelvo a las dos», según confirmó su esposa a éste periódico.

Sus compañeros indicaron que Padilla también les había dejado por escrito el lugar elegido para el reencuentro en otro punto de la zona. Pero al llegar a este punto, Juan Fernández y Francisco Ortega, sus compañeros, no encontraron al médico. Y hasta hoy.

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