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Un joven negro recibe una brutal paliza tras ser insultado por cabezas rapadas

Un joven negro recibe una brutal paliza tras ser insultado por cabezas rapadas
El suceso ocurrió en la calle San Jerónimo sobre las cuatro de la madrugada cuando cuatro jóvenes lo apalearon y amenazaron con un cuchillo grande La víctima, que estudia en la Universidad de Granada, ha decidido abandonar la ciudad por miedo y regresar con su familia a las Islas Canarias
JOSÉ R. VILLALBA/GRANADA

Carlos P. muestra el parte de lesiones que recibió tras ser atendido en Urgencias. / RAMÓN L PÉREZ

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Carlos P. se despidió de un amigo a las cuatro de la madrugada en la calle San Jerónimo después de una noche de marcha. Caminaba en solitario por la acera cuando se topó con un grupo de cuatro jóvenes cabezas rapadas que lo saludaron con insultos del tipo: vete de aquí negro o lávate. Carlos P. nacido en Gambia y residente en un piso de estudiantes de Granada desde hace año y medio, les contestó, «no con un insulto, simplemente les dije que se callaran», comentó ayer a este periódico. La respuesta a sus palabras se convirtió en una brutal paliza.

Lo tiraron al suelo y empezaron a darle puñetazos y patadas. Logró zafarse de los dos cabezas rapadas que empezaron la pelea. «Corrí unos cien metros, pero no podía seguir porque me encontraba muy cansado». Le dieron alcance en otro punto de la calle y allí ya fueron cuatro el número de agresores. «Me dieron un puñetazo en la nariz y me caí al suelo». De nuevo, las patadas, los puñetazos y uno de los agresores sacó un cuchillo de grandes dimensiones. «Vi que mi vida peligraba y cómo pude empecé a dar patadas hasta que me pude levantar y salir corriendo». Nadie atendía a sus requerimientos de ayuda mientras corría desesperado por la calle oscura y sin gente.

Zancada a zancada logró alcanzar la plaza de la Universidad donde se encuentra la facultad de Derecho. Allí tuvo la fortuna de encontrar a un grupo de jóvenes, mientras sus agresores se perdían por las callejuelas adyacentes. Asustado y con el cuerpo magullado fue acompañado hasta su domicilio por un joven.

Parte de lesiones

«Después me fui al servicio de Urgencias del Hospital Ruiz de Alda, sobre las cinco y media de la madrugada del sábado al viernes, para disponer de un parte de lesiones y presentarlo con la denuncia». Heridas en los brazos, contusiones en el rostro y en la mano forman parte de la huella que sus agresores le dejaron marcada en el cuerpo. Al final, no recibió ningún navajazo, aunque sus agresores lo intentaron.

«Nunca antes me había pasado algo igual. Una vez un joven se puso a cantar el cara al sol delante mía, pero nada más». Carlos P. tiene 23 años y estudia en la Universidad de Granada desde hace año y medio. Comparte un piso de estudiantes y meses atrás dejó de trabajar en una empresa de ocio granadina. El dinero obtenido le servía para costearse su estancia en la ciudad. Su familia reside en Canarias, donde se ha criado desde pequeño y hasta allí marchará esta misma semana.

El agredido intentó presentar ayer la denuncia en La Ponderosa, recinto policial ubicado a espaldas de la cárcel vieja, pero allí le informaron que el lugar para hacerlo era otra comisaría. «Tengo miedo de estar en la calle. Y por no trasladarme a la otra punta de Granada, esperaré a mañana -por hoy- para presentarla».

La Policía Local descarta la existencia de grupos de cabezas rapadas organizados que estén actuando en la capital. «No hemos percibido nada extraordinario respecto a estos grupos», confesó ayer el portavoz de este cuerpo policial. Aunque, distintos colectivos de homosexuales de Granada han denunciado haber sido amenazados por teléfono y a través de pintadas, siempre con insultos que denostaban su condición sexual. El único delito de Carlos P. era tener un color de piel negro.

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