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Un granadino pone en órbita al Cryosat
Con sólo 25 años, un joven del Zaidín forma parte del departamento de dinámica de vuelo del centro de control de satélites de la Agencia Espacial Europea
CLARA GARCÍA //FOTO: JUAN ORTIZ / GRANADA
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LOS DATOS
El matemático
La misión
LOS DATOS
F Nombre: Miguel Ángel Martín.
F Edad: 25 años.
F Su labor: becario en el Departamento de dinámica de vuelo de la Agencia Espacial Europea.
F Aficiones: cine, voleibol y viajar.
F Nombre: Cryosat.
F Objetivo: Observar el derretimiento de los casquetes polares.
F Lanzamiento: 8 de octubre.
TRABAJAR para la Agencia Espacial Europea es el gran sueño de muchos científicos españoles. Un anhelo profesional que un joven granadino, Miguel Ángel Martín, ha conseguido con sólo 25 años. Este muchacho del Zaidín estudió matemáticas en la Universidad de Granada y siempre quiso dedicarse a la investigación. Sin embargo, no veía claro su futuro por estos lares, por lo que solicitó una beca para trabajar en Europa… y la consiguió.
Marchó a Alemania al Centro de Operaciones Espaciales de la ESA (cuyas siglas en inglés son ESOC) -situado en Darmstadt, cerca de Frankfurt- y desde hace un año y nueve meses forma parte del departamento de dinámica de vuelo, que traza la órbita que seguirá el satélite Cryosat. Esta misión espacial, que será lanzada el próximo 8 de octubre, observará el grosor del hielo en los casquetes polares e investigará las repercusiónes del sobrecalentamiento terrestre.
Miguel Ángel guiará el viaje del satélite mediante unos cálculos matemáticos muy básicos: «Teniendo en cuenta la fuerza de gravedad y las leyes de Newton (fuerza igual a masa por aceleración)», apunta. El matemático adelanta que tiene posibilidades de que lo contraten cuando acabe su beca en enero: «Ya he hablado con mi jefe y están muy contentos», confiesa modestamente este genio de los números, que fue el mejor expediente de su promoción.
Migue Ángel asegura que desde su más tierna infancia le fascinaban las ecuaciones y la trigonometría: «Siempre he tenido las matemáticas en casa porque mi hermano Francisco es profesor en la Facultad y desde pequeño estaba muy familiarizado con las cifras», explica. «Lo que más me cautiva del cálculo es que las cosas están bien o están mal, no caben valoraciones intermedias, ni te pueden decir: el resultado es correcto pero no me gusta».
Lo que más añora
Precisamente, una de las cosas que más admira de la cultura alemana
es la precisión con que hacen todo. El bus llega a su hora, ni un minuto antes ni uno después. Lo mismo pasa si quedas a las cinco. Nadie llega tarde nunca. «Como en Granada, vamos», comenta irónico.
Miguel Ángel habla de sus nuevos conciudadanos con respeto, aunque reconoce que al principio cuesta trabajo adaptarse a un país tan frío (en todos los aspectos) y que echa mucho de menos el sol y la luz de Granada. «Cuando estoy allí me entran ganas de pasear por el Albaicín o ver la Alhambra» comenta con morriña. «Me dijeron que Darmstadt era una ciudad universitaria y pensé que sería como Granada, aunque la movida allí no tiene nada que ver», se lamenta.
Reflexiona desde la distancia sobre la importancia de aprovechar el tiempo. Proclama su particular carpe diem: «Mientras estás estudiando hay que aprender todo lo que se pueda, porque esos conocimientos te pueden servir más adelante para encontrar un trabajo interesante», apunta con madurez. Esta es la filosofía que aplica para sacar el máximo rendimiento a esta gran oportunidad: «Estoy aprovechando para viajar por Europa. Además, rehuyo de los españoles, prefiero la comunidad internacional así mejoro el inglés, aprendo alemán y conozco otras culturas».
En contra de la leyenda negra de introvertidos que envuelve a los matemáticos, este joven zaidinero asegura que le encanta el cine, salir por las noches, jugar al voleibol y nadar en la piscina.