Un estudio realizado por la Universidad de Granada revela que el Puerto de Motril no es el causante de los niveles de contaminación del aire en la costa de la localidad, ya que el movimiento de graneles en el recinto portuario sólo supone el 10% de las partículas en suspensión.
Los altos niveles de partículas en suspensión que hay en el aire en esta zona se debe a otras causas, como el polvo proveniente del desierto del Sahara, según los investigadores de la UGR, que entienden que no hay motivos para la alarma. El Puerto de Motril y la Universidad firmaron ayer además un convenio de colaboración para la elaboración de un proyecto de investigación, análisis y control de la contaminación atmosférica del recinto portuario.
Así ambas instituciones han renovado el acuerdo para el control de la contaminación atmosférica dentro de su perímetro, en un acto en el que han participado su Presidente, Ángel Díaz Sol, y el catedrático de química analítica, Alberto Fernández.
Durante el mismo, se ha indicado que durante 2008 y 2009 se realizaron estudios de caracterización de las partículas en suspensión. En este trabajo, se concluyó que el componente natural es la principal fuente que aparece en los mencionados estudios, suponiendo aproximadamente el 45% del total de las partículas presentes en las muestras (principalmente arenas); tan sólo el 10% de esas partículas procede de los movimientos de graneles propios del Puerto.
Este estudio permite conocer exactamente cuáles son las principales fuentes de contaminación propias de la actividad portuaria y adoptar medidas. Actualmente una asesoría técnica está estudiando este asunto. Hay que destacar que «aunque la principal fuente de contaminación en el Puerto es natural» se está planteando implantar medidas correctoras de la contaminación en la actividad de carga-descarga y almacenamiento de materiales graneles.
IU denunció a principios de mes los altos niveles de contaminación del aire en la costa de Motril, principalmente en las poblaciones de Varadero y Santa Adela, «ya que en muchas ocasiones se multiplican hasta por diez los límites legales de partículas en suspensión» y el Puerto ha negado estos datos.