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‘Un cachete a tiempo es necesario para educar’

El profesor granadino Gualberto Buela-Casal ofrece una conferencia en San Sebastián sobre su libro Manual para padres desesperados…
«Hay que quitarse complejos. Para educar, un cachete a tiempo es necesario». Así se expresa Gualberto Buela-Casal, presidente de la Asociación Española de Psicología Conductual y catedrático de la Universidad de Granada. Ha publicado libros de éxito como Manual para padres desesperados… con hijos adolescentes. El profesor granadino impartió una conferencia en el Palacio Miramar de San Sebastián.
¿El adolescente complicado nace o se hace?
En general, se hace. A veces, nos puede sorprender que en una familia aparentemente normal, surjan estos problemas con los hijos. Sin embargo, es un hecho que los padres que denuncian a sus hijos por maltrato son en su mayoría empresarios, médicos, profesores… Es decir, un entorno familiar óptimo no depende de que los progenitores tengan un nivel cultural alto y unos buenos recursos económicos. En décadas anteriores, la conducta antisocial radicaba en barrios marginales y en familias desestructuradas, con problemas de alcoholismo o de otro tipo. La imagen de una pareja de éxito profesional no implica que transmitan una educación de valores, obligaciones, deberes, horarios…
¿Qué está fallando, el tiempo que deberíamos emplear en nuestros hijos se lo come el trabajo?
Así es, tendríamos que invertir esta situación, pero ha habido un cambio generacional. En las últimas décadas, los padres y madres se han incorporado con más fuerza al ámbito profesional que los de generaciones pasadas. El resultado es que han dejado de lado la función educativa. Los hijos han crecido sin las pautas educativas familiares que se tenían en épocas anteriores.
¿Cuáles eran estas pautas?
Se está perdiendo el concepto de que para conseguir algo en la vida hay que hacer un esfuerzo. Pongamos un ejemplo: mi hijo adolescente quiere unas zapatillas de deporte que ve en un escaparate. Se las compro. ¿Qué ha hecho el chaval para merecerlas? Nada. En consecuencia, está aprendiendo que se pueden conseguir las cosas sin el más mínimo esfuerzo. Esa compra tendría que haber ido aparejada a un premio por un trabajo realizado, bien sea ordenar la habitación, cumplir los horarios…
Autoritarismo y flexibilidad
¿Cuál es la proporción adecuada de autoritarismo y flexibilidad a la hora de encauzar a un adolescente?
Yo no hablo de autoritarismo. Es fundamental que haya una relación entre el esfuerzo que el adolescente realiza y lo que recibe a cambio. La idea no es negarle unas zapatillas porque yo soy el que decide, sino que la decisión de no comprarlas estriba en que el chaval no ha hecho nada para merecerlas. No es cuestión de autoritarismo, sino de fomentar el concepto de que para conseguir algo hay que ganárselo. Tienen que aprender que en la vida no hay nada gratis. Además, el estilo educativo del padre y la madre deben ser coherentes. Es decir, uno no puede ser autoritario y el otro flexible.
Tirar la toalla ante hijos especialmente rebeldes nunca debe ser una opción.
Evidente. Si se tira la toalla, la situación empeorará. Los padres pueden estar cansados y abandonar, pero el problema se acentuará. Cuanto antes se tire la toalla, el problema irá creciendo a medida que el chaval se vaya haciendo mayor.
¿Hay adolescentes irrecuperables?
Son recuperables, pero el problema estriba en que cuanto más cronificado esté el problema, más difícil será la solución. Hay que educar a los hijos desde pequeños en el cumplimiento de normas, como los horarios.
Si mi hijo adolescente llega tarde a la hora de la cena, ¿cómo actúo?
Desde luego, si la mesa está recogida, no hay que calentarle la cena y ponérsela en la mesa. Sería un error. Lo adecuado es que vaya a la nevera, saque la cena, se la caliente y, cuando termine, recoja la mesa. Tienen que ser responsables de lo que hacen. No hay que darles una paga mensual porque tengan derecho a ella, sino por que cumplen unas normas, por ejemplo, la puntualidad, las notas del colegio…
Más vale un bofetón a tiempo… ¿Sí o no?
El problema es que en España hemos pasado de un extremo al otro. Ahora, darle un cachete a un hijo puede ser casi un delito. Cualquier persona que tenga entre 50 y 60 años reconocerá que cuando era adolescente era desconocida la figura del padre que iba al juzgado a denunciar a su hijo por maltrato. Hubiera sido inaudito.
Pero vamos a ver, si yo le pego a mi hijo un cachete, ¿tengo que sentirme culpable para el resto de mis días o hay que quitarse complejos y actuar firme ante determinadas situaciones?
Hay que quitarse complejos. Los castigos, por modas sociales, tienen muy mala prensa. El castigo es necesario en edades iniciales para corregir la conducta. A un bebé que se aproxima a un enchufe, ¿qué es mejor, darle un pequeño cachete en las manos o que se electrocute? Un cachete a tiempo es necesario.
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