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Un astrónomo granadino y un estadounidense se disputan un hallazgo
EFE/NUEVA YORK
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Dos astrónomos, un estadounidense y otro español, protagonizan una agria disputa por un hallazgo espectacular: la existencia de una enorme masa de hielo flotando en el Sistema Solar.
Las discrepancias científicas se resuelven, por lo general, en las revistas especializadas y las «armas» que usan los rivales se reducen a aportar más datos y mostrar pruebas certificadas, aunque en este caso la polémica ha superado ese ámbito. El astrónomo Michael Brown, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), y su colega José Luis Ortiz, del Instituto Astrofísico de Andalucía (IAA) y licenciado en Física en la Universidad de Granada, protagonizan una discordia en la que han entrado en juego métodos más propios de la policía que de la reservada a la comunidad científica.
El objeto de la discordia es de hielo, se denomina 2003EL61, está situado más allá de Neptuno y se le calcula un diámetro que podía alcanzar los 1.500 kilómetros.
Ese cuerpo, muy brillante y por tanto al alcance de telescopios de aficionados, forma parte del Cinturón de Kuiper, una región que alberga objetos helados y que incluye a Plutón, el más pequeño de los planetas del Sistema Solar.
El astrónomo español anunció el descubrimiento de la gran masa helada el 28 de julio, y con ello al astrónomo Brown se le pusieron los pelos de punta: su grupo de investigadores había perseguido el objeto durante meses, pero sin contárselo a nadie.
Brown asegura que el 28 de diciembre del pasado año él y su equipo lo habían descubierto y bautizado de forma provisional como Santa, pero decidieron retrasar la presentación pública del hallazgo hasta tener datos suficientes para determinar su tamaño con precisión.
Es fácil imaginar la contrariedad que debió causar a los norteamericanos el adelanto de los españoles, pero aceptaron que habían sido superados poco antes de llegar a la meta. «No hay duda de que el grupo español es correctamente acreditado con el descubrimiento», escribió Brown en su sitio en Internet, nada más tener noticias del anuncio español. «Incluso si han descubierto el objeto en este año y anunciaron su existencia, deben seguir siendo considerados los legítimos descubridores», precisó.
Pesquisas
Sin embargo, en semanas posteriores el asunto fue adquiriendo aires más propios de una película de intriga, con sospechas de acceso subrepticio a archivos electrónicos y el consiguiente rastreo de actividades en la red cibernética, lo que explicaba ayer en un amplio artículo The New York Times.
Los norteamericanos alegan que hallaron pruebas de que ordenadores ajenos al sistema de telescopios situado en Cerro Tololo (Chile), que utilizaba el equipo de Brown, accedieron en ocho ocasiones a datos contenidos en su sitio en Internet, entre el 20 y el 28 de julio.