Todos somos Perú
Almuñécar acoge esta tarde un festival benéfico con el objetivo de recaudar fondos para los niños de la ciudad de Arequipa
TEXTO Y FOTO:/JUAN MANUEL DE HARO / ALMUÑÉCAR
VOLUNTARIOS. Cuatro jóvenes almuñequeros comprometidos con el Proyecto Perú. /DE HARO
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DATOS
F Festival: Muévete y cambiaremos el mundo se celebra hoy en la Casa de la Cultura de Almuñécar, a partir de las 20,30 horas.
F Actuaciones: Alma Flamenca, Al Mainoba, Escuela de baile María la Canastera , Andalucía Baila, Mar Calé, Ballet joven de Málaga, Fly Circus, Miguel Ángel Roa, Coiva Dance, Tropical Star y Sufri Dog.
F Voluntarios del proyecto: Sergio Medina García, Antonio Josué Díaz Rodríguez, Eduardo Novo Cano, Joaquín Jesús Callejón Guidet, Elizabeth Pérez López, Nuria Alonso Quintana, María Teresa Martín Gamarra, Lucía Villén López, Oscar Medina García, José María Reinoso, Olga López Guarnido, Antonia Rejón Requena, Antonio Moreno Galindo.
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La Casa de la Cultura de Almuñécar acoge esta tarde a partir de las 20,30 horas, el II Festival Benéfico de música, con el objetivo de recaudar fondos para los niños de Arequipa, una ciudad peruana, bajo el lema Muévete y cambiaremos el Mundo.
El proyecto Todos somos Perú, pretende lograr en 11 meses (del 15 de enero al 15 diciembre de este año) la «consolidación, refuerzo y desarrollo de una Junta Vecinal en el Poblado Joven Mercado Mayorista de Arequipa», con la Universidad de Granada como entidad financiadora y otras entidades colaboradoras.
El proyecto se ubica en la ciudad de Arequipa, situada al sur del país, a unos 2.700 metros sobre el nivel del mar. Es la segunda ciudad más importante del Perú, con algo más de un millón de habitantes.
El programa se va a desarrollar en uno de los poblados jóvenes asentados en el extrarradio de la ciudad. Se trata de núcleos de población que llegan a la ciudad huyendo de la miseria y la escasez de posibilidades procedentes de la selva. Se instalan en los contornos de la ciudad y por ley, si en 24 horas las autoridades locales no los expulsan de la zona, esta tierra pasa a ser propiedad suya.
La situación económica y social de estos poblados es muy deprimida. No hay luz, acceso a agua potable o infraestructuras. Las casas se construyen con adobe, piedra, chapa y uralita y en verano las lluvias torrenciales derriban muchas de ellas. Las condiciones de salubridad son también penosas. El hospital más cercano está a 20 kilómetros. Hay una alta tasa de desempleo y las expectativas de iniciativa laboral por parte de la población son hasta la fecha inexistentes. La mayoría de la población está, además, indocumentada.
El perfil de la familia es desestructurado, generalmente falta la figura paterna sin padre y la madre (viuda o abandonada) tiene varios hijos a su cargo.
Violencia
El nivel de analfabetismo se acerca al 85%. Las autoridades locales no se ocupan de la zona, con lo cual la seguridad es otro de los problemas, detectándose violaciones, robos y atracos que afectan sobre todo a la población infantil. Todo esto provoca el desengaño de la población para con las autoridades locales y el Derecho y la Justicia.
En general la población malvive privada de las infraestructuras y dotaciones mínimas, sumida en un círculo vicioso de deterioro social, económico, familiar y cultural. «En este sentido, la Junta Vecinal, creada a iniciativa de los propios ciudadanos, se alza como un grito que pide aires de cambio; un cambio que debe ser digno, sostenible y de acuerdo a los valores específicos de sus ciudadanos», explican los responsables del proyecto.
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