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«Todos los mensajes y llamadas de las víctimas del 11-S antes de morir fueron de amor»

GRANADA
«Todos los mensajes y llamadas de las víctimas del 11-S antes de morir fueron de amor»
La psicóloga de RTVE Pilar Varela habla en los Cursos del Mediterráneo de Almuñécar sobre las relaciones de pareja y dice que amar es lo más necesario, vulnerable y desconocido
IDEAL/GRANADA

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Uno de los elementos más importantes y necesarios para vivir felizmente es el amor. Así lo aseveró ayer la psicóloga de Radiotelevisión Española Pilar Varela Morales, durante el curso del Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada Psicología positiva: la felicidad como comportamiento inteligente, que se celebra en Almuñécar durante esta semana.

Para la autora de Amor puro y duro, el amor es lo más necesario, vulnerable y desconocido. Según Varela, un ejemplo de la necesidad de amar es que todas las llamadas y mensajes que hicieron las víctimas de los aviones del 11-S antes de morir fueron llamadas de amor. «En el último momento de la vida, uno vuelve siempre sus ojos al amor».

Según señaló la psicóloga del ente público radiotelevisivo, aunque cada amor es distinto «todos los afectos: maternal, filial, fraternal, relaciones de pareja. tienen la misma base».

Vulnerabilidad del amor

Los datos sobre el creciente aumento de separaciones y divorcios en el mundo, así como de la disminución de enlaces matrimoniales, hablan de la vulnerabilidad del amor. El último informe sobre la materia del Instituto de Estadística de Andalucía difundido hace unos días así lo pone de manifiesto, con un aumento del 9,7% del número de separaciones y un 9,2% del de divorcios en nuestra región durante el año 2003 con respecto a 2002. En la capital argentina, los datos son aún más reveladores. Entre enero y junio de 2005, con respecto al mismo período en el año anterior, se produjo un incremento del 165% del número de divorcios, según los datos del Registro Provincial de las Personas de Buenos Aires.

En su opinión, el amor es vulnerable al aburrimiento, a la frialdad, al desamor, al paso de los años, a la costumbre. y por eso «nunca hay que acostumbrarse a las cosas que nos hacen felices».

Varela comparó el amor con la electricidad para ejemplificar el desconocimiento que generalmente tenemos sobre él. «El amor es como la electricidad -asevera la psicóloga-. Todos lo usamos, pero no sabemos cómo funciona. Lo manejamos con mucha soltura, pero sin saber muy bien qué es». Ese desconocimiento provoca, en opinión de Varela, muchos problemas. En este sentido, según asegura, «el cine ha hecho mucho daño al amor». Para Varela, el cine sólo nos enseña una primera parte del amor, «el capítulo más bonito, pero no nos enseña qué pasa después del apasionado beso con el que concluye la película. Mucha gente piensa que el amor es sólo eso: esa primera parte del enamoramiento, pero después vienen más capítulos».

Tras esa fase inicial, en las relaciones de pareja la pasión comienza a verse reducida considerablemente. Sin embargo, según afirman los sexólogos, el sexo siempre es mejor con la pareja porque permite una compenetración imposible al margen de ella.

Para Varela, lo importante en ese momento es comprender que el amor no desaparece, sino que se da un salto cualitativo fundamental que lo hace ganar en profundidad, aunque se pierda en efervescencia.

Víctimas del amor

Varela defendió la importancia del amor y señaló que «un amor vale mucho, aunque esté deteriorado y merece la pena tratar de salvar la relación». Sin embargo, destacó el hecho de que antes que parejas, somos individuos, personas, y por tanto, tampoco es recomendable sacrificar la vida por una opción que puede hacernos mucho daño.

En este sentido, se refirió a las mujeres maltratadas, quienes en muchos casos, por el temor a las consecuencias de la ruptura (reacciones familiares, sociales, repercusiones en el futuro personal y económico, en los hijos) perpetúan en el tiempo relaciones que sólo las conducen hacia la destrucción. «La agredida pierde su identidad como persona ante el maltratador. Acaba convertida en un sujeto sin nombre y víctima propiciatoria de todas sus frustraciones», concluyó.

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