Todos los árboles de Constitución serán talados para evitar su caída
Botánicos de la Universidad aseguran que no tienen raíces y podrían desplomarse con una racha de viento.Se plantaron hace 30 años sin dejarles tierra para enraizar y ahora sólo se sujetan con el pavimento
JUAN ENRIQUE GÓMEZ/GRANADA
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«En mi opinión y la de otros técnicos hay que retirar la totalidad de los árboles en mal estado de la avenida de la Constitución, que son casi todos los existentes, porque existe un grave riesgo de caída». Son las palabras de Manuel Casares, biólogo y profesor de botánica de la Universidad de Granada, que junto al alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, mostraba como los olmos de esta calle se encuentran con graves problemas de sostenibilidad y de viabilidad, pudriciones y sin las raíces necesarias para mantenerse en pie. De hecho ya se han caído algunos y otros han tenido que ser apuntalados. Este botánico recomendaba arrancar los árboles y sustituirlos por otras especies más adecuadas a la vida en la ciudad y una zona rodeada de edificios.
El alcalde, ante esta situación, es tajante: «Se retirarán todos los árboles que sea necesario porque si existe peligro evidente de que caigan y produzcan daños a alguien, no se puede tomar otra decisión. No podemos escurrir el bulto y dejarlo pasar».
No se sostienen
En los paseos laterales de la avenida de Constitución el mal estado de los árboles es evidente. La inmensa mayoría están inclinados hacia el lado contrario a los edificios. El pasado sábado se cayó uno de ellos situado junto a la esquina con la avenida de Andaluces. Junto a ese ejemplar ya se habían apuntalado algunos ejemplares y, enfrente, cerca de la confluencia con doctor Olóriz, se han tenido que apuntalar más de una decena de olmos siberianos (Ulmus punila).
¿Qué ha pasado?
Los expertos indican que estos árboles tienen una edad aproximada de 30 años. Están en sus últimas etapas de vida. En su mayoría poseen pudriciones internas, algunos de ellos están afectados por grafiosis (aunque esta especie es poco atacada por esta plaga que sí afecta a otras especies de olmos) y todos ellos tienen el problema de la falta de raíces y por tanto de estabilidad y verticalidad.
Hace ya treinta años, cuando se destruyó el bulevar de la entonces avenida de Calvo Sotelo, la fuerte contestación vecinal ante la tala de los árboles que había en el centro de la calle, se realizó una plantación masiva de olmos en las aceras, pero se hizo sin tener en cuenta que había que dejar una base de tierra para que los ejemplares pudiesen desarrollar sus raíces. Se plantaron sobre una base de cascotes de las obras del bulevar. Los olmos no pudieron crecer desarrollando sus raíces verticales, sólo una especie de cepellón del que salen las raíces laterales, muy delgadas y con escasa fortaleza. Estaba sostenidos por el propio pavimento de las aceras.
Ahora, al abrirse las aceras para las obras de reforma de la avenida, algunos de estos ejemplares se veían abajo, y se ha podido comprobar que en todos los casos, estaban en peligro de caer. «Se ve claramente como no han penetrado en el suelo. Están al aire», señala el alcalde que al menos se felicita por el hecho de que hayan podido descubrir el problema. Como técnico en agricultura, Torres Hurtado (que es ingeniero técnico agrónomo) sabe que un árbol de gran porte necesita raíces verticales y un espacio aéreo para crecer con normalidad. Se ve claramente que los árboles se han inclinado a sí mismos para que sus ramas no choquen con los edificios. «En su momento se plantaron especies no adecuadas a este lugar», dicen los técnicos del área de Mantenimiento.
Torres Hurtado asegura que la intención municipal era la de mantener la totalidad de los árboles, pero las circunstancias obligan a su retirada por motivos de seguridad. «Antes de iniciarse la obra de reforma de la Constitución no se sabía que los árboles estaban en estas condiciones», dice el alcalde que el lunes por la noche mantuvo una reunión con técnicos municipales e independientes que después de examinar los árboles, coincidieron en la necesidad de poner remedio a la situación.
«Lo que aseguramos en este momento es que cada árbol que se quite será sustituido por otro. Iniciaremos una replantación con especies más adecuadas y, desde luego, de gran porte», dice el alcalde, que asegura que buscarán en todos los viveros de Europa ejemplares ya crecidos para traerlos hasta la avenida de la Constitución. Asegura que no se escatimará en gastos, «porque no se trata de dinero, sino de la necesidad del mantenimiento de las zonas verdes y el arbolado de la ciudad», dice el alcalde que se muestra completamente convencido de que será objeto de toda clase de críticas, pero «la seguridad de los ciudadanos está en juego», afirma.
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