LOCAL
GRANADA
«¿Soplad, soplad! Que sepáis lo que es un parto»
Estudiantes de Medicina celebraron ayer en la Fuente de las Batallas el Día Mundial de la Salud Cientos de personas participaron en las actividades
MARÍA APARICIO //FOTOS: LUCÍA RIVAS / GRANADA
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UN nuevo hospital en Granada. La Fuente de las Batallas se convirtió ayer por la mañana en un centro sanitario copado por cientos de pacientes que buscaron respuesta a las preguntas que siempre les rondaron por la cabeza y nunca se atrevieron a preguntar. Niños, mayores y ancianos acudieron a la cita que los estudiantes de medicina de la Universidad de Granada convocaron para celebrar, por todo lo alto y por primera vez en la ciudad, el Día Mundial de la Salud. Una iniciativa pionera que los propios universitarios granadinos idearon hace meses y que durante la jornada de ayer se repitió, gracias al tesón de los futuros doctores, no sólo en la capital granadina, sino también en Cádiz, Córdoba, Sevilla, Murcia, Albacete, Madrid, Oviedo, Málaga, Santander, Salamanca, Zaragoza, Valladolid y Santiago de Compostela.
Entregados a su futuro puesto de trabajo, demostraron su implicación con la pérdida de un soleado domingo a cambio de ofrecer a la sociedad, que muy pronto pasará por sus manos, todos sus conocimientos médicos. Así, se pudo ver la ilusión en las caras de las jóvenes que, cojín bajo la ropa, sentían la sensación de estar embarazadas mientras respiraban profundamente en su clase de preparación al parto. «Nunca había experimentado una clase de parto pero me ha gustado y me ha entrado el gusanillo. Esta noche me pongo a ello», aseguró una joven treintañera, Olvido García, mientras miraba a su novio con ojitos golosones.
Mundo infantil
Y es que el mundo relacionado con los más pequeños atrajo de forma especial al mundo femenino. Cambiar pañales, enterarse bien de las características idóneas para quedarse en estado o aprender a soplar para evitar «el dolor más salvaje del mundo», fueron de las actividades más solicitadas durante toda la mañana. «¿Aprended, aprended! Porque lo que hemos pasado nosotras con nuestros hijos no lo sabe nadie. Doce horas estuve yo de parto a pelo y sin saber soplar», advirtió una señora, Agustina Robledo, que observaba con rareza como seis chicas practicaban sobre una alfombra en pleno centro de la ciudad.
Sin embargo, los utensilios médicos más cotidianos se llevaron la palma. Una larga cola de personas de todas las edades esperaba pacientemente a que les tomasen la tensión, les pesasen y les midiesen. «Es lo que más éxito ha tenido. Percibo que a la gente le cuesta ser el centro de atención cuando tienen muchos espectadores. En cambio, esto lo hace todo el mundo y no suscita risa», aclaró el coordinador local de salud pública de la Federación Española de Asociaciones de Estudiantes de Medicina (IFMSA), Bruno Abarca.
Los más curiosos se dejaron atrapar por el cooxímetro, el medidor de glucosa y la exploración de mamas. El primero causó cierto recelo, sobre todo en los fumadores que se pensaron, una y otra vez, si les convenía conocer el nivel de monóxido de carbono de sus pulmones. «Me temo que lo dejaré para otro día», señaló un visitante, Ramón Moreno, tras mirar el cigarrillo que portaba en la mano. Los resultados sorprendieron a más de uno que esperaba que los «pocos pitillos» que fuma no serían perceptibles en el medidor. La sorpresa también atrajo a muchos hasta las mamas de plástico.
Clases para detectar posibles tumores, una práctica cada vez más extendida entre las mujeres. Todo mientras los más pequeños se entretenían en un hospital de juguete que pretendía familiarizar a los más pequeños con el mundo de la medicina para evitar temores, «que en la mayoría de los casos son trasladados por los propios padres», aclaró Abarca.
Pero sin duda, el papel más complicado lo ejerció Jonathan Estébez, que durante las cinco horas de trabajo se dedicó a informar sobre las ETS y especialmente sobre el SIDA. «A nosotros eso ya no nos concierne», le decían las personas mayores mientras él intentaba hacerles comprender que este virus no se transmite con el contacto humano cotidiano. «En Granada existen 876 casos de SIDA contabilizados. Una cifra importante que no debemos permitir que aumente, pero muchos piensan que son cuentos chinos», subrayó.
Y es que los médicos del mañana sienten que necesitan acercarse a la gente. Cuanto antes mejor. «Tenemos la obligación de acabar con la idea del matasanos».