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Sobre las elecciones a rector y la Universidad

– Sobre las elecciones a rector y la Universidad

Sr. Director de IDEAL: Los cuatro candidatos a rector de la UGR son catedráticos. No puede ser de otra manera. Para ser rector de la UGR es requisito indispensable tener la condición de catedrático. No deja de ser curioso que la inmensa mayoría de la comunidad universitaria podría ser, en teoría, presidente del Gobierno de España, pero no rector de su Universidad. Y encima nos venden la elección del rector por sufragio universal (en nuestro caso ponderado), lo cual le da un supuesto cariz democrático a la elección. Falso, radicalmente falso. De democracia, poco o nada. Todo el mundo sabe que el derecho de sufragio tiene una doble cara, el derecho activo y el derecho pasivo, es decir, el derecho a votar y a que te puedan votar, a que puedas presentarte. Esto se viola flagrantemente en la Universidad, y no lo digo ya porque los alumnos no puedan ser rectores, lo cual parece un poco absurdo (aunque por otra parte no sería más absurdo que el hecho de que cualquiera de nosotros pueda presentarse a unas elecciones generales), sino por el resto de profesores que no tienen el status de catedrático. ¿Por qué un catedrático sí y un profesor titular no? ¿Y cualquier otro profesor que no sea titular?

Una de las cosas que más me llama la atención de la Universidad es que en ella todo funciona por jerarquía: a la hora de elegir asignaturas, de elegir horarios, del reparto de los despachos y de muchas cosas más. Es una institución jerarquizada, disciplinada, en la que la obediencia es un valor y en pocos sitios como en la Universidad se cumple aquello de «el que se mueva no sale en la foto». Para progresar en el «escalafón» universitario, hay una larga lista de espera, en la que los aspirantes deben de ser pacientes y obedientes hasta conseguir la titularidad y más adelante la cátedra. La máxima que se cumple durante todo el proceso de ascenso es «el hoy por ti y mañana por mi».Y cuando uno llega a la cúpula del sistema está tan integrado en el mismo, que sus juveniles ansias de mejorarlo o se han quedado por el camino o resultan del todo imposibles de aplicar.

Hay excepciones, evidentemente que las hay, y en algún caso son notables, brillantes y admirables. Pero el sistema es tan perfecto, la maquinaria está tan engrasada, la cultura universitaria tan asentada, que las excepciones son perfectamente asumibles y encajables. Es más, el sistema las utiliza para retroalimentarse y auto regenerarse. Igual recuerdan aquella película protagonizada por Bruce Willis y Mila Jovovich, titulada El quinto elemento, en la que El Mal aparecía representado por un enorme meteorito o planeta que se acercaba a la Tierra con objeto de destruirla y todo lo que se hacía para combatirlo lo único que conseguía era hacerlo más fuerte. Como es natural, la película tiene un final feliz, pero claro, los finales felices muy pocas veces suceden en algo que no sea una película. Y en el caso que nos ocupa, los candidatos a rector son catedráticos, que no Bruce Willis y en la UGR Mila Jovovich brilla por su ausencia.
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