Una ciudad empapelada bajo los eternos lemas de ‘se alquila’, ‘se busca’ o ‘se comparte’. Así se encuentran algunas zonas de Granada a poco tiempo de que dé comienzo el próximo curso universitario. Desde luego, la máxima prioridad de los estudiantes que buscan alojamiento no es otra que la de economizar al máximo, y en estos tiempos que corren las opciones no le faltan.
El aumento se hace notar tanto en la oferta como en la demanda. Así lo aseguran desde la oficina de Gestión de Alojamientos del vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Granada (UGR). El director de esta oficina, José María Suárez, señala un incremento de entre un 20 y 25% de la demanda, la oferta y los usuarios: «Creo que la demanda es incluso más alta, pues la crisis provoca que crezcan las pretensiones de formación. Me da la sensación de que hay más tendencia a buscar piso compartido en lugar de residencias y colegios mayores».
Buenas condiciones
Como tantos otros, José Fernández aún no ha encontrado a los estudiantes que siguen esta tendencia. Este propietario alquila su piso totalmente equipado a poco tiempo de haberlo reformado. El inmueble se encuentra a pocos minutos del Campus de Cartuja y a pesar de ofrecer unas condiciones asequibles, José no ha recibido aún ninguna llamada: «Hay muchos pisos en alquiler y la cosa está muy mal, pero prefiero encontrar a estudiantes porque sabes que te pagan seguro y lo cuidan todo mucho mejor». Este granadino de 32 años tuvo que abandonar el piso después de quedarse sin trabajo. Ahora vive compartiendo gastos con su hermano y espera encontrar a los inquilinos de su vivienda para poder pagar la hipoteca, pero sabe que la situación no le va a ser muy favorable.
Alfonso Fernández, propietario de una empresa de limpieza del mobiliario urbano en la capital, puede dar buena prueba de las innumerables opciones de alquiler que se pueden encontrar por toda la ciudad: «Siempre que llega esta época los quioscos se inundan con los carteles de alquileres, sobre todo en la estación de autobuses y Severo Ochoa».
En el caso de los estudiantes, la búsqueda de un piso que se ajuste a sus necesidades y posibilidades tampoco es tarea fácil. Esto mismo lo entendieron los dueños del céntrico Café Piaf, que durante las dos temporadas en que llegan universitarios a Granada -septiembre y febrero- organizan encuentros entre los propietarios y demandantes. El encargado del café, Brice Canales, señala que «esta iniciativa funciona bastante bien, sobre todo con los erasmus». En el local se organizan otras actividades sociales, como intercambio de idiomas o noches temáticas.
La amplia oferta de alquileres a estudiantes, sobre todo entre particulares, no deja mucho margen de actuación a las agencias inmobiliarias, por lo que trabajan muy poco con este sector. Así lo reconocen desde la inmobiliaria Violón Alminares. Según su responsable, Antonio Titos, los pisos que le ofrecen para estudiantes no suelen estar muy bien conservados, por lo que ni siquiera los pueden tener en cuenta para sus clientes. Titos añade que incluso estos propietarios que buscan estudiantes «los ponen más caros que si se tratara de una familia, porque al alquilar solo una habitación el precio se reparte y le sacan mucho más rendimiento».
La vida en un piso no es opción exclusiva y obligada para todos los estudiantes. Tanto residencias como colegios mayores completan las posibilidades de vivienda. Lo cierto es que Granada es la segunda ciudad española en número en este tipo de alojamientos. En el caso de colegios mayores, su número se eleva a trece, 11 de entidades privadas y dos titulares de la propia Universidad. Según los datos del portal de la Universidad granadina el número de plazas totales asciende a unas 1.551.
José María Suárez destaca la disposición y compromiso social por parte de las instituciones que gestionan estos alojamientos. Junto con la oficina de gestión han trabajado de forma intensa para que los estudiantes puedan disponer de alojamiento en condiciones beneficiosas y especialmente, favorables para aquellos que tienen un adecuado rendimiento académico y limitados umbrales de renta: «Hicimos una convocatoria de plazas bonificadas y se agotaron las solicitudes, pero ya tenemos prevista otra. La verdad es que tanto residencias como colegios mayores han demostrado una gran solidaridad y sensibilidad en momentos tan difíciles», añade el director de la oficina.
Por su parte, el coordinador de colegios mayores y residencias de la UGR y delegado del rector en este mismo ámbito, Antonio Almendro, asegura que todos los colegios cuentan de por sí con plazas becadas dentro de su propio programa de actividad sociales. Sumado a esto, tras el acuerdo alcanzado con la Oficina de la Gestión de Alojamientos del vicerrectorado de estudiantes, los colegios ofertarán plazas bonificadas con un descuento importante. La convocatoria ya está disponible. Este coste, asegura Almendro, lo asumirán los propios colegios. En su caso, como director del Colegio Mayor Garnata, cuentan con 3 becas propias más las cuatro o cinco plazas bonificadas fruto de los últimos acuerdos. En cualquier caso, el coste medio de estos alojamientos en la ciudad -con IVA incluido- se sitúa entre los 700-750 euros.
Respecto a la subida del IVA, el coordinador destaca que la mayoría van a asumir el incremento: «Estamos haciendo esfuerzos enormes para que los que no tengan la posibilidad de venir a estudiar, no pierdan la oportunidad». La directora del Colegio Mayor Alsahara, Rosario Segura, añade: «Lo bueno de los colegios es que conoces muy bien a las familias y sabes quién está pasando una necesidad real. Siempre que sean buenos estudiantes, no hay nadie que se haya ido por el tema económico», asegura la directora.
Con este panorama parece que son pocos los obstáculos -por lo menos económicos- para que cualquier estudiante tenga la posibilidad de recibir su formación en Granada. Por el momento, esta ciudad seguirá siendo la cuna de grandes profesionales, apetecida por los estudiantes y, por supuesto, uno de los mejores referentes en el ámbito académico.
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