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Premios con sabor a pueblo de Granada

Premios con sabor a pueblo de Granada

En un acto sobrado de halagos, calentito como una sopa pero a la que faltaba un condimento (no estuvieron los diputados del PP), se celebró en el Cubo de CajaGranada la entrega de sus premios y galardones a aquellas personas que esta institución cree que se lo merecen y a los que reconoce su labor humana y social. Era, en definitiva, un acto en el que la Corporación Provincial recompensaba aquellos comportamientos que desea que se repitan.
Así que allí estaba, por ejemplo, Antonio Jara, desde ahora Hijo adoptivo de la provincia, que subió al estrado como patricio romano que es llamado al Senado para dar la versión de su batalla ganada. Jara fue alcalde a la misma edad a la que murió Cristo -33 años- y, como el hijo de Dios vivo, pasará a la historia local por hacer milagros como permitir que por el Genil naden los patos o que exista un Palacio de Congresos reconvertible en un mercadillo de fin de semana. Jara, a pesar de ser pequeño de estatura, fue grande en acciones y así se lo recuerda la ciudadanía. También están en su haber de alcalde que miró con ojos de futuro, el Palacio de Deportes y la Circunvalación. En la talla de un hombre cuenta poco la de su cuerpo, más la de su mente y mucho la de su corazón. Por eso el ex alcalde dijo que recibir aquel título era un honor muy difícil de merecer. El suyo fue un gran discurso, como de él se esperaba. La Granada de Jara, la Granada con la que se siente identificado, es una Granada viva, de la gente que trabaja y que siente. Aludió a Adriano para decir que el verdadero lugar de nacimiento de una persona es aquel en el que por primera vez miramos. La Universidad de Granada y el PSOE fueron espacios vitales para él y aconsejó a los granadinos que huyeran del pesimismo y el escepticismo y que creyeran en los espacios abiertos y en la ilusión que esta provincia es capaz de ofrecer. Para él se ha acabado el tiempo del paraíso cerrado de Soto de Rojas y dijo que para seguir adelante esta provincia tenía que huir de los incómodos localismos. Sin su mujer y sus hijos, dijo, jamás hubiera logrado lo que logró. Y terminó diciendo que a él, un murciano de pueblo, le pasa con Granada como a Juan Ramón Jiménez cuando le preguntaron si le gustaba oír correr el agua del Generalife: «No me va a gustar si hace 40 años que la estoy oyendo».
Zapatos cómodos
También estaba premiada con el nombramiento de Hija Predilecta, Elisa Pérez Vera, una mujer rescatada del marasmo del trabajo y al fin reconocida por sus paisanos. Elegante y sobria, dos conceptos perfectamente conjugables en personas de bien que se dedican a impartir Justicia, subió al lugar donde iba a recibir los honores para sentenciar que para ella venir a Granada es como ponerse unos zapatos cómodos. El discurso de Elisa fue de recuerdos, de sus padres, de su abuela, de aquellos primos años en que su rebeldía le hizo luchar porque la mujer no fuera apartada del mundo de la judicatura. Para ella Granada no era la capital, sino toda la provincia, «esos pueblos de los que nunca me marché y que siempre llevo conmigo». Una lombriz de emoción le secó la garganta y le hizo despedirse entre los cariñosos aplausos de público,
La Universidad de Granada, esa institución que lleva 475 años a la espalda, recibió la Medalla de la Provincia en Categoría de Oro, que es como ser reconocida no sólo en ciudades del extranjero, sino también en Los Cárcheles y el en el anejo de Los Tablones.
La Diputación no quería elegir entre de Marina Heredia y Estrella Morente, dos guapas artistas (Julio Romero las habría hecho sublimes \’piconeras\’) que montan guardia para entrar en la historia del flamenco. Por eso compartieron mención honorífica y aplausos a los mismos decibelios. Un beso sonoro de Estrella a Marina, selló la noche en que ambas se sintieron más unidas que nunca.
El municipio de Castril, parque natural gracias a Dios y espacio literario gracias a que José Saramago que lo ha tomado como suyo, fue otro de los distinguidos. Así como Radio Granada, que nació en el año 1933 con la emisión de una intervención de Fernando de los Ríos, que, desde su pedestal de bronce que tiene en la rotonda del Cubo, se sumó a los aplausos por tan merecido galardón. Fue precisamente Fernando de los Ríos quien instó a que se aprobara la creación de la Escuela de Estudios Árabes, otra a las galardonadas de la noche. Y otro aplauso pues de la estatua del que fuera pensador socialista.
El pasado y el futuro del fútbol de Granada estuvieron representados por Ángel Castellanos y Esteban Granero. Ambos sintieron anoche que habían marcado uno de los goles más bonitos de su vida.
Todas las aventuras de la vida se reducen a lo mismo: vivir sin esperar mucho a cambio. Para los galardonados por la Diputación en la noche de ayer al menos su espera ha tenido premio. Los galardonados comprendieron que al final lo que cuenta no es lo que se da, sino el cariño con el que se da.
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