– Perfilar nuestra institución, elegir a un rector.
EL proceso de elección del Rector de la Universidad de Granada toca su fin. Los implicados, y tal vez los ciudadanos de Granada en general, padecemos cierta saturación comprensible, acaso porque la campaña electoral se ha contagiado inevitablemente de las mismas fórmulas del circo político. Sin embargo, la elección del Rector de la Universidad de Granada es un hecho trascendente, vital para la propia Universidad de Granada y, seguramente, también para la ciudad. Del nuevo equipo rectoral y de su política universitaria emergerá una nueva orientación para nuestra Universidad, con una impronta singular, a imagen y semejanza de sus máximos responsables. No siempre el perfil resultante merece el elogio. La Universidad de Granada, pese a su potencial en recursos humanos y materiales, a veces no ha logrado escapar a la mediocridad de un modelo de Universidad provinciana, en el peor sentido de la expresión, preocupada simplemente por el marketing local o la gestión más o menos eficiente de unas enseñanzas concebidas con la misma ambición que en la academia de la esquina: «Preparar al alumno para los exámenes». Así lo denunciaba críticamente Francisco Giner de los Ríos respecto de la Universidad del siglo XIX, aspirando a una institución que diera crédito a su propia denominación, que buscara básicamente la investigación y el saber para formar a partir de ellos a la juventud.
Necesitamos, más que queremos, una Universidad que mire más hacia fuera y no tanto hacia el entorno inmediato. Una Universidad de Granada cosmopolita, internacional, competitiva, que se base en el pilar fundamental de la investigación de primer nivel, que oriente su política a generar y gestionar recursos para este fin esencial, relacionándose y compitiendo con las mejores Universidades extranjeras. Precisamos una Universidad que no se deje llevar por una función social mal entendida, que huya de la masificación y de las estadísticas cuantitativas para cuidar en el detalle las necesidades de los equipos investigadores y ser exigente y no complaciente con los procesos docentes. Debemos conseguir una Universidad que estimule la colaboración con las empresas privadas, que en España siguen sin comprender el activo que supone la inversión en saber. Preferimos una Universidad comprometida, plural, crítica y políticamente incorrecta a una Universidad preocupada por su brillo en el entorno social.
No todos los miembros de la comunidad universitaria se sienten cómodos significándose. Sin detrimento alguno de los méritos de los demás candidatos, desde el inicio del proceso hemos dado nuestro apoyo a Francisco González Lodeiro. Simpatizamos y apreciamos a otros candidatos que, a nuestro juicio, han contribuido a conferir a estas elecciones una altura muy notable. Pero creemos que la Universidad de Granada debe mucho al impulso de Francisco González Lodeiro en su época de Vicerrector de Investigación; su gestión fue proverbialmente ejemplar en la apertura exterior de la Universidad de Granada y en la concepción de la investigación de calidad como una prioridad política, cuya inercia ha rendido muy buenos frutos más allá de su mandato. Seguramente su honradez y su talante para trabajar en equipo le han ayudado a la hora de adquirir ese perfil acreditado que justifica un voto, el nuestro, cuyo único afán es la Universidad en la que muchos creemos, y con la que a veces no nos queda más remedio que soñar. Ojalá que, cualquiera que sea el resultado, todos los votos sirvan a la misma ambición, al mismo sueño…
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