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Otra ardiente polémica: los Trujipis

OPINIÓN
TRIBUNA
Otra ardiente polémica: los Trujipis
JESÚS LENS ESPINOSA DE LOS MONTEROS/
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A ver si lo he entendido bien: Granada es una ciudad, viva y moderna, en la que no se puede construir en la Vega porque hay que preservar la naturaleza virgen, no se puede construir hacia lo alto porque hay que preservar las vistas de la Sierra y no se puede construir hacia abajo porque, además de encontrar restos arqueológicos, las piquetas revientan los tubos del Gas Natural.

Granada es una ciudad universitaria, que acoge a cerca de 60.000 estudiantes cada año y que, con el Campus de la Salud y el I+D de Telefónica, pronto atraerá a una buena cantidad de becarios y jóvenes investigadores recién licenciados.

En Granada nos echamos las manos a la cabeza por los desmanes urbanísticos cometidos en el área metropolitana por consistorios de todos los colores, y, a base de especulación pura y dura, hemos conseguido que un piso de 90 metros cueste más de treinta millones de pesetas. Y ante un panorama como éste, cuando se plantea la iniciativa de los minipisos, sólo ha faltado lapidar a la Trujillo en Plaza Nueva.

Que no es LA solución al problema de la vivienda, gritan a los más iracundos. Así, con mayúsculas. LA solución. Que se les llena la boca. ¿Acaso tiene alguien LA solución para el susodicho problema y se lo calla, el muy villano? Alguien sin varita mágica, quiero decir.

Porque en una sociedad en la que el 70% de las personas de entre 20 y 30 años viven con sus padres, se necesita ser muy osado para vapulear los Trujipis sin siquiera echarle una pensadita al asunto. Por ejemplo, ¿qué piensan esos padres cuyos vástagos de treintaytantos aprovechan el fin de semana playero de sus progenitores para reunir a la panda en el domicilio familiar, hacerse unos tallarines a la carbonara y beberse el Chivas de la cesta de Navidad mientras ven el partido del Plus?

¿Qué opinan de los Trujipis esos padres que pagan muchos miles de euros cada año porque sus hijos ocupen los diez metros cuadrados que suelen medir las habitaciones compartidas de los Colegios Mayores y Residencias Universitarias? ¿Y los que tienen que pagar 400 euros mensuales para que el niño comparta piso en Pedro Antonio con otros cinco estudiantes? ¿Y los jóvenes currantes JASP que se conforman con los siete metrillos del dormitorio de la casa paterna y el libre acceso al frigorífico?

Los documentales de La 2 nos muestran cómo las leonas, cuando sus cachorros han alcanzado una cierta edad y se acercan a ellas, melosos y juguetones, los alejan a base de gruñidos y zarpazos. Hasta que los leoncitos cogen la indirecta y se largan a buscarse la vida por la sabana. A nosotros, más civilizados, nos plantean una iniciativa tan prometedora como la de los Trujipis y queremos devorar a la Ministra. Sin compasión.
igadores recién licenciados.
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