Inicio / Historico

Olóriz, ¿un niño prodigio?

Olóriz, ¿un niño prodigio?

Médico y antropólogo, Federico Olóriz Aguilera (1855-1912) realizó estudios sobre el índice cefálico en España (relación de la anchura máxima del cráneo con respecto a su longitud), estuvo muy vinculado a la investigación y el tratamiento del cólera, fue amigo de Santiago Ramón y Cajal y, desde una perspectiva sociológica, hizo una completa investigación sobre los habitantes de la Alpujarra. Aunque su mayor logro científico fue diseñar el sistema de identificación dactilar en España.
Ayer, el Parque de las Ciencias acogió la presentación de \’Federico Olóriz. Biografía íntima del Profesor\’, un libro publicado por los autores Miguel Guirao Pérez (cofundador del Instituto Federico Olóriz) y Miguel Guirao Piñeyro (profesor de Anatomía de la Universidad de Granada). El trabajo ha sido editado por Comares, CajaGranada y el propio museo.
Se trata de un proyecto muy familiar, no sólo porque padre e hijo estén involucrados, sino porque el abuelo, Miguel Guirao Gea, era el biógrafo de Olóriz. Esta unión les ha permitido acceder a la información más íntima y curiosa sobre el eminente científico.
Tal y como explica Guirao Pérez, Olóriz solía escribir sobre todo lo que le pasaba. Así, los autores han rescatado escritos en los que el médico y antropólogo granadino describía, con trece años, a aquellas chicas que más despertaban su interés, dónde solían ir, qué les gustaba hacer, sus costumbres y un sinfín de detalles tan científicos como personales.
«En sus textos usaba muchos acrónimos y siglas para referirse a determinados conceptos, como por ejemplo DP (dinero pagado), VR (visita recibida) o IA (investigación amorosa), por ejemplo», detalla el escritor, quien añade que también hay muchos textos en los que relataba sus besos.
Muy minucioso
Así, esta biografía tiene la peculiaridad de ofrecer una visión mucho más intimista de la vida de Olóriz. Guirao Pérez cuenta, maravillado, que el científico era muy minucioso en todo lo que relataba, que tenía una caligrafía impecable y que escribía grandes parrafadas llenas de acrónimos y códigos de letras y números que sólo él podía comprender. «Muchos genios suelen estar al borde de la locura», señala al respecto.
Otras de las curiosidades que aparecen en estos diarios son cómo el doctor acostumbraba a medir el cráneo de sus hijos y a estudiar su evolución, al igual que solía medir su propia orina.
El autor subraya, además, que el antropólogo era especialmente perspicaz a la hora de observar con detalle y explicar, meticulosamente, aquello que quería contar o sobre lo que investigaba. «Además estaba obsesionado por el tiempo, hasta el punto de que contabilizaba los minutos que dedicaba a cada una de sus tareas», sostiene.
Por todo ello, Guirao Pérez se refiere a él en numerosas ocasiones como pequeño genio o niño prodigio. Ciertamente, cuando Olóriz estudió Medicina en Granada destacó desde el principio entre sus compañeros.
Este libro, que se asemeja más a una novela que a una biografía histórica, según destacan sus responsables, acoge así una serie de experiencias narradas en primera persona por este singular científico, y permite al lector acercarse a su vida y su trabajo desde una perspectiva mucho más personal. El libro incluye poemas, cartas, anécdotas sobre sus viajes por la Alpujarra, etcétera. Y es que Federico Olóriz Aguilera escribió estos diarios a lo largo de toda su vida, hasta el día en que murió.
Descargar