Nuevas tecnologías del chuleteo
MP3, MP4 y móviles ponen en alerta a los profesores de la UGR en cuyos centros estudian medidas específicas contra esta práctica
05.07.08 –
ANDREA G. PARRA
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Un sistema inalámbrico de más de 300 euros, un móvil o un MP3 o MP4. Son algunas de las herramientas que están utilizando este año algunos alumnos de la Universidad de Granada (UGR) para copiarse. O lo que es lo mismo. Las chuletas en piernas, brazos, bolígrafos, pelo y todos los sitios imaginables del cuerpo se han trasladado a las nuevas tecnologías. No obstante, en este caso las punteras tecnologías no han desbancado a las rudimentarias. En el chuleteo conviven las dos técnicas, por lo menos en la UGR.
A escasos días de que terminen los exámenes en la institución universitaria, los profesores han visto de todo estas semanas. En algunos centros incluso han llegado a plantear determinados sistemas para hacer frente a las chuletas, no de carne y hueso, sino las de cables y aparatos de última generación. En facultades como la de Derecho se ha visto de todo.
En este caso, el decano, Juan López, admite que sí existe un riesgo real sobre este tema de las nuevas tecnologías aplicadas al chuleteo. Si bien es cierto, que los alumnos no dan muchos detalles cuando se les pregunta -vamos no sueltan prenda para no dar demasiadas pistas a los docentes- los profesores están muy atentos. En el caso de Juan López tras llegarle comentarios de sus compañeros sobre estos sistemas se ha visto obligado a ponerse, se podría decir, que al día sobre estos sistemas. Explica que se están utilizando móviles, MP3 y MP4.
En estos modelos se incluye algunos sistemas de pinganillos para que alguien les pueda soplar las preguntas desde el exterior. En otros, incluso van a las aulas con «inalámbricos y no con pinganillos». Sistemas que por otra parte, les cuesta un pico a los universitarios. Entre los trescientos y los cuatrocientos euros. Ya no son los modelos arcaicos de hace un par de años que enredaban al alumno con los cables, ahora todo es más sofisticado.
¿Los compran los alumnos? Sí los compran ala vista de lo que sucede. En la Facultad de Derecho no es en el único centro en el que los universitarios han echado mano de las nuevas tecnologías para copiarse en los exámenes. Los hay en más. En la Escuela de Informática, por ejemplo, su director, Buenaventura Clares, dice que en su centro también existe y ha existido el copieteo. Si bien, destaca que tiene la sensación que a ser un centro más práctico quizás haya menos. No obstante, hasta para las prácticas hay sus sistemas y los estudiantes se las ingenian para copiarlas, incluidos ejercicios de programación.
Nuevos métodos
El decano de Derecho tiene claro que las nuevas tecnologías aplicadas al copieteo y el chuleteo se han hecho un hueco. Tanto es así que avanza que están estudiando desarrollar una serie de medidas y de consejos para atajar esta situación. Evidentemente no las comenta para no dar más pistas de las necesarias a los amantes de esta práctica. «Este es un tema que nos ocupa y estamos pensando como solucionarlo», expone el responsable universitario. En su opinión, no estaría de más que cada centro universitario tomara medidas y se involucrara en este asunto.
Estos nuevos modelos de chuletas electrónicas, por la red… conviven con el tradicional. Eso sí, según advierten algunos docentes algunos métodos antiguos ya no sirven porque lo que se les pregunta en los exámenes no puede ser resumido en una pierna, un hombro o incluso un pecho. Haberlos los ha habido. Lo de las chuletas es todo un mundo. En la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales cuentan algunos alumnos -sin dar apellidos y nombres evidentemente- que quien le sopla al que está dentro con el móvil y el micro se pone en los aparcamientos y desde allí libro y apuntes en manos lo va cantando todo. Y alguna gente se preguntará como se colocan los móviles, micros… hay todo tipo de ingenio y trucos. Desde ocultarlo con el pelo hasta lo comentado anteriormente de que sea inalámbrico y no se vea.
Para evitar esto de las nuevas tecnologías algunos profesores como Buenaventura Clares les hace a los alumnos que despejen el pupitre. Encima de la mesa sólo bolígrafo, lápiz y goma. Aún así admite este veterano docente que el copieteo está vigente. Decir que nadie se ha copiado en la clase de uno como que… Así, cuenta una anécdota del típico bolígrafo repleto de anotaciones. Lo habían hecho con una aguja o un punzón sin tinta.
En la Facultad de Ciencias del Trabajo, Antonio Delgado, decano del centro, también comenta que este sistema de chuleta se ha dado y se ha pillado en el edificio de la calle Rector López Argüeta. En un bolígrafo algunos alumnos son capaces de condensar cinco o seis temas. De las tradicionales que se dan en este centro también está la típica del reloj o la de los brazos. De nuevas tecnologías, él no ha visto en su clase ni le han comentado. Eso sí, toma junto al resto de profesores de su asignatura medidas. Les pide a todos los alumnos que apaguen el móvil. Para asegurarse de que están apagados se hace un barrido con el bluetooth.
A estas chuletas se suman otras como las que hacen algunos alumnos en las etiquetas del types, por ejemplo. En la etiqueta donde va el código de barras, la composición del producto… se le quita y se rellena con fórmulas, teoremas, teorías… Existen, incluso, patrones en internet. Esta vía, es sin lugar a dudas, una de las fuentes inagotables donde los universitarios sacan todo tipo de ideas para poder copiarse y desarrollar nuevos sistemas de copieteo y chuletas que los profesores no tengan tan vistos. El profesor Delgado señala que las viejas chuletas continúan y cambian poco, no obstante, es consciente que se agregan cada año nuevos métodos de los que los estudiantes no sueltan ni prenda para no ser pillados.
Cuando estos alumnos son cazados se arriesgan a que el profesor lo expulse inmediatamente del aula en la que se está haciendo el examen. En este sentido, anota el profesor Delgado que se le invita al alumno a salir y en la próximo convocatoria puede volver a presentarse. A pesar de estos riesgos los hay que se apuntan a todo tipo de ingenios y trucos para no tener que estudiar mucho y aprobar el examen. También hay docentes que dicen que mientras se hace la chuleta se aprende, si bien, con los nuevos sistemas tecnológicos ya no tanto. Ahora no se tiene ni que escribir en el brazo o pierna. Se las cantan -preguntas- al oído.