74309 Esto no es más que otra información sobre el ébola. Pero no se engañen, nada tiene que ver con la locura casi colectiva con la que el país está encarando esta crisis sanitaria. No encontrarán vertiginosidad, llamadas al sosiego, fallos en protocolos o frenesí informativo. Todo lo contrario. Mientras en Madrid todo cambia a la velocidad de la luz, en ciertos laboratorios de Almería y Granada las cosas se ven diferente. La ley que rige es la paciencia y el sacrificio, los cálculos analíticos y el rigor empírico. Lo dicho, una carrera de fondo que tan siquiera ha llegado al ecuador y cuya meta, si es que la hay, es aún imperceptible.
Desde el año 2003 la profesora titular de Química Física de la UAL Ana Cámara-Artigas, especializada en la cristalización de proteínas y la determinación de sus estructuras mediante la técnica de difracción de Rayos X, colabora con el grupo de Biofísica y Biotecnología Molecular de la Universidad de Granada en la identificación de productos naturales eficaces contra el virus del ébola. «Ellos se encargan de los estudios termodinámicos y yo me incorporé para los estudios estructurales», explica esta investigadora que pasó cinco años de su vida formándose en Estados Unidos en las mismas técnicas que ahora aplica en el proyecto que lidera Irene Luque Fernández y que poco a poco va dando pasos hacia la identificación de compuestos que inhiban la interacción entre las proteínas celulares y las del ébola. Con un solo objetivo: ‘bloquear’ la salida del virus de las células infectadas para evitar su propagación.
De la noche a la mañana sus investigaciones han pasado al primer plano de la actualidad informativa. No es que nadie supiera lo que hacían, todo lo contrario, eran más que reconocidos en los ámbitos científicos, pero a la vista del poco caso que se le hace a la ciencia y a la investigación en este país, se podía aplicar aquello del ‘no hay mal que por bien no venga’. «Solo espero que ahora que se ha puesto el ébola de actualidad se valore más el trabajo que hacen los investigadores», indica la también docente de la UAL.
Reivindicaciones aparte, sobre su trabajo, la investigadora de la UAL explica que aún se encuentran a «medio camino» de que su investigación fructifique para que en un segundo estadio valga de base para desarrollar en el futuro fármacos efectivos contra esta enfermedad. «Se están dando pasos y quizás se logre conseguir con el tiempo, pero siempre será a largo plazo», subraya.
«Es necesario que la gente sepa que no hay motivos para alarmarse. A mi me recuerda esta situación a cuando apareció el SIDA, cuyo contagio es muy similar. A la gente le entró el pánico al haber cierta desinformación. Con el ébola ocurre lo mismo, es muy complicado que alguien se infecte puesto que solo se hace a través de fluidos», explica la investigadora, quien hace alusión a que estudios están poniendo de manifiesto que la mayoría de casos detectados de ciudadanos europeos se están dando en sanitarios. «Y eso es porque tienen contacto con la fase terminal de la enfermedad, momento en el que el enfermo tiene más emanaciones y es más peligrosa la exposición por la mayo carga de viralidad», cuenta. Es precisamente por esta circunstancia por la que no le ha sorprendido en exceso el contagio de Teresa R. R., la auxiliar madrileña que está siendo tratada en el Carlos III.
La investigadora explica que la auxiliar tiene posibilidades de salir del trance con vida, ya que ha sido diagnosticada en las primeras fases de la enfermedad donde si el tratamiento es acertado el cuerpo responderá. Así, también cree que hay que hacer una distinción entre lo que está pasando en África y aquí. «Las garantías sanitarias y de salubridad no son evidentemente las mismas. En los países del tercer mundo hay pocos controles médicos y menos sobre la alimentación», señala. Y no es asunto baladí, ya que se cree que el origen del virus procede del mundo animal. En concreto de los murciélagos, que suelen formar parte de la alimentación de los monos, y estos a su vez, de los habitantes de algunos países africanos.
Por estas circunstancias, la docente de la UAL, quiere desterrar los mitos de una posible propagación del virus por los países más desarrollados y anima a los gobiernos a apoyar con más fe a la ciencia.
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