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«Ni Atila fue tan malo ni Nerón quemó Roma»

– «Ni Atila fue tan malo ni Nerón quemó Roma»

El periodista y escritor Santiago Tarín habla esta tarde sobre las mentiras de la historia en el Aula de Cultura de IDEAL «Colón ocultaba algo de su pasado»

Santiago Tarín, periodista de La Vanguardia, es autor de varios libros, entre ellos uno muy ameno titulado Viaje por las mentiras de la Historia Universal (Belacqva) que ha sido un gran éxito editorial.

Hoy nos hablará de esas mentiras en la conferencia que pronunciará a las ocho de la tarde en la sede de la Confederación Granadina de Empresarios. Esta actividad entra dentro de las programadas por el Aula de Cultura de IDEAL.

-Por lo visto la Historia miente más que el que escribe.

-No siempre. A muchos de los personajes históricos no les molestó demasiado lo que decían de ellos. A otros incluso les gustaba que hablaran mal, que circulara que eran pérfidos y salvajes, como Gengis Khan o Atila, que usaron el miedo como un arma política y para minimizar sus pérdidas. Claro que hay otros que sí se preocuparon mucho por lo que se contaba: preferían dejar ellos sus memorias antes que otros lo narraran todo, como Ramsés II o Napoleón. Pero es común que los que escriben la historia la modifiquen, bien porque escriben para otros que no son los protagonistas, o para hacer méritos, o por simple subsistencia. O porque las biografías se trazan con pocos documentos rigurosos, y entonces las lagunas se rellenan como se puede. Fíjese por ejemplo como se deformó la figura de Aníbal: al perderse todas las fuentes cartaginesas con la destrucción de la ciudad, tan sólo quedan los autores romanos. No es hasta el siglo XX que modernos eruditos y arqueólogos han rescatado la figura del fenicio en toda su magnitud, y han puesto en tela de juicio la leyenda del odio eterno a Roma, pues parece ser que Aníbal, en realidad, no quería empezar la II Guerra Púnica ni la destrucción absoluta de su rival, como si hicieron éstos.

-¿Cuáles son las mentiras más graves que la propia historia ha asimilado como ciertas?

-Cada cual tiene su respuesta a esta pregunta. A mí la mentira no me escandaliza porque forma parte del comportamiento del ser humano, pero sí me preocupa cuando se pretende hacer pasar mentiras como catedrales como verdades. Por ejemplo, cuando se deforma el lenguaje para no decir las cosas como son, y llamamos ingeniería financiera a una simple estafa, o guerra preventiva a una acción ilegal que tiene fines distintos a los que se presentan. No hay cosa más nefanda que justificar mentiras terribles bajo teorías pseudocientíficas que pretenden acomodar nuevas verdades. Me refiero a la supremacía racial, a la abolición de derechos civiles a cambio de promesas de bienestar o a la explotación del ser humano por sus semejantes.

Jesús en la Historia

-En su libro se dice que se sabe muy poco de Jesús, un personaje fundamental en nuestra historia.

-Pues sí. Eso es algo que no niegan ni los autores cristianos. Es difícil encontrar la pista del Jesús histórico, y de hecho esto no importó hasta la Ilustración. A partir de entonces se inició la búsqueda del personaje más allá de la fe, y aún hoy en día sabemos muy poco de él. Muchas lagunas se han ido cubriendo con estudios complementarios, arqueológicos, históricos o lingüísticos, pero la verdad es que las distintas fuentes originales no nos han dejado demasiadas pistas. Las fuentes romanas no se preocuparon mucho de un hombre que murió crucificado en una remota región del imperio, y las fuentes judías y rabínicas tampoco se ocuparon demasiado de él. Nos quedan las cristianas, escritas siglos posteriores a su vida. No hay datos concretos de cuándo nació, ni dónde, ni existen actas de su juicio, que es probablemente el más importante de la historia, ni de su ejecución. No deja de ser paradójico que, en realidad, sepamos tan poco de una personaje tan capital para tantos millones de personas.

-El análisis de ADN sobre Colón lo está haciendo un profesor de la Universidad de Granada, el doctor Lorente. ¿Cree que se sabe poco sobre el descubridor de América?

-A tenor de los estudios, más bien poco. Colón tiene el mérito de que sigue siendo noticia más de 500 años después. Todo lo que rodea al personaje aparece inmediatamente en los medios de comunicación, y sólo hace falta estar atento a estas noticias para ver lo dispares que aún son. Hay que decir que él se esforzó mucho por ocultar los principales aspectos de su origen y vida anterior al descubrimiento. Los eruditos están de acuerdo en una cosa: tenía algo que ocultar en su pasado, porque puso mucho celo en ello.

-Ha dicho usted que la mentira es una cuestión curiosa porque la detestamos pero también la necesitamos para seguir viviendo.

-Todos decimos mentiras piadosas que nos permiten mantener un equilibrio social. Nadie se ha tomado una copa de más, todas las cenas a las que nos invitan son deliciosas, todos los hijos de nuestros amigos son una monada y las casas a las que vamos son estupendas. ¿No podríamos salir a la calle diciendo siempre la verdad! Sería un conflicto permanente. Todos sabemos que muchas cosas son mentira, pero no soportamos que los otros mientan. La mentira tiene un alto poder destructivo, aunque no tenga que ver con lo que hacemos. Fíjese en el caso Profumo, el político inglés que perdió su brillante carrera porque mintió acerca de una relación sexual, algo que se repite con frecuencia en el mundo anglosajón.

-Me imagino que a los historiadores ahora les será más difícil mentir.

-Depende. Tampoco lo van a tener más fácil. Es cierto que ahora hay muchas fuentes más, más diversas, lo cual no implica que sean fiables, y ello les puede llevar a conclusiones erróneas. Por ejemplo, hoy no se puede escribir la historia sin consultar los medios de comunicación, y basta compara como se publica una misma noticia en dos medios diferentes. ¿A veces parece que hablan de dos hechos distintos!

Nerón y Maquiavelo

-Dice usted en su libro que Nerón no quemó Roma.

-Bien, este es un ejemplo claro de que la historia es también de quien la escribe. Las biografías de Nerón son de romanos que vivieron bajo otras dinastías que no eran los Julio-Claudios, y que denostaron bastante a este primer linaje imperial en beneficio propio. Luego vino la inventiva, la novela y el cine, y de esta forma nos queda la imagen de un Nerón gordinflón, insoportable y tocando, bastante mal, por cierto, un lira mientras ardía Roma. Pero no fue así, o al menos eso dicen los autores actuales. Puede que Nerón padeciera un desarreglo psicológico y su final fue caótico, pero durante sus primeros años como emperador fue un mandatario bastante eficaz. Los historiadores de hoy en día tampoco creen que quemara Roma. Estaba lejos cuando ocurrió el incendio y luego se ocupó del pueblo, cosa que no se compadece con el sádico que quema una urbe para su gusto. También hay que decir que la mala construcción y la especulación, que ya existía entonces, propiciaban este tipo de siniestros.

-También dice que Maquiavelo no era tan maquiavélico.

-Pues no. Ha tenido la desgracia de pasar a la historia por algo que ni dijo, ni escribió; la famosa frase de que el fin justifica los medios, y que no era suya, sino una anotación de Napoleón a su libro El Príncipe. Maquiavelo fue un teórico de la política y un gran consejero, pero su vida pública no se ajusta a la falta de escrúpulos que se le atribuyen.

-¿Está de acuerdo en que se hagan novelas históricas o cine histórico?

-¿Claro! Los creadores no tienen porqué ajustarse a la realidad y tanto el cine como la novela son unos medios fantásticos para despertar el interés y la curiosidad. Pero nadie está obligado a creerse lo que lee o lo que ve en la pantalla. Novelistas y cineastas cumplen su misión si nos entretienen y emocionan; nosotros, el público, somos los que debemos luego informarnos y saber lo que hay de verdad y lo que hay de mentira.

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