Peligros ha sido la localidad elegida por el Festival de Música y Danza para una experiencia singular: la producción de un espectáculo para el pueblo realizado en el pueblo. ‘Las tradiciones de Peligros’ contó con la participación de dos coros escolares -los de los colegios públicos Manuel de Falla y Gloria Fuertes-, el Aula de Teatro, la Asociación de Coros y Danzas y los talleres de Música, Carnaval y Baile Flamenco. En total, más de un centenar de niños, jóvenes y adultos sobre el escenario del impresionante Teatro Pablo Neruda.
Dos actores que encarnaban a un anciano y su nieta fueron el hilo conductor del montaje. Pelusa (interpretada por una pequeña gran actriz, Inmaculada Bailón) no quiere dormir y le pide a su abuelo (Javier Montiel) que le cuente cosas del pasado. Con cada una de sus apariciones van introduciendo las melodías que se cantaban y bailaban en tiempos del abuelo: las que se entonaban trabajando en el campo o en época de cosecha, las que amenizaban las fiestas populares y las que daban pie para «pelar la pava» mozos y mozas.
Así se pudieron escuchar las letras de ‘Ya vienen los segadores’ o ‘Dicen que los pastores huelen a sebo’ en las voces del coro infantil, ‘Madre, yo tengo un novio aceitunero’, a cargo de las integrantes del taller de música y sus castañuelas, y la lorquiana ‘Los cuatro muleros’, cantada por el grupo de coros y danzas y bailada por las jóvenes del taller flamenco. Los carnavaleros entonaron una canción jocosa sobre la recogida del higo y la uva, y después pidieron la participación del público para repetir uno de sus trabalenguas. Todos juntos terminaron interpretando ‘San Serenín’ y ‘Antón Pirulero’.
El espectáculo, dirigido por Raquel Vaquero y programado dentro del Fex, reunió a cerca de un centenar de espectadores en la sesión de las 19.30 horas y bastantes más en la de las 21.00. El director del Festival, Enrique Gámez, fue uno de los que más aplaudieron.
El coordinador del montaje, Diego Neuman, explicó que el espectáculo es fruto de varios meses de ensayos y que tuvo un pase en los colegios de Peligros en el mes de mayo. A su juicio, lo más interesante es que se trata de un montaje realizado por personas que viven en el pueblo para sus convecinos, y que el repertorio no fue impuesto desde fuera, sino que se escogió aprovechando lo que ya hacían habitualmente estas formaciones de música y danza.
También subrayó el valor de esta experiencia para derribar barreras intergeneracionales, al recuperar viejos juegos y coplas del pasado. «Posiblemente muchos niños hayan tenido que aprender canciones como las de ‘San Serenín’ o ‘Antón Pirulero’, que cantaban sus abuelos, para este concierto», recordó el músico.
Efecto multiplicador
El Festival pretende que este proyecto piloto tenga continuidad en ediciones venideras. El plan, explicó Neuman, es que el año que viene Peligros «tutorice» a otro municipio de la provincia, con «un efecto multiplicador que dinamizará la actividad cultural; un amplificador para contagiar a todo el tejido social la emoción de la cultura en vivo y la educación a través del arte».
En la organización colaboraron el Ayuntamiento de Peligros, el Área de Cultura de la Diputación Provincial y la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada.