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Moda y Universidad

– Moda y Universidad.

Sr. Director de IDEAL: Según unos universitarios de Políticas, propusieron la iniciativa de que hay que vestir bien para dar una cierta imagen adecuada para ir a clase. Desde mi más profundo intelecto pienso que esta idea es bastante pueril, porque como todos sabemos vivimos en un sistema democrático con una Constitución, en la cual no hay artículo ninguno que nos diga que si no vestimos bien estamos quebrantando la ley. Pero sí nos dice que tenemos derecho a una libertad de pensamiento, y que podemos pensar como queremos vestirnos, de ahí que en cualquier institución pública o gubernamental los empleados visten a su gusto. Creo que la universidad de Granada sigue siendo un espacio público en el cual se va para aprender, y no una pasarela de Agata Ruiz de la Praga o de Levis Straus, ya que a la facultad se va a estudiar cuestiones como el calentamiento global o la metafísica de la presencia, y no en pensar qué tangas hay que llevar o qué camisas hay que vestir. Si aceptamos esta propuesta se están discriminando los gustos de los jóvenes y lo que es más importante sus libertades y capacidades de elección. Pero vamos a aceptar por un momento su propuesta. ¿Qué es vestir bien? ¿Llevar Levis Straus, o camisas de Lacoste o llevar unos pantalones bajados enseñando los calzones? Para unos vestir de Lacoste será vestir bien, para otros llevar los pantalones rajados enseñando los calzones. Lo que tenemos es un gran relativismo porque cada uno tiene derecho a vestir de acuerdo a sus convicciones y así lo ampara la ley. Apelando a la memoria histórica desde mi más agudo intelecto puedo recordar que un señor llamado Gandhi tan solo vestía con una túnica y unas sandalias y sin embargo ha sido una de las mejores personas que ha pisado el planeta. El gran filósofo Heidegger tiene razón, nuestra cultura, la de la moda, ha acabado con la tarea del pensar hasta tal punto que parece ser que en Políticas ya no se piensa, porque solo interesan los tangas y los calzoncillos y no en desarrollar nuevas políticas que acaben con problemas tan graves como el hambre, la violación de derechos humanos o el maltrato a la mujer.
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