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«Mi terapia no es mágica para todo; no curaría la leucemia»

ANTONIO BRU INVESTIGADOR DE MATEMÁTICAS APLICADAS A LA CURACIÓN DEL CÁNCER: «Mi terapia no es mágica para todo; no curaría la leucemia»
«Mi terapia no es mágica para todo; no curaría la leucemia»
El equipo del físico se ha convertido en la esperanza para miles de enfermos al descubrir un nuevo tratamiento para combatir el cáncer en fase terminal
MARÍA RUIZ/GRANADA

FÓRMULA. El investigador Antonio Bru dibuja la solución con la que ha conseguido curar a enfermos de cáncer. /RAMÓN L. PÉREZ

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«Trabajo por la esperanza de los enfermos»
La esperanza de miles de enfermos tiene su cara, pero él se presenta sereno, sonriente y con pinta de despistado ante el aluvión de personas que esperan en silencio sus explicaciones. Antonio Bru se convirtió en protagonista de decenas de portadas al conseguir curar un cáncer desahuciado aplicando una terapia experimental. Bru es físico -trabaja en la Universidad Complutense de Madrid-, aunque centra sus investigaciones en las matemáticas aplicadas a la medicina.

Sus estudios multidisciplinares han traducido a una fórmula matemática el comportamiento de un tumor para conseguir así combatirlo con más eficacia de la que logran los tratamientos actuales. Ayer desveló sus hallazgos y el futuro de sus investigaciones y desgranó cómo afectará todo esto a los enfermos de cáncer. Además, colocó sobre la mesa sus avances para acallar críticas.

Bru intervino en las jornadas internacionales Biomat. Matemáticas y ciencias en la vida: modelos de desarrollo, organizadas por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. El físico aprovechó para explicar a sus colegas los resultados de su terapia, pero también se enfrentó a las preguntas de los enfermos que le ven como su esperanza de vida.

-¿Cómo se plantea un físico dedicado a las matemáticas iniciar una investigación oncológica?

-Ya existían muchas líneas de investigación europeas que aplican las matemáticas o la física a buscar una solución al cáncer. La única diferencia está en que nosotros hemos conseguido traducir el funcionamiento de un tumor a una fórmula, para poder combatirlo y eliminarlo.

-Dice que lo han conseguido. ¿Se traduce eso en que el cáncer dejará de matar?

-Antes existía la concepción de que el cuerpo no luchaba contra el cáncer porque no lo reconocía como una enfermedad. Ahora hemos detectado el factor crítico al que hay que atacar y cómo hacerlo. La investigación ofrece un salto cualitativo para el tratamiento del cáncer, porque demuestra que el cuerpo sí reacciona ante un tumor. El problema es que lo hace con pocos medios y de manera muy débil. Por eso, el cuerpo no era capaz de acabar con la enfermedad.

-Una fórmula matemática da las claves para acabar con un tumor. ¿Una fórmula mágica?

-No existen las fórmulas mágicas. Sólo explica cómo crece un tumor para combatir ese crecimiento. Hemos concluido que el factor clave del cáncer, su punto débil, está en la falta de espacio para crecer. Utilizando neutrófilos, uno de los cinco tipos de leucocitos de la sangre, se combate ese crecimiento. El cuerpo lo hace de manera innata, pero no con la fuerza suficiente. Nuestra terapia consiste en reforzar la cantidad de neutrófilos de los 5.000 a los 60.000 para que asfixien al tumor. Pero ese tratamiento debe ser fuerte y prolongado en el tiempo.

-Un enfermo desahuciado logró curarse. ¿Suficiente para confirmar la efectividad de la terapia?

-A este profesor se une otro caso, el de una mujer de 34 años con un melanoma en estado cuatro y metástasis. Además, se han hecho numerosos ensayos con ratones, otros animales y tumores in vitro, que se desarrollan como si no se hubieran extirpado del cuerpo. Ahora falta comprobar las dosis y ampliar la muestra de pacientes.

-¿Puede traducir todo ese proceso en tiempo?

-Si las cosas salen bien, tardará dos o tres años en aplicarse a los enfermos. Llevamos trabajando en esta línea de investigación desde 1999, cuando publicamos los primeros resultados. Ahora hace falta tiempo para ampliar la muestra y calcular mejor las dosis necesarias para que sea efectivo.

-Ha explicado el proceso matemático pero, ¿cómo afecta al enfermo esta terapia?

-No se han descubierto efectos secundarios y se utilizan fármacos que ya están en el mercado, aunque aplicados a otras cosas. El tratamiento dura unos tres meses y se trata sólo de reforzar el sistema inmune del paciente. Es parecido a lo que se hace con los enfermos de cáncer después de la quimioterapia para devolverles los niveles de defensas, pero incrementando mucho más la cantidad de neutrófilos en la sangre. El tratamiento cuesta unos 12.000 euros.

-Salvar a un enfermo de cáncer cuesta 12.000 euros. ¿Qué apoyo económico tiene?

-Por el momento no tenemos ningún apoyo del Ministerio de Sanidad y la Oficina del Medicamento sólo nos ha llamado para preguntar si teníamos permiso para las investigaciones. Actualmente, la Complutense es la única que ha cerrado filas ante nosotros.

-¿Su terapia puede aplicarse a cualquier tipo de tumor?

-No existe una terapia mágica que lo cure todo ni que vaya a curar todos los tumores. Funciona en los tumores sólidos, porque sólo hemos analizado el crecimiento y la lucha por lograr ese espacio en el que crecer con tumores sólidos. Esas células cancerígenas se comportan como una colectividad y sabemos cómo combatirla. Pero no se puede aplicar a tumores líquidos o semisólidos. No serviría para curar la leucemia.

-¿En qué centra ahora sus investigaciones?

-Nos hemos centrado en el cáncer de cerebro, porque es una zona en la que el espacio, el factor con el que trabajamos, cambia. Si un tumor de hígado se inflama con el tratamiento no importa, porque no provoca daños. Pero en el cerebro todo es mucho más complicado. Además, esta terapia puede ser el punto de partida para otras enfermedades como la de Cron o dolencias reumáticas.
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