– MARTÍN RÍOS: «El chino es un idioma de presente, no de futuro»
El sinólogo granadino Javier Martín Ríos publica Arde Shanghai, un diario narrativo sobre la gran urbe asiática
El escritor y traductor Javier Martín Ríos (Granada 1970) acaba de publicar Arde Shanghai, un diario narrativo de su estancia en esa ciudad, punta de lanza de la potente nueva economía china. Martín, que da clases de Lengua y Civilización Chinas en la Universidad de Granada (UGR), ha regresado recientemente a su ciudad tras más de ocho años de estancia en distintas universidades del gigante asiático. El libro, compuesto de poemas en prosa y relatos breves, pasea por la urbe portuaria, cuyo nombre -que por cierto se pronuncia más o menos shanjai- significa sobre el mar. A través de los ojos del autor vemos a las parejas de enamorados en los parques y a las prostitutas en las calles, los edificios gigantes de cristal y acero y las afueras, los cabarés parisinos y los fumaderos de opio, la gripe aviar y los delicados cisnes negros, la sociedad matriarcal del Lago Lugu y la reconversión industrial, los escritores represaliados por Mao y a Pablo Neruda, atracado por un conductor de ricksha una noche de lluvia de 1928.
-¿Por qué empezó a estudiar chino?
-Estudiaba Filología Hispánica y no estaba contento con conocer una sola tradición literaria. En esa época en la UGR empezaron a abrirse asignaturas dedicadas a China y me fui enganchando. En el último año de doctorado, 1997, gané una plaza de lector de español en la Universidad de Pekín. Me fui a probar a ver qué tal era la vida allí y me quedé ocho años.
-Para la mayoría de la gente, chino es sinónimo de ininteligible. ¿Realmente es tan difícil el idioma?
-Es difícil, pero no imposible. La lengua china tiene el problema de los caracteres y quizá aprenderla cueste más tiempo. A mí me costó un poco porque cuando llegué trabajé como profesor de español y hasta que no me puse realmente a estudiar no empecé a dominarla.
-Antes resultaba exótico saber chino, pero hoy ya es un idioma de negocios…
-Exactamente. Hay que terminar con esa frase de que la lengua china es un idioma de futuro; hay que decir ya que es un idioma de presente. La gente que estudia y domina el chino está consiguiendo muy buenos puestos de trabajo en China, porque todas las grandes empresas españolas se han metido en ese mercado.
-¿Tienen éxito los estudios de chino en la UGR?
-En los cursos que se dan en Letras hay un límite de plazas porque la demanda es muy grande. Hay alumnos de Filología, de Historia del Arte, de Empresariales… Las asignaturas relacionadas con la lengua y la cultura chinas están dispersas en distintos departamentos, pero la UGR es uno de los centros mas importantes de estudios sinológicos de España. No existe como licenciatura, aunque posiblemente va a existir dentro de muy poco.
-¿La cultura china responde a los tópicos que tenemos sobre ella?
-A algunos sí, pero ahora mismo, con el desarrollo económico, hay que eliminar un poco la idea de la China exótica. Shanghai tiene 17 millones de habitantes y es la ciudad con más rascacielos del mundo. Pero por supuesto, la China milenaria todavía existe.
-¿Cómo es la literatura china actual?
-Yo me dedico sobre todo a la literatura china moderna de principios del siglo XX hasta 1949, fecha en la que se crea la República Popular China. En aquella época Occidente entra en contacto con China, muchos estudiantes chinos se van al extranjero y los escritores eran partícipes de dos tradiciones, la suya y la occidental; por lo tanto era una literatura totalmente cosmopolita.
-¿Y la situación política?
-Desde que murió Mao, los cambios han sido grandísimos. En el campo económico, el país se ha abierto completamente: es uno de los países más capitalistas del mundo. En política van más lentos, pero los cambios son significativos. Hay periódicos donde los problemas más importantes que vive la sociedad se debaten libremente. Claro, si tocas el poder político, puede haber problemas…
-Hace unos años lo único chino que había en España eran los restaurantes. Hoy hay miles de productos, vienen cada vez más inmigrantes y está el fenómeno de las adopciones. ¿Qué cree que resultará de esa mezcla?
-Siempre se ha dicho que las mezclas son buenas. A veces nos parece que hay muchos chinos en España, pero ¿cuántos extranjeros hay en China buscándose la vida? En el barrio en que yo vivía en Shanghai se veían más extranjeros que chinos… Las fronteras del mundo están cayendo.
-¿Es difícil integrarse en China?
-Al principio uno tiene problemas con el idioma, pero en el momento en que empieza a estudiar y a soltarse con la lengua es fácil integrarse. De todas formas, al principio vives un poco como aquí, porque hay tantos extranjeros estudiando que siempre tienes su apoyo en caso de que no puedas desenvolverte.
-¿En qué es especial Shanghai respecto al resto de China?
-Es la ciudad económicamente más importante. En la capital hay más control político y administrativo, pero las ciudades donde no existe esa presión son más abiertas en muchos aspectos.
-¿Qué recomendaría ver o hacer a alguien que viaja a Shanghai?
-Shanghai no tiene los grandes museos y los jardines imperiales de Pekín. Es una ciudad para perderse, para dejarse llevar. Fue una ciudad colonial y tiene barrio inglés, barrio francés… En algunas calles es como si pasearas por París. La historia de la ciudad comenzó con la Guerra del Opio de 1840 y se construyó como una concesión extranjera. Es la ciudad más occidental de China
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