GRANADA
Maroto Vela, primera mujer en 267 años que preside una academia de medicina
La catedrática de Microbiología se convierte en la presidenta de la institución de Andalucía oriental por unanimidad de sus miembros, todos ellos varones
J. R. V./GRANADA
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La catedrática de Microbiología de la Universidad de Granada y jefa del servicio de Micro del Hospital Clínico, María del Carmen Maroto Vela, se ha convertido en la primer mujer española en presidir una de las dieciséis academias de medicina del Estado, desde la inauguración de la primera hace 267 años. Maroto Vela fue aupada el pasado jueves como presidenta de la academia de Andalucía Oriental gracias a los votos favorables de sus 36 compañeros, todos varones que tuvieron que elegir entre dos candidaturas.
Mujer sencilla, madre de tres hijos -dos médicos y un ingeniero-, arrastra un impresionante bagaje profesional que la convirtió en 1998 en la médico del año por votación de todos los galenos del Estado español. Posteriormente ingresó en la Real Academia Nacional de Medicina, un foro que estaba reservado en exclusiva a los varones hasta que Maroto Vela logró hacerse con un sillón de académica numeraria, convirtiéndose en la primera fémina que lo lograba. Sus trabajos sobre virus de transmisión hemática, en particular los del sida y la hepatitis, le ayudaron a conseguirlo. Como colofón a su esfuerzo profesional y a su virtud de abrir nuevas puertas a las féminas, recibió el premio Mujer Europea en el año 2000.
«Mis aspiraciones siguen siendo las de siempre: hacer bien mi trabajo tratando de enseñar lo mejor posible a mis alumnos y ejerciendo de la mejor manera posible la actividad asistencial en el Hospital Clínico», dijo ayer.
Colegio de monjas
Educada en un colegio de Monjas -San Luis- de Madrid, aterrizó en Granada hace más de treinta años siguiendo los pasos de su marido Gonzalo Piédrola Angulo -catedrático de Microbiología-, a quien conoció en Madrid cuando los dos cursaban estudios de Medicina en la misma facultad. Al terminar la carrera se casó. Y cuando se trasladó a la capital granadina ejercía de profesora de la Escuela de Enfermería, había aprobado unas oposiciones a la Seguridad Social y se encontraba a punto de concluir la licenciatura de Filosofía y Letras. «Siempre me ha gustado mi trabajo, me he sentido bien y me siento bien con lo que hago». Su edad, secreto de mujer, no le impedirá seguir ejerciendo su profesión, compaginándola «con la familia» como ha hecho «siempre», ni seguir soñando con llegar a presidir la Real Academia Nacional de Medicina: «aunque ni siquiera se me ha pasado por la cabeza».
Agotará cuatro años al frente de la Academia de Medicina de Andalucía Oriental y después tendrá la oportunidad de ser reelegida por otros cuatro. En ese espacio de tiempo, quiere aportar aire fresco a una institución presidida desde su creación en 1830 por varones. «Quiero una academia más abierta a la sociedad donde se fomente más el debate de temas de interés para la ciudadanía y donde se impulse la calidad científica con más proyectos». Señas de identidad ajustadas a los principios de una institución a la que se llega sólo por la vía de los méritos. «Que haya más o menos mujeres sólo depende del interés por ocupar uno de los sillones cuando surge una vacante y de disponer de un fuerte respaldo curricular». Así lo ha conseguido ella.
Su alumnado se refiere a ella como Doña Carmen, un reconocimiento conquistado a pulso, y la sorpresa fue verla aparecer por el aula a primera hora de la mañana del día siguiente a ser nombrada presidenta de la Academia de Medicina de Andalucía Oriental. «Nada me quitará la pasión de seguir enseñando y trabajando», concluye.