– Los universitarios reciclan menos que las amas de casa, que son más ecologistas.
Una investigación de la Universidad granadina destaca que las personas que trabajan en casa tienen más fuerza de voluntad que los estudiantes para desarrollar su conducta ambiental.
Los universitarios no son muy respetuosos con el medio ambiente; por lo menos en lo que a reciclaje se refiere. Un estudio elaborado en el departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Granada (UGR) ha puesto de manifiesto que, pese a la gran proliferación de programas destinados a la educación y sensibilización social hacia el medio ambiente, el grado de formación académica no está relacionado con la conciencia ecológica de las personas. Así, las amas de casa presentan una mayor conducta ambiental que los estudiantes universitarios, según se desprende del trabajo, ya que tienen más voluntad para ello y reciclan más el vidrio.
Esta investigación ha sido llevada a cabo por la doctora María del Carmen Aguilar Luzón, bajo la dirección del profesor J. Miguel Ángel García Martínez. La conducta ambiental utilizada como base fue separar el vidrio del resto de la basura. El trabajo realizado en la UGR empleó una muestra de 525 estudiantes universitarios y 154 amas de casa. Las diferencias existentes entre ambos grupos son muy significativas, ya que las amas de casa, además de ser quienes presentan una actitud más favorable hacia la conducta de reciclar, están más dispuestas a superar los posibles obstáculos que supone separar el vidrio del resto la basura para reciclarlo, y perciben que tienen la fuerza de voluntad suficiente para hacerlo.
Estudiantes perezosos
Así, apunta la autora de la investigación, los estudiantes universitarios «tienen menos control sobre la conducta de reciclaje de vidrio, ya que perciben que realizar esta conducta supone una serie de barreras y limitaciones difíciles de superar». Pensar que el contenedor de vidrio está lejos de casa y que tienen que llegar hasta él con las bolsas repletas de vidrio, por ejemplo, es evaluado como una dificultad o impedimento para los estudiantes, y no lo es para las amas de casa. De hecho, las amas de casa realizan la conducta con mayor frecuencia que el grupo de los estudiantes universitarios.
El trabajo realizado en la UGR ha constatado que una mayor concienciación hacia el medio ambiente no siempre lleva a la puesta en marcha de conductas ecológicamente responsables. Dicho de otra manera, muchas personas tienden a considerarse en gran medida ecologistas o manifiestan una actitud favorable al medio ambiente, pero sin embargo, a nivel conductual «el repertorio de conductas ecológicas que realizan es escaso».
Las aplicaciones prácticas de este estudio están orientadas hacia la elaboración de programas destinados a la educación y sensibilización social hacia el medio ambiente. Según los resultados del estudio, los factores sociales (es decir, lo que piensan las personas importantes para nosotros sobre nuestra actitud ante el reciclaje) no influyen en que se realice la conducta de separación (reciclaje) de vidrio ni en el caso de las amas de casa ni en el de los estudiantes. Sin embargo, esta influencia sí que la ejerce la denominada norma personal o norma moral (el sentimiento de obligación moral, que recoge una parte ética o moral hacia el medio ambiente) que tengamos hacia la conducta. Aguilar Luzón propone que se desarrollen programas destinados a hacer conscientes a las personas de sus conductas ecológicas.
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