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Los universitarios fuman en los patios de los centros, aunque la ley lo prohíbe

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GRANADA
Los universitarios fuman en los patios de los centros, aunque la ley lo prohíbe
En Ciencias y Derecho es donde hay más confusión porque creen que está permitido. Los alumnos están divididos a la hora de valorar la medida. Algunos estudiantes encuestados la tildan de positiva y otros dicen incluso «que es una caza de brujas», aunque la acatan

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ES época de exámenes y Elena y Marta, alumnas de quinto de Medicina, dicen que están demasiado estresadas como para pensar en dejar de fumar. «Voy a coger una pulmonía, pero no me planteo dejar de fumar», mantiene Marta. Desde que el lunes volvieron a clase no han fumado dentro de la facultad. Marta confiesa que no ha visto a nadie fumando por los pasillos, aunque no sabe si alguien habrá echado un pitillo en alguno de los servicios.

Marta y Elena tienen claro que no se puede fumar en ninguna dependencia de su facultad. No obstante, no todo el mundo lo tiene igual de claro. En la facultad de Ciencias, más de uno y de dos fumaba ayer al solecito en uno de los patios, aunque tampoco se puede fumar en ellos. Desde el Gabinete de Prevención y Calidad Ambiental de la Universidad de Granada (UGR, aclaran que la ley de Prevención del Tabaquismo 28/05, que entró en vigor el pasado uno de enero, lo prohíbe en su artículo 7 (apartados B y D).

A Carlos Jerez, alumno de Biología y que no es fumador, le parece perfecta la ley. Dice que mucha gente se va a fumar a la calle, pero «hay cierta confusión debido a los puntos en los que antes se permitía fumar. Sí hay algunos fumando dentro del centro».

En Ciencias hay cartelería recordando que está prohibido fumar en todo el centro. En otras facultades como es el caso de Derecho no la hay aún. También abundan los universitarios equivocados, caso de José, que cree que en los patios se puede fumar. En el decanato, dicen que se han quitado los ceniceros.

En contra

Francisco, alumno de Biología, es fumador y es de los que critica duramente esta medida. A su entender es un «mal lavado de cara». Daniel Peinado, Trabajo Social, es más duro aún. «Los fumadores estamos sufriendo una caza de brujas», espeta. Y es que este joven no concibe un café sin un cigarro y desde el lunes no puede compaginarlo -café-cigarro- en la cafetería de su centro.

Daniel sostiene que ha respetado la ley y no se ha echado ni un sólo pitillo dentro de la escuela en la que estudia. «Siempre me salgo a la calle, aunque hace mucho frío».

No ha visto aún a nadie fumando dentro de la escuela, aunque comenta junto a Pablo Alja, alumno de Relaciones Laborales, que hay algunos que sí fuman en los cuartos de aseo. Pablo explica que hay quienes hacen el simulacro de fumar fuera sacando la cabeza por la ventana.

Sobre si fuman o no los profesores en sus despachos, Daniel dice que no ha visto ninguno, aunque «en el momento que lo vea me pongo a fumar a su lado».

Pablo Alja apunta que desde que volvió a clase con la nueva ley en marcha ha dejado de fumar sólo uno o dos cigarros menos. Elena calcula que unos cuatro o cinco. Los del cambio de clase los ha suprimido. Marta sigue fumando igual. «Quizás esta ley me empuje a dejar de fumar, pero será a largo plazo», matiza Elena.

Unos llevan mejor la medida que otros. Lo cierto es que en la puerta de las facultades hay ahora más colillas de cigarros que nunca. Para que no se le olvide a nadie que no se puede fumar en las dependencias universitarias se colocarán carteles -todos con el mismo diseño- en todos los centros de la Universidad de Granada.

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