– Los trastornos del mundo moderno.
La UGR alerta de que el 39% de los chicos de un estudio declara sentirse enganchados a la red. La juventud es reacia a asumir su adicción.
AL salir a la calle y preguntar a cualquier chico, como es el caso de Paco García, estudiante de Magisterio, si él hace un uso normal o excesivo de internet o si está enganchado a los videojuegos dice rápidamente que no. Eso sí, admite que estuvo apunto de caer en las garras del ordenador. Hace un par de años, admite, que se pasaba noches enteras jugando en el ordenador. Se acostaba a las siete y las ocho de la mañana. Su familia cortó por lo sano apagando el ordenador y cortando el acceso a la red de redes. El pensaba que aquella practica no le ocasionaría problemas, era un juego, pero ahora reconoce que fueron más de un trastorno y de dos lo que le produjeron.
Así las cosas, una joven de dieciséis años como es Cristina Pérez, se ríe al preguntarle. Ella no cree que el uso de internet, las compras o el uso del móvil pueda trasformarse en una adicción. «No creo que eso ocasione trastornos psicológicos», dice.
Pero esta creencia está bastante distanciada de la realidad. Así, sirva como ejemplo sólo una conclusión extraída de un estudio realizado en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada (UGR). Los jóvenes encuestados -unos 250-, sólo aquellos que lo utilizan más de cuatro horas todos los días de la semana, confesaron que esta situación «había sido motivo de discusión con su familia e incluso había llegado a impedirles cumplir sus obligaciones académicas o laborales». Los especialistas advierten de que el desequilibrio patológico ocasionado debe ser bien tratado.
Es complicado que los jóvenes, que son los principales adictos a este tipo de cosas, lo reconozcan, pero cada vez hay más gente que pide ayuda. Eso sí, en el estudio realizado en la UGR entre jóvenes de diferentes ciudades, el 39% de los encuestados declaró sentirse «enganchado a la red». Eran gentes de entre 14 y 25 años.
Entre los síntomas que confirman la adicción a internet destacan, según los investigadores de la UGR, «la conversión del ordenador en el instrumento central de su vida; la pulsión incontrolada de manejar la red; el fuerte placer experimentado durante el tiempo de conexión, aunque después de la actividad placentera puede hacer irrupción un sentimiento de culpa a modo de fenómeno rebote; la repetición cíclica de las dos secuencias anteriores con un intervalo no muy prolongado y la presentación de un rápido conflicto con otras actividades en la demora a la hora de alimentarse y del momento de acostarse, la reducción del sueño o el descuido de las obligaciones laborales».
La asertividad y la soledad son algunos de los factores que pueden predisponer a ese uso adictivo de la red. Aconsejan actuar desde los colegios, las universidades y las familias y así prevenir la adicción.
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