Los Honoris \’con\’ Causa
La concesión de algún que otro Doctor Honoris Causa de la Universidad de Granada (UGR) ha levantado muchas ampollas. La aprobación de tan alta distinción ha estado acompañada en ocasiones en la Universidad granadina de una fuerte polémica. Ha habido enfrentamientos y oposición radical dentro y fuera del seno universitario. La más sonada de los últimos años fue la respaldada en el Claustro del siete de septiembre de 2000. Se le concedió ni más ni menos que al Rey de Marruecos, Mohamed VI.
El monarca alauita fue nombrado Honoris Causa de la Universidad granadina, pero nunca fue investido. Desde entonces duerme en un cajón de la vieja institución ese nombramiento. Antes de recibir el respaldo del Claustro se le dio el visto bueno, y por unanimidad, de la entonces Junta de Gobierno -ahora denominada Consejo de Gobierno-. En el Claustro la propuesta de la Asociación de Estudiantes Marroquíes -que fue quien promovió esta concesión- recibió la luz verde gracias a 98 votos a favor, 34 en contra y 29 abstenciones. Sindicatos y colectivos pusieron el grito en el cielo, pero la concesión siguió adelante.
Esta aprobación se hizo en la última fase del mandato del profesor Lorenzo Morillas. Ninguno de los tres candidatos a sustituirlo como rector se opuso. Dieron su voto afirmativo a este nombramiento tanto David Aguilar como Jesús González y el propio Francisco González Lodeiro, el actual rector de la UGR. Por aquel entonces también formaba parte del equipo de Morillas, aunque después perdió las votaciones. Aquella fue la última vez que el Claustro eligió al rector, después la elección se han hecho por sufragio universal ponderado.
Enfrentamientos
Reunir los méritos para ser proclamado Honoris Causa de una Universidad no es fácil. En este caso la Asociación de Estudiantes Marroquíes con el respaldo del Foro de Estudiantes Claustrales defendió que por la pretensión de democratizar el país, entre otros temas, el Rey de Marruecos debía recibir esta alta distinción. Morillas en el Claustro interpretó la distinción como «una forma de estrechar lazos institucionales e impulsar el proceso democratizador». Argumentos que no entendieron algunos claustrales entonces ni tampoco asociaciones externas a la UGR. No obstante, en la Universidad granadina parece que no se asombraron mucho porque la propia Junta de Gobierno aprobó por unanimidad tal concesión.
Tras el respaldo de la Junta de Gobierno y el Claustro, el siguiente paso era el acto de investidura. Acontecimiento que no ha sucedido. ¿Sucederá alguna vez? El actual rector de la Universidad granadina, Francisco González Lodeiro, ha dicho a este periódico que «vamos a mirar cómo se retoma». Lodeiro no sabe con certeza si ha habido algún contacto por parte del anterior equipo de gobierno con la monarquía alauita para ver si se procedía a la investidura. También explicó que él ha sido siempre claustral y no recuerda que se haya anulado la concesión del Honoris Causa el Rey de Marruecos.
El rector por si sólo no podría tomar esta decisión. Tampoco está muy claro si el Claustro podría anularla. El doctorado que se concedió para, según declaró en alguna ocasión David Aguilar «impulsar la democracia en Marruecos» continúa sin el acto oficial y ceremonioso. Tras la concesión llegó Perejil y algunos otros acontecimientos. Si hicieron algunas declaraciones, pero poco más. El Rey de Marruecos sigue siendo Doctor Honoris Causa, pero sin investidura.
En aquel polémico y recordado Claustro también se acordó la concesión de esta distinción a profesores de la \’universidad española en el exiliado\’. Tampoco ha habido ceremonia de investidura. El otro Honoris de aquel año fue para Peter Haberle, cuyo padrino fue el profesor de Derecho Francisco Balaguer. Haberle es el único de aquel Claustro que sí ha tenido ceremonia de investidura.
En el caso de los profesores de la \’universidad en el exilio\’ también hubo bronca en el Claustro. Los estudiantes de este órgano no apoyaron la decisión. Esa concesión se personificó en la figura del filósofo Adolfo Sánchez y del profesor de Farmacia Francisco Girela. El propio Lodeiro ha dicho que él mismo hizo después -no como rector- hace años alguna gestión e intentó ponerse en contacto con familiares, pero tampoco se ha entregado este Honoris Causa. Esta propuesta la hizo el ex rector y catedrático de Derecho, José Vida Soria.
El actual mandatario advierte de que no son los únicos Honoris Causa que se han quedado en algún cajón. Asegura que son más. Uno de los que señala es el de Fermín Capitán, aunque en este caso «no puedo especificar si se concedió o sólo se propuso». Otro que también fue polémico, pero que nunca llegó a oficializarse fue la propuesta de Mario Conde.
Mucho más cercano en el tiempo y salvando todas las distancias con los anteriores casos, fue la concesión al ex rector José Vida Soria. Hubo alguna diferencia en la propia facultad al proponerlo y alguna intervención en el Claustro diciendo que no le parecía bien, pero obtuvo un gran respaldo y escasas abstenciones. Su sesión de investidura ya se celebró el curso pasado.
La concesión de un honoris causa no es fácil como se puede comprobar. No lo es por la serie de requisitos que se deben cumplir. Tampoco es sencilla, en ocasiones, por las propuestas que se hacen y, otras veces, por otros interés que empañan esta alta distinción universitaria.
A pesar de todas estas polémicas y alguna más que se queda fuera de este reportaje, la Universidad granadina cuenta con Honoris Causa con muchos méritos. En ese listado se pueden leer nombres como el del poeta Rafael Alberti (la fecha hace referencia al Honoris Causa, 01/03/1991), el Nobel Severo Ochoa (29/03/1967), el póstumo al poeta español Gabriel Celaya (14/04/1994), el escritor Francisco Ayala (12/05/1994), el Premio Nobel de Literatura José Saramago, (08/05/2001) o al ex director de la Unesco y ex rector de la Universidad granadina, Federico Mayor Zaragoza (08/05/2001).
Éste es sólo un breve listado de los muchos Honoris Causa que ha investido la Universidad granadina. Algunos de sus discursos se pueden incluso leer en la página web de la institución universitaria granadina. Los últimos concedidos, que no investidos aún y que deben pasar el filtro del Claustro, han sido el escritor Mario Vargas Llosa y los estudiosos José Manuel Pita Andrade y Crispian Scully. Hay un cupo de tres por año. Éstos no han sido polémicos, al menos que se sepa, aunque la propuesta de Pita también está dando vueltas desde 2001.
El Honoris Causa no es siempre una alegría. En algunos casos es un dolor de cabeza para la UGR.
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