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Los expertos creen sencillo identificar «sin morbo» a los fusilados con Lorca

Los expertos creen sencillo identificar «sin morbo» a los fusilados con Lorca
Si los jueces autorizan la exhumación, el caso lo llevaría José Antonio Lorente, que ha reconocido los huesos de Colón Este forense resolvió los casos de Priaranza del Bierzo
RAFA LÓPEZ/GRANADA

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Si los órganos judiciales atienden la petición de exhumar los restos de las personas que fueron fusiladas con Federico García Lorca, el caso caería con casi total seguridad en manos del forense José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada. Estamos hablando de un número uno mundial en su disciplina. Su último caso ha sido el análisis de los restos de Cristóbal Colón, que le ha exigido una concienzuda y larga labor.

A juicio de Lorente, en el supuesto de las personas ejecutadas con Lorca sería posible lograr su identificación con casi un 100% de probabilidades. Y además, sería factible trabajar «sin morbo alguno» bajo los principios del rigor, la profesionalidad y la discreción.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica acudirá en septiembre a los tribunales para pedir la exhumación de dos de las personas que murieron junto al poeta de Fuente Vaqueros. Se trata del banderillero anarquista Francisco Galadí y del maestro de Pulianas Dióscoro Galindo, cuyos nietos son favorables a la exhumación. Con esta iniciativa, la asociación les otorga su pleno apoyo. El otro fusilado, Juan Arcoyas Cabezas, no dejó hijos.

La familia de Lorca, sin embargo, se opone a la exhumación. Además de opinar que es mejor dejar a los muertos donde están, Laura García Lorca, sobrina del poeta, cree que la exhumación se convertiría en «un espectáculo morboso».

Modos de hacer

El forense José Antonio Lorente opinó ayer que, en efecto, el peligro del morbo está presente en este caso. Pero, agregó, «hay modos y modos de hacer». Por lo que concluyó: «El factor del morbo es un peligro evitable».

Por ejemplo, citó el supuesto de los ejecutados en la Guerra Civil que en el año 2000 fueron los primeros en ser exhumados. Fue en la localidad leonesa de Priaranza del Bierzo. La identificación de aquellos restos correspondió a José Antonio Lorente. Su trabajo fue aséptico, lejos del espectáculo y el morbo: en cuanto los identificó, lo comunicó a las partes interesadas y se acabó el asunto.

Lorente no peca precisamente de impreciso: para ser exacto, manifestó que existe un 99% de posibilidades de identificar a las personas que fueron fusiladas con Lorca. Dado que hay descendientes, dijo, la labor de cotejar los ADN se vería muy facilitada, y también sería asequible realizar estudios antropológicos. «Creo que tendríamos unas garantías de éxito muy elevadas», resumió.

Lorente opinó que hay un factor clave que facilita las cosas: en la tumba hay presumiblemente sólo cuatro personas, lo cual dispara las posibilidades de lograr su identificación. Para seguir siendo exactos, hay que decir que Lorente no calificó el caso de sencillo, sino de «favorable», un matiz en el que insistió.

Con todo, el director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada introdujo una aclaración: aunque, en general, se declara favorable a la exhumación de los ejecutados en la Guerra Civil siempre que se reúnan los requisitos apropiados, cree que lo más importante no son los pormenores técnicos de la operación sino, «respetar el deseo de las familias». Por eso, y dado que en el caso de los fusilados junto a Lorca no hay unanimidad entre todas las familias implicadas, se remitió a lo que en su momento decidan los jueces.

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