GRANADA
Los colaboradores sociales reclaman a la UGR una salida a su «inestabilidad»
Demandan una solución como la que propuso el Ayuntamiento a estos empleados Lamentan que no se les escuche y que se aprovechen de su trabajo y responsabilidad
A. G. PARRA/GRANADA
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No quieren que les regalen la plaza, pero sí que se les tenga en cuenta su trabajo. Los que hacen esta reivindicación son buena parte de los colaboradores sociales de la Universidad de Granada (UGR) que solicitan al rector y al gerente que se reúnan con ellos para llegar a un acuerdo o «por lo menos exponer nuestras quejas». Los que están más con la soga al cuello son los mayores de cincuenta años y «queremos que se nos reconozca nuestro trabajo». Insisten en que no demandan una plaza por la cara, pero sí que se les tenga en cuenta.
El personal de la colaboración social que presta sus servicios en la Universidad granadina ha cursado una entrevista con el rector -en diciembre de 2006 y en enero del presente año- y le ha presentado un escrito con sesenta firmas. No obstante, ellos calculan que en esta situación están en la UGR unas 120 personas. En ese escrito los afectados admiten que «nos vimos abocados en su momento a ocupar los puestos que hoy desempeñamos con pleno conocimiento de las condiciones de precariedad económica y de derechos sociales básicos», pero demandan una salida digna ya que la «Universidad no debe mirar hacia otro lado».
Asimismo, se recuerda que «en julio el Ayuntamiento de Granada puso en marcha un sistema de contratación conducente a eliminar la figura del colaborador social, integrando en base a los principios de mérito y capacidad a los trabajadores de este colectivo en una categoría laboral acorde con las funciones que desempeñan». Y se agrega: «Desde la adopción de esta medida por parte del Ayuntamiento, los trabajadores de la UGR estamos en situación de franca inferioridad y con un tratamiento manifiestamente discriminatorio».
Según los responsables de la comisión que representa al colectivo, el rector y el gerente no les han recibido y sólo les han contestado, este último, a través de una carta dirigida al representante del sindicato UGT. Diciendo que no. Algo que les molesta a colaboradores sociales como Marta López, Fernando Entrala y Fernando Navarro que recuerdan que muchos de ellos están desempeñando labores de «gran responsabilidad» en diferentes áreas de la UGR. Están en vicerrectorados, admisión de pacientes de la Facultad de Odontología, área de Contabilidad….
Lamentan que la Universidad con el trabajo de los colaboradores sociales «se esté ahorrando mucho dinero y además nos traten como si fuéramos gente de la calle». Recuerdan que no tienen derecho a ninguna de las prestaciones sociales -descuentos en sus servicios, viajes…- y «no estamos cotizando. No se puede permitir que se estén aprovechando de esta manera de nosotros».
Marta López destaca que no quieren que les regalen la plaza en la Universidad, pero sí que se valore su trabajo y que se busquen soluciones para acabar con esta «precariedad». En el escrito le proponen a la institución universitaria que se haga lo mismo que en el Ayuntamiento.
Mayores de 50
Dicen que la UGR se está «ahorrando millones y millones con la figura de los colaboradores sociales». E inciden en que no quieren que les regalen la plaza, pero sí que se sienten a hablar como se ha hecho en otras instituciones y se dé una salida entre todos a esta situación que tiene en vilo a decenas de familias. Recuerdan que detrás de cada uno de los colaboradores sociales hay una historia y «no todos son jóvenes», más bien todo lo contrario. Hay, según la comisión un cincuenta por ciento de personas que han cumplido los cincuenta años.
Algunos de los colaboradores no llegan a percibir ni 400 euros al mes en la Universidad granadina. Reiteran que es importante que les tengan en consideración. «No pedimos que nos hagan funcionarios de un plumazo, pero sí que se nos escuche» y valore nuestro trabajo.
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