«Las ciudades europeas están bien pero como Granada nada».
Al cumplir la comunidad europea cincuenta años y el programa Sócrates-Erasmus veinte, un grupo de universitarios repasa los fallos y virtudes del sistema.
El programa Sócrates-Erasmus -con todas sus cosas buenas y malas- cumple dos décadas, pero esa no es la única celebración europea, también hace cincuenta que se firmó el Tratado de Roma. A través del programa de movilidad de estudiantes, centenares de alumnos de la Universidad de Granada (UGR) han conocido de cerca la realidad europea. IDEAL ha hablado con cinco de los universitarios que en los últimos años han viajado a otros países europeos. Acumulan decenas de experiencias y anécdotas, diferentes puntos de vista sobre el programa y la forma de vida de los otros países, pero todos coinciden en una idea: esta experiencia les ha servicio para ser más tolerantes, aceptar mejor las cosas y ver la importancia de la movilidad para tener una mente más abierta y que como Granada no hay otra.
La Universidad granadina es la que recibe más alumnos del programa Sócrates-Erasmus y está en España en los primeros puestos de los que envía. Los jóvenes con los que hemos charlado ha estado en Inglaterra, Irlanda, Francia, Holanda y Alemania. Marta Pasadas, hizo Trabajo Social y viajó a Brighton (Inglaterra); David Márquez estuvo en Leeds (Inglaterra) estudiando Administración y Dirección de Empresas y París (Francia); Javier Delgado, Limerick (Irlanda) cursando Administración y Dirección de Empresas; Pablo Abad, Nimega (Holanda), la doble de Administración y Dirección de Empresas y Derecho; e Irene Pedreira, Heidelberg (Alemania), cursó algunas materias de Traducción e Interpretación.
SISTEMAS EDUCATIVOS
Muchas diferencias, poco en común
En otros países «los alumnos son más valorados»
El sistema de enseñanza que había en Brighton cuando se fue Marta a estudiar Trabajo Social no tenía nada que ver con el que había seguido en la UGR. Allí se valora más el trabajo del estudiante -como se empezará a hacer con los créditos ECTS aquí ahora- que en Granada. Su estancia fue muy productiva y le gustó, lo mismo que a David. Valora positivamente que en Inglaterra el sistema «esté más enfocado en el futuro profesional». Le parece «mejor aquel sistema, que atiende a las demandas de las compañías empresariales, que el español». En Irlanda, lo que sorprendió gratamente a Javier fue lo bien organizado que estaba todo, había muchos más medios y recursos -por ejemplo, más ordenadores-, y la calidad de los estudiantes era «mejor». En su opinión, en España la «Universidad vive más de espaldas al estudiante. En Irlanda había más implicación y más actividades».
Pablo también se encontró con otro sistema diferente en Holanda. Le llamó la atención la inversión del Gobierno en el sistema educativo y las becas que les dan a los alumnos, eso sí quienes no aprobaban debían devolver el dinero. Dice que en Holanda no valía con estudiar sólo los tres días de antes, había que hacer un trabajo más continuado. Irene en Alemania se topó con un sistema más «flexible», que le gustó bastante porque «pude configurar el expediente a mi gusto». En Alemania había de todo, tanto grupos masificados como algunas clases con poco alumnos. Lo mismo que pasa en la UGR.
LAS CIUDADES Y SUS GENTES
Ocio y cultura
Oferta cultural variada, aunque a veces muy cara
Brighton es una ciudad universitaria y «parecida a Granada». Bueno, no del todo. Marta explica que hay una gran oferta cultural en lo referente a teatro, ópera…, pero un problema, que es «muy cara». En el curso que estuvo allí sólo se pudo permitir el lujo de ir una vez a la ópera. En lo referente al resto de oferta de ocio, los bares a las 23.45 estaban cerrados, aunque hacían fiestas en la residencia en la que vivía y en la que conoció a mucha gente. En Heidelberg, Irene disfrutó durante su curso de una amplia oferta de ocio tanto cultural como de bares y discotecas, aunque eso sí «no eran como las de aquí -Granada-». en Alemania también encontró gente «muy abierta y simpática sobre todo con los españoles. No me sentí como una extranjera». A Marta le costó, sin embargo, más hacerse amiga de ingleses.
Pablo estuvo más tiempo con otros alumnos que participaban en el programa Sócrates-Erasmus de otros países que con holandeses. La ciudad le gustó mucho y le sorprendió, tanto por la distribución como por la gran oferta de actividades. Cuenta que un día a pocos metros de donde vivía había un concierto de REM y que era frecuente conciertos de músicos internacionales. David encontró, sin embargo, la mayor oferta en el campus. Había un amplio abanico de actividades culturales, viajes… conoció a muchos ingleses y gentes de otros países. En su residencia había quinientos ingleses y quinientos alumnos de diferentes países. En Limerick, Javier no pudo disfrutar de una amplia oferta cultural. En la ciudad no había, la propia universidad sí organizaba alguna más. Al principio se relacionaba más con los jóvenes del programa de otros países y al final con los irlandeses. También dice que al final «acabas haciendo y acostumbrándote a sus horarios porque es lo que hay».
LO QUE ECHARON DE MENOS
Cosas materiales y sentimentales
El sol, la familia y la comida
Todos aprendieron a valorar un poco más lo que tienen aquí. Marta se fue para cambiar de aires y el clima de la ciudad le gustó así como la sensación de libertad, podía salir a la calle sin encontrarse a nadie que conociera. Lo que más echó de menos, a su familia y el café. Lo que más añoró Irene fue a su familia y el sol. Algo parecido le pasó a Pablo, pero no echó tan en falta a sus amigos y familia como esperaba. David se acordó mucho del sol, las tapas y su familia y Javier de su familia y ver gente por la calle. Y en esta ristra de tópicos tampoco falta la comida de mamá.
PROGRAMA SÓCRATES ERASMUS
Ayudas y organización
Es una experiencia inolvidable, pero con escasas becas
David lo tiene claro. El programa Sócrates-Erasmus está ayudando de forma decisiva a hacer a los jóvenes más europeístas. Y no sólo eso, también se está favoreciendo que haya más convivencia, más entendimiento y más relaciones… Es de los que opinan que se está cambiando la mentalidad y que se está implantando el concepto y sentimiento europeo. Marta está de acuerdo con David y es que a pesar de que «creemos que muchas cosas diferentes entre los países también hay muchas similitudes». Recuerda con cariño como el primer día que llegó a la residencia la invitó un serbio a tomar café con dos musulmanes, era en los noventa cuando la guerra. Esta experiencia, dice Marta que ayuda a desterrar prejuicios que «aunque creamos que no los tenemos sí los tenemos». También tiene una objeción, cree que es un programa un poco «elitista».
Irene lo recomienda a todo el mundo. Ella ahora trabaja en la Oficina de Relaciones Internacionales de la UGR y destaca que una de las cosas bonitas de todo esto es el cambio de la gente. Apunta que hay alumnos tímidos, introvertidos… que se van y conocen mucha gente… Descubren que hay muchas cosas en común; tanto como que alguien de otro país mediterráneo le ganara a Pablo, un granadino de toda la vida, un campeonato de mus. Esta pequeña anécdota pone en evidencia que hay cosas diferentes, pero que se comparten muchas. Irene insiste en que esta experiencia ayuda a aceptarlo todo.
MERCADO LABORAL
Idiomas
Un punto a favor a la hora de buscar un empleo
Los idiomas, aunque pareciera al principio no es una de las cuestiones que más destacan los jóvenes que participan en este programa de movilidad, aunque es evidente que es un plus y uno de los alicientes que les anima a viajar. Su experiencia tiene repercusión en conocer otras culturas y formas de vida y también en la suya. Una de esas cosas es en la búsqueda de empleo. Marta e Irene trabajan en la Oficina de Relaciones Internacionales y saben que esta experiencia fue un punto muy a su favor. Javier, profesor ahora en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, también dice que le ayudó mucho su estancia en Irlanda. Pablo aún está estudiando y es becario de Relaciones Internacionales. David continúa formándose en París y espera que todo este periplo le ayude bastante.