La semana pasada terminaron los exámenes. Muchas de esas pruebas están aún sin corregir, pero ya comienzan las clases del curso 2013-2014 en la Universidad de Granada (UGR). Miles de estudiantes -el curso pasado en los grados se matricularon más de 54.000- vuelven a las aulas con la presión de los nuevos requisitos para acceder y para mantener una beca del Ministerio de Educación, con el precio de las tasas más alto -en el caso de las segundas y terceras en adelante- y con la presión de que los planes de estudio antiguos se terminan.
Será un curso de cambios en las normativa de evaluación, en los planes de estudio de los grados y también en la de los másteres y, además, será un año académico en el que la crisis apretará un poco más la economía de las familias y la de la propia Universidad granadina. La tensión en tesorería es la gran preocupación de los mandatarios de la UGR, que no paran de hacer cuentas todos los días para poder hacer frente al pago a los proveedores y al día a día en la gestión.
En lo que se refiere a los servicios, la Universidad granadina mantendrá su oferta en comedores universitarios, por ejemplo. En las actividades deportivas, así como en las instalaciones, habrá descuentos. Esta medida se ha tomado debido a la crisis y para que los estudiantes puedan practicar deporte en las dependencias de la propia UGR.
En la oferta de título de grado, el único nuevo será el de Arqueología. Esta semana los alumnos que aprueben selectividad conocerán también en qué carreras quedan aún plazas para poder matricularse. La Universidad granadina mantiene, en eso no ha habido grandes cambios, una gran demanda por parte de los alumnos de primero.
Lo que tampoco cambia es la demanda de universitarios int