Un estudio científico indica que el fenómeno tiene su origen en la explotación intensiva de los acuíferos
El municipio de Otura ha experimentado en la última década un espectacular desarrollo urbanístico con la construcción de nuevas urbanizaciones y un campo de golf de 18 hoyos. Actualmente cuenta con una población de 6.600 personas, registrando una densidad de población de 270 habitantes por kilómetro cuadrado en los meses de verano. Este aumento de la población y de la demanda de agua está relacionado con la detección de procesos de hundimiento del terreno, a razón de un centímetro por año, en la zona sur-sureste de la localidad, como destaca un estudio científico.
Uno de sus autores, el investigador Antonio Ruiz Armenteros, del grupo de Microgedesia de la Universidad de Jaén, resalta que «este hundimiento, denominado en geología subsidencia, se corresponde con las zonas de nueva construcción de este municipio y entre las principales causas que explican el fenómeno está el rápido desarrollo de infraestructuras. Esto está provocando una compactación del terreno por una intensiva extracción de agua subterránea de los acuíferos debido al incremento de la población». Los datos obtenidos indican que la subsidencia es muy moderada, a razón de 10 mm/año, y no supone ningún peligro para los vecinos y las edificaciones de esta zona.
Los autores del estudio son investigadores de la Universidad de Granada y Jaén, en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Tierra del CSIC, y con investigadores portugueses y holandeses. El grupo ha llegado a esta conclusión tras descartar otras causas del fenómeno, como son los deslizamientos o los movimientos tectónicos por presencia de fallas. Una vez que ha sido detectado este hundimiento, mediante la utilización de sofisticados sistemas de captación de imágenes a través de satélites, los investigadores se han centrado en analizar las causas. En el caso de esta zona de Otura es la perdida de volumen del terreno por extracción de agua de los acuíferos subterráneos, como explica Jesús Galindo, del departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada. «Cuando en un acuífero natural que permanece, más o menos, estable sufre un proceso intenso de extracción de agua se produce, como en el caso de una esponja, una compactación del terreno afectado. Cuando vuelve a recibir agua, no llega a recuperar su volumen inicial y de ahí que se produzca este hundimiento o subsidencia».
Origen de la investigación
Los autores del estudio resaltan que se trata de un proceso sin riesgos para la población debido a su baja intensidad, como resalta el profesor Galindo: «En el caso de Otura son hundimientos milimétricos en una superficie extensa, por lo que el movimiento es absorbido por las construcciones y por el terreno sin que esto suponga ningún riesgo». Y destaca «que no tiene nada que ver con los hundimientos registrados en Lorca, porque la magnitud es mucho menor».
En 2007 se presentaron los resultados de un estudio realizado sobre la cuenca de Granada utilizando la técnica de Interferometría Radar de Apertura Sintética, empleada para el estudio de los desplazamientos del terreno. En él se identificó, por primera vez, procesos de movimiento del terreno, siendo el más significativo la subsidencia detectada en la zona de Otura.
El objetivo inicial del estudio era identificar en qué zonas de Granada se producían hundimientos relacionados con fallas. «Nuestra sorpresa fue –recuerda Galindo– que los principales hundimientos no estaban relacionados con fallas conocidas sino con la actividad humana. En otras zonas como la Vega, donde hay una intensa actividad agrícola, no hemos detectado ningún movimiento».
Los científicos han observado otras zonas, como el centro de la capital granadina, donde se producen movimientos tectónicos casi imperceptibles, milimétricos, en una línea que va por la Gran Vía y que están relacionados con la banda de fallas que separan la parte baja de la ciudad con el barrio del Albaicín.
El estudio se completa con la recogida de datos en distintas épocas del año, utilizando sistemas de medición terrestre a través de redes de nivelación de alta precisión instaladas en el municipio de Otura y en otras zonas de Granada. «Es necesario instalar instrumentación terrestre donde los satélites nos dicen que se producen hundimientos. Son movimientos que a simple vista no se pueden notar, pero con esta tecnología registramos desplazamientos de centésimas de milímetros en distancias de centenares de metros». En estos días se ha llevado a cabo la recogida de datos tras el periodo estival: «Por ahora, en Otura estamos midiendo dos o tres veces al año, antes y después del verano, para ver si se ha producido alguna variación debido al aumento de la demanda de agua», comenta el investigador.
Utilidad pública
La realización de este tipo de estudios «tiene que servir para que las autoridades con competencias en urbanismo conozcan el fenómeno y se tenga en cuenta a la hora de realizar los planes de ordenación municipal y se estudie, además, las zonas donde se puede construir, el volumen de agua que se puede extraer, entre otras cuestiones», indica Galindo.
La intención, en un futuro, si disponen de la financiación necesaria, es estudiar toda la provincia.