Cultura-Granada
La madre de Lorca, una maestra de \’diez\’
Aparecen documentos manuscritos de la madre de Federico que aportan datos sobre su vida como docente en la escuela de Fuente Vaqueros, donde demostró «capacidad, celo y buena conducta»
JOSÉ ANTONIO GUERRERO
| GRANADA
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La madre de Lorca, una maestra de \’diez\’
Vicenta Lorca, con su marido, y tres de sus hijos, Federico, el primogénito, primero por la izquierda, Concha y Francisco. / FUNDACIÓN FEDERICO GARCÍA LORCA
Amelina Correa explica los manuscritos. / J. C. G.
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La investigadora Amelina Correa destaca el valor del hallazgo Los datos aparecerán en un próximo número del Boletín de la Fundación Lorca
Cuánto se sabe de Federico y qué poco de su madre, a la que él adoraba. «Mi infancia es aprender letras y música con mi madre, a ello le debo todo lo que soy y seré», dejó escrito Lorca. De Vicenta Lorca Romero (Granada, 1870-Madrid, 1959) hay muy pocas referencias a pesar de que le dio el apellido por el que se le conoce en todo el mundo, y a pesar también de su enorme influencia en la trayectoria vital y literaria de nuestro poeta más universal. Por eso cobran importancia los documentos hallados en el Archivo de la Delegación Provincial de Educación, correspondiente a las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, y en el Archivo Universitario de Granada.
Una documentación inédita hallada hace unos días en el Archivo Universitario arroja luz sobre la desconocida etapa de la madre de Lorca como maestra de Fuente Vaqueros entre 1892 y 1897. Los datos encontrados permiten reconstruir, siquiera parcialmente, sus años como docente. Uno de los legajos, parcialmente manuscrito por la madre del poeta, corresponde al informe de la visita que un inspector de Educación realizó al pueblo de Fuente Vaqueros en otoño de 1895. Según un modelo que la Administración española extendió tomando como referencia el ejemplo francés, dichas visitas constaban de una fase previa en la que el maestro debía rellenar un impreso de cuatro páginas, en el que se reflejaban diversos datos en relación con la situación y estado del colegio, sus muebles y enseres, el número y edad de los niños, las enseñanzas impartidas, etc. Una vez completada la parte del docente, el inspector consignaba sus diversas impresiones acerca de cada punto, para posteriormente emitir un informe final. n el caso concreto de Vicenta Lorca, el informe resultaba por completo favorable, elogiando el inspector su “buena capacidad, instrucción y aptitud” y su “celo y buena conducta”.