El nombre de la página web que sirve de reclamo para captar personas que colaboren en un estudio académico es provocativo: www.cocainagranada.es. Directo, contundente y llamativo. Hay que tener mucha flema para frenar al dedo índice y no hacer ‘click’ en una dirección así. Primer objetivo conseguido: suscitar la curiosidad… y cuanta más, mejor. Luego, el contenido de la web seguramente no es el esperado, pero tampoco deja indiferente. «Investigación de los efectos de la cocaína. Si consumes y tienes entre 18 y 35 años , puedes ganar 20 euros de forma sencilla participando en una investigación universitaria», explica de qué va la historia un texto sin ilustraciones ni adornos de ninguna clase.
La web incluye un número de teléfono móvil. Al otro lado, una voz confirma punto por punto la información… salvo en un extremo: la recompensa «por las molestias» es de diez euros. Por lo demás, «va en serio». Es una indagación oficial de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR): se trata de recopilar datos para una tesis doctoral dirigida por la profesora María Teresa Bajo, que desarrolla su labor en dicho centro académico.
Bajo es una autoridad en psicología. El pasado mes de febrero, participó en Washington en el Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Desarrollo de la Ciencia –fue la única docente de la UGR que estuvo en ese foro–, la sociedad científica más importante y prestigiosa del mundo. Allí presentó los últimos resultados de su investigación sobre bilingüismo y atención.
Políglotas, menopausia…
El currículum de la profesora Bajo, del departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, garantiza que lo de la ‘coca’ no es una broma o un negocio confuso. Y, por supuesto, desmiente que haya manejos ilegales detrás. La remuneración de diez euros –20 según la web y los carteles– es para que los aspirantes se paguen el autobús –o el taxi– para llegar hasta Psicología. «Todo está justificado y tenemos los recibos», confirma. «No le damos dinero para la droga», sentencia para alejar cualquier suspicacia.
«La iniciativa ha pasado por un comité ético y ha sido aprobada. No hay demasiadas formas de contactar con personas que puedan servirnos. Hemos hecho la web y hemos colocado carteles», explica el interlocutor telefónico, que es Manuel Ruiz, el propio doctorando.
La ‘captación’ de cocainómanos de fin de semana para elaborar una tesis doctoral no es una iniciativa aislada. En las facultades de la UGR y también fuera de ellas, proliferan los carteles que avisan de que tal o cual investigador necesita tal o cual perfil para realizar su tesis. No son raros ese tipo de anuncios. Un día son mujeres menopáusicas, otro, personas políglotas… El método más tradicional suele ser el más directo y efectivo para conseguir el objetivo: un letrero en una farola o en una pared, y a esperar pacientemente.
Sin embargo, fuentes universitarias consultadas por IDEALadmiten que lo que ya no es tan normal es que exista una gratificación para los que acepten participar en la experiencia. Pero, claro, es que el ensayo tampoco es demasiado habitual. Los especialistas en drogodependencias saben que, en su campo, no es fácil conseguir voluntarios para una pesquisa científica. Pedir colaboración a un adicto a la cocaína, aunque sea de fin de semana, no es sencillo.
En este sentido, el modesto estipendio estaría justificado. En cuanto a su origen, el dinero el dinero sale de la partida asignada al proyecto de investigación en cuestión.
La vicerrectora de Investigación de la Universidad granadina, María Dolores Suárez, confirmó a este periódico «normalmente no se paga» a las personas que participan en una investigación, aunque hay excepciones para sufragar los desplazamientos.
Por lo demás, Suárez, insistió en que todos los gastos, por muy menudos que sean, deben estar justificados . «Está todo absolutamente controlado». También advirtió de que el comité de ética «es muy estricto» cuando un un estudio necesita del concurso de personas.
Dos días y sin análisis
Aparte de la gratificación –10 o 20 euros, pero, en cualquier caso, una cantidad humilde–, los promotores de la investigación ofrecen –no podía ser de otra forma– confidencialidad a manos llenas. «Todos los datos se destruyen cada semana. El anonimato está garantizado».
Quien cumpla los requisitos –el fundamental es ser consumidor de cocaína de fin de semana– no deberá someterse a ninguna prueba médica. Al parecer, se había corrido la voz de que los voluntarios tenían que hacerse análisis de sangre –se supone que para demostrar que, efectivamente, son consumidores de ‘coca’–. No es cierto. La persona que quiera participar tiene que pasarse un par de días por la Facultad de Psicología para rellenar unos test y poco más.
Según la propia web, «esta investigación está encaminada a observar los efectos de esta sustancia –la cocaína– sobre los procesos cognitivos», sobre la forma en que adquirimos e interiorizamos conocimientos.
«El consumo de cocaína se ha disparado en la última década en Europa, ha bajado el precio de ésta, por lo que no es una droga de élite», agrega la página.
Los expertos de la Universidad de Granada destacan en este sentido que, paulatinamente, ha ido consolidándose un nuevo perfil de adicto: los llamados «consumidores recreativos», aquellos que ‘se meten’ solo cuando salen de fiesta. «Nuestra meta es desvelar cuales son los problemas cognitivos a largo plazo del consumo recreativo de cocaína. Nuestro objetivo es medir los efectos del uso recreativo de la cocaína. El proyecto forma parte de una investigación conjunta de la Universidad de Granada y la Universidad de Leiden (Países Bajos)», aclara la propia página de Internet la paternidad del experimento.
¿Y cómo ha funcionado hasta ahora la singular ‘campaña de captación’? Pues no demasiado bien, según admiten sus promotores. «Han llamado muy pocos», dicen.
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