La combinación de sol, alcohol y tabaco puede ser una mezcla letal a la larga. Así lo señala el radiólogo e investigador de la Universidad de Granada (UGR) Nicolás Olea tiene claro es que esta combinación provoca muchas muertes entre la población andaluza.
Según sostiene Olea, en un estudio hecho público por la Fundación Descubre, la comunidad autónoma andaluza está a la cabeza de Europa en cánceres de vías aerodigestivas superiores, tales como el de lengua, mejilla, laringe, faringe y orofaringe o labio por factores de riesgo como el sol, el tabaco o el alcohol. Asimismo, el investigador añade que la exposición química en provincias como Almería, Huelva, Cádiz o Sevilla, incrementa el riesgo de padecer tumores de vejiga y pulmón.
En este sentido, el radiólogo de la UGR resalta la importancia de la «localización geográfica» para dilucidar el tipo de cáncer que puede predominar en una zona, de lo que pone como ejemplo el de mama, que suele darse con más frecuencia en las grandes ciudades al estar relacionado con la calidad de vida.
La exposición del feto
Según los estudios realizados por el grupo de investigación del doctor Olea, entre los factores de riesgo más importantes para desarrollar enfermedades el momento de la exposición a ciertos productos químicos, lo que se denomina ‘the windows of exposure’ o las ventanas de exposición. Según los estudios realizados por su grupo de trabajo, estos investigadores sospechan que las exposiciones del embrión y feto durante el embarazo y primera infancia son especialmente peligrosas, ya que «las exposiciones tempranas en momentos críticos son las más importantes, las tardías no son tan definitivas». Así, la ventana de exposición temprana, desde prácticamente la concepción de una vida hasta la primera infancia, aumenta el riesgo de enfermedad, aunque ésta «aparece cuando tiene que aparecer», puntualiza el radiólogo.
El radiólogo pone como ejemplo la hambruna que se produjo en Dinamarca durante la II Guerra Mundial, cuando los supervivientes perdieron un tercio de su peso durante 12 o 14 meses o lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, donde las chicas que se expusieron a la radiación ionizante con 11 años sufrieron un aumento exponencial del cáncer de mama a los 50.
Cultura de la prevención
El investigador de la Universidad de Granada hace especial hincapié en la necesidad de instaurar en España una mayor cultura de prevención, sobre todo en el ámbito sanitario. Olea critica que la prevención en la medicina es «anecdótica» y que con la crisis, «como somos pobres, hay una mayor permisividad que permite hacerlo todo».
En referencia a este aspecto, el investigador pone como ejemplo la campaña contra el tabaquismo o las acciones para la desaparición de las gasolinas con plomo.
En el estudio de plomo en placenta que hizo su equipo de investigación, descubrieron que en 2001 el 30% de las placentas estudiadas en mujeres contenían plomo mientras que, tras su prohibición en las gasolinas, en 2007 este porcentaje disminuyó hasta un 1%. «El efecto de la prohibición de gasolinas de plomo ha hecho que este elemento químico en los niños sea casi no detectable», apostilla.